Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Burbuja | Financiera | Ideología | Redes Sociales | web | Reflexiones
El diccionario las delimita haciendo hincapié en dos acepciones, relacionada una con su propensión a elevarse y la otra, con una inevitable idiosincrasia tendente al aislamiento

Burbujas

|

Burbujas. El diccionario las delimita haciendo hincapié en dos acepciones, relacionada una con su propensión a elevarse y la otra, con una inevitable idiosincrasia tendente al aislamiento. Las hay de distintos tipos. Están las financieras, fuente de muchas zozobras y adversidades y resultado de un tipo de práctica que se ha dado en llamar especulativa. Discurrimos, desde este punto de vista, sobre burbujas como la de los activos tóxicos, que explosionó en 2008, o la de las empresas “punto.com”, pero las hay más antiguas, y entre ellas se suele destacar la de los tulipanes, allá por el siglo XVII, que cumple con todos los requisitos propios del fenómeno.


Hay también burbujas ideológicas y culturales, cuya naturaleza viene siendo objeto de discusión y diatriba. Se trataría, en este caso, de pompas individuales, o casi, creadas por complejos algoritmos para cada navegante digital a partir de sus hábitos en la web, ofreciendo, con ello, un entorno propio  que facilita no solo la recepción de publicidad sino también de propaganda y  manipulación política. No hay acuerdo sobre ello, pues en este universo de trincheras cada cual arrima la ascua a su sardina y proyecta la paja sobre los otros, ignorando la viga en el ojo propio.


Parece ser, según una de las partes, que los desarrolladores de las redes nos envuelven en una burbuja tecnológica que nos acompaña, nos guía y nos aísla mientras surcamos mares virtuales, siendo esas pompas, denominadas cámaras de resonancia, el resultado de semejante singladura. No todos comparten el diagnóstico y existen estudios recientes que podrían demostrar que esas burbujas son mucho más pequeñas de lo que pensamos.


Sin duda que se percibe polarización si uno trajina las redes. Pero respecto a este debate, haciendo isomorfismo con las llamadas fiebres especulativas, anteriores algunas a la era industrial, como fue el referido caso de los tulipanes, asimismo el sectarismo precede, con mucho, a las redes y la Web, que no existían, por ejemplo, en el siglo IV, ni en la Edad Media,  ni siquiera en el siglo XX. Ni Hitler, ni Lenin ni Pol Pot necesitaron de ellas para mover acólitos. De acuerdo que los algoritmos y la burbuja de hoy facilitan la labor de los ultramontanos actuales, y de los  liberticidas en general, pero solo son el medio o vehículo de una cualidad preexistente y muy humana:  los amigos del club de la verdad absoluta han existido siempre. Hay que buscarlos, hoy, sobre todo entre los que creen en la mentira como arma revolucionaria, que no son solo los epígonos de Vladimir Ilich, pues los hay también del otro lado del espectro. Y, sobre todo, entre esas élites cuya revolución es otra.


Se pregunta uno, por otra parte, si se conciben esas burbujas como integrantes de un mar de las mismas, flotando todas sea cual sea su idiosincrasia concreta, o si se trata más bien de la Gran Burbuja alimentada por los susodichos algoritmos, con algunas variaciones encaminadas a proporcionar apariencia de pluralismo y tolerando algunas burbujas “malas” como método de contraste. Igual la verdad está ahí fuera, pero no podemos acceder a ella sin salir de nuestra burbuja, muy anterior a nuestra era telemática, aunque reforzada ahora en continuidad y consistencia.

Burbujas

El diccionario las delimita haciendo hincapié en dos acepciones, relacionada una con su propensión a elevarse y la otra, con una inevitable idiosincrasia tendente al aislamiento
Juan Antonio Freije Gayo
viernes, 15 de diciembre de 2023, 11:15 h (CET)

Burbujas. El diccionario las delimita haciendo hincapié en dos acepciones, relacionada una con su propensión a elevarse y la otra, con una inevitable idiosincrasia tendente al aislamiento. Las hay de distintos tipos. Están las financieras, fuente de muchas zozobras y adversidades y resultado de un tipo de práctica que se ha dado en llamar especulativa. Discurrimos, desde este punto de vista, sobre burbujas como la de los activos tóxicos, que explosionó en 2008, o la de las empresas “punto.com”, pero las hay más antiguas, y entre ellas se suele destacar la de los tulipanes, allá por el siglo XVII, que cumple con todos los requisitos propios del fenómeno.


Hay también burbujas ideológicas y culturales, cuya naturaleza viene siendo objeto de discusión y diatriba. Se trataría, en este caso, de pompas individuales, o casi, creadas por complejos algoritmos para cada navegante digital a partir de sus hábitos en la web, ofreciendo, con ello, un entorno propio  que facilita no solo la recepción de publicidad sino también de propaganda y  manipulación política. No hay acuerdo sobre ello, pues en este universo de trincheras cada cual arrima la ascua a su sardina y proyecta la paja sobre los otros, ignorando la viga en el ojo propio.


Parece ser, según una de las partes, que los desarrolladores de las redes nos envuelven en una burbuja tecnológica que nos acompaña, nos guía y nos aísla mientras surcamos mares virtuales, siendo esas pompas, denominadas cámaras de resonancia, el resultado de semejante singladura. No todos comparten el diagnóstico y existen estudios recientes que podrían demostrar que esas burbujas son mucho más pequeñas de lo que pensamos.


Sin duda que se percibe polarización si uno trajina las redes. Pero respecto a este debate, haciendo isomorfismo con las llamadas fiebres especulativas, anteriores algunas a la era industrial, como fue el referido caso de los tulipanes, asimismo el sectarismo precede, con mucho, a las redes y la Web, que no existían, por ejemplo, en el siglo IV, ni en la Edad Media,  ni siquiera en el siglo XX. Ni Hitler, ni Lenin ni Pol Pot necesitaron de ellas para mover acólitos. De acuerdo que los algoritmos y la burbuja de hoy facilitan la labor de los ultramontanos actuales, y de los  liberticidas en general, pero solo son el medio o vehículo de una cualidad preexistente y muy humana:  los amigos del club de la verdad absoluta han existido siempre. Hay que buscarlos, hoy, sobre todo entre los que creen en la mentira como arma revolucionaria, que no son solo los epígonos de Vladimir Ilich, pues los hay también del otro lado del espectro. Y, sobre todo, entre esas élites cuya revolución es otra.


Se pregunta uno, por otra parte, si se conciben esas burbujas como integrantes de un mar de las mismas, flotando todas sea cual sea su idiosincrasia concreta, o si se trata más bien de la Gran Burbuja alimentada por los susodichos algoritmos, con algunas variaciones encaminadas a proporcionar apariencia de pluralismo y tolerando algunas burbujas “malas” como método de contraste. Igual la verdad está ahí fuera, pero no podemos acceder a ella sin salir de nuestra burbuja, muy anterior a nuestra era telemática, aunque reforzada ahora en continuidad y consistencia.

Noticias relacionadas

Llegó el lunes 29 de abril de 2024. Y, como “todo pasa y todo queda”, pasaron los cinco días de la ignominia sanchista y nos quedó Sánchez al desnudo, el Puto Amo (Puente dixit), pero más cateto y dictador que nunca. Me baso, naturalmente, en sus propias manifestaciones de corte tan populista, como las de Maduro, López Obrador y compañía.

En este día dedicado a san José obrero, podemos ver que es modelo para nosotros… ¿como reacciona ante la “duda” de que su esposa María esperaba un hijo? Nos dice escuetamente el Evangelio: “María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto".

El presidente Sánchez ha fundamentado su decisión de continuar al frente del gobierno afirmando que “no supone un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo”. Desde luego, deseamos profundamente que -al expresar la necesidad de un “punto y aparte”- acepta que es necesario, de manera urgente, un cambio que no se limite a reformas cosméticas. ¿Pero qué es punto y aparte para nosotros -para la inmensa mayoría- ante el galopante empobrecimiento que sufrimos?

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto