Una vez sabido que Rajoy ganará las elecciones, el secreto de estas es saber si finalmente habrá sorpasso. Las encuestas, tozudas, lo reclaman para Unidos Podemos, que se apuntan a la moderación si antaño enarbolaban la cal viva como argumento parlamentario.
Han dejado de ser transversales y se han ido a la izquierda a pactar con IU y su bastión el PCE. Pero en su fuero interno y, para lavarse el rojerío, del que quieren aprovechar a sus votantes y nada más, desean lavarse un poco la cara de izquierdas (no podemos olvidar que en las anteriores elecciones decían que iban al centro) y han encontrado la piedra filosofal en la socialdemocracia.
¡Eureka! Ahora somos socialdemócratas. Y quieren que sea socialdemócrata hasta el mismísimo Jesucristo. ¡Ojú! ¡Qué tiempo aquellos cuando Iglesias decía en El gato al agua que era más comunista que Caperucita Roja!
Pablo Iglesias, a día de hoy, es más socialdemócrata que Olof Palme. Él, cuando tan solo hace unos meses decía que era comunista y después de centro, cuando su grupo está en el Parlamento Europeo dentro de la Izquierda Europeo… De pronto, para lavarse el rojerío de los rojos del PCE de toda la vida (tan consecuentes siempre, menos ahora), dice que es socialdemócrata. Garzón, su compañero de viaje, ha salido al quite afirmando que él es comunista a mucha honra. ¿Comunistas, socialdemócratas? Es lo que toca ahora jugar: atraer al electorado tradicional del PSOE que anda bastante despistado jugando a un liberalismo atroz de nuevo cuño.
Como a Iglesias esta alianza con IU le genera una pérdida de votos por un extremo, se descuelga con la moderación socialdemócrata y, en un ataque de revisionismo histórico, dice sin ningún pudor que hasta Carlos Marx y Engels eran socialdemócratas. Hay que recordar a Pablo Iglesias que no se puede falsear la historia, que Marx y Engels crearon el Manifiesto Comunista, que Marx y Engels fueron consecuentes en una época en que el comunismo ya había dado señales de vida y era una liberación. Decían Marx y Engels: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han unido en una Santa Alianza para acorralar a ese fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales de Francia y los polizontes de Alemania”.
¡Menudo socialdemócrata era Marx! ¿Y adónde nos lleva todo esto? Al poder. Al asalto a los cielos. Es lo único que interesa. Pero está claro que Iglesias no será nunca presidente si no pacta consigo mismo, o sea, con la socialdemocracia; o sea, con la casta; o sea, con el PSOE.
¡Qué maravilloso nudo gordiano! Por lo pronto, el catálogo Ikea-Podemos está disponible.