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Nuestros partidos, los de la “casta”, han generado en ocasiones una partitocracia nefasta. Pero hay nuevas formas que repiten los viejos vicios. No todo lo que se llama nuevo lo es efectivamente. Puede además crecer un justicialismo nada sano.
Dentro del Estado de Derecho también tenemos que admitir cierta dosis de imperfección. De otro modo, es fácil que proliferen profetas de lo perfecto y de lo puro, que lo son solo en provecho propio.
’A porta gayola’. Entre taurinos, forma de recibir al toro cuando sale al ruedo. Wikipedia añade que es el lance en el que el torero espera al toro de rodillas enfrente de la puerta de toriles; antes de que el animal salga, y cuando se produce la embestida, lo burla con una larga cambiada. Espectacular y peligrosa, pues el animal puede salir deslumbrado y arrollar al torero sin ver ni obedecer al capote.
Vivimos en un país cainita que lleva toda la vida con sus habitantes tirándose los trastos a la cabeza. Desde que dimos el vuelco hacia la democracia, ya hace casi setenta años, vivimos en un ambiente político que se preocupa más de resaltar lo que nos separa, que de poner en marcha lo que nos une.
Está visto que nos necesitamos unos a otros. Además, cuidado con la hoguera que actives contra tu análogo, no sea que se extienda el fuego contra ti mismo. Al mismo tiempo, custodia tu codicia, puedes ascender pero también descender hasta arrastrarte. Únicamente quien sabe preservar lo ajeno puede salvaguardar lo propio.
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