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No debemos tener temor al futuro sino a los “conquistadores fraudulentos” del ser humano, de su voluntad, de su independencia...

La universalidad del ser humano

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Con todo respeto al desarrollo de la IA, desde la ignorancia, sospecho que ciertos aspectos de la misma van probándose a través de los posibles mecanismos electorales y su influencia directa o indirecta en las voluntades de los gobernantes y en la de sus votantes.


¿Qué ocurre en la mente humana, que siendo experimentada conocedora de las barbaridades que las guerras, de origen diverso, han impregnado la vida personal y social del hombre, es capaz de generar poco a poco las bases para nuevos enfrentamientos sociales más dañinos que los anteriores?


El “mantenimiento” de las estructuras sociales, capaces de componer los diversos puzles en los que cada pieza debe estar situada en el lugar adecuado de la figura (sistema) y con la forma geométrica correspondiente, es todo un proceso que determinadas esferas sociales van generando para que la “convivencia” cuadre con los intereses de los poderes fácticos.


La IA, interactiva, incontrolable, de momento, por la generalidad de las sociedades multiusos al servicio de lo que llamamos o conocemos como “establishment”, orden consolidado, sistema imperante, statu quo en materia de ordenación política, económica y social de un país.


Comenzaremos a creernos seres superiores, no por el grado intelectual, sino por la “productiva” utilización de la IA, siempre controlada por las estructuras antes referidas. Creeremos medir a Dios, despreciaremos como inferior al ser humano que se encuentre fuera de la órbita de la IA. Todo ello sin ni siquiera saber los “por qué” y las “causas intrínsecas” del desarrollo del universo en su conjunto: tierra, agua y vida.


No debemos tener temor al futuro sino, más bien, a los “conquistadores fraudulentos” del ser humano, de su voluntad, de su independencia y en definitiva de sus sueños personales.


Como creyente, miro también la DUDA me corroe; salgo a la calle y su realidad acrecienta mis inquietudes. Sólo me tengo a mí mismo: lloro y entre lágrimas que no me dejan ver, le pido al Señor que ayude mi FE... solo, creo no poder seguir...  

La universalidad del ser humano

No debemos tener temor al futuro sino a los “conquistadores fraudulentos” del ser humano, de su voluntad, de su independencia...
Ángel Alonso Pachón
viernes, 19 de mayo de 2023, 08:57 h (CET)

Con todo respeto al desarrollo de la IA, desde la ignorancia, sospecho que ciertos aspectos de la misma van probándose a través de los posibles mecanismos electorales y su influencia directa o indirecta en las voluntades de los gobernantes y en la de sus votantes.


¿Qué ocurre en la mente humana, que siendo experimentada conocedora de las barbaridades que las guerras, de origen diverso, han impregnado la vida personal y social del hombre, es capaz de generar poco a poco las bases para nuevos enfrentamientos sociales más dañinos que los anteriores?


El “mantenimiento” de las estructuras sociales, capaces de componer los diversos puzles en los que cada pieza debe estar situada en el lugar adecuado de la figura (sistema) y con la forma geométrica correspondiente, es todo un proceso que determinadas esferas sociales van generando para que la “convivencia” cuadre con los intereses de los poderes fácticos.


La IA, interactiva, incontrolable, de momento, por la generalidad de las sociedades multiusos al servicio de lo que llamamos o conocemos como “establishment”, orden consolidado, sistema imperante, statu quo en materia de ordenación política, económica y social de un país.


Comenzaremos a creernos seres superiores, no por el grado intelectual, sino por la “productiva” utilización de la IA, siempre controlada por las estructuras antes referidas. Creeremos medir a Dios, despreciaremos como inferior al ser humano que se encuentre fuera de la órbita de la IA. Todo ello sin ni siquiera saber los “por qué” y las “causas intrínsecas” del desarrollo del universo en su conjunto: tierra, agua y vida.


No debemos tener temor al futuro sino, más bien, a los “conquistadores fraudulentos” del ser humano, de su voluntad, de su independencia y en definitiva de sus sueños personales.


Como creyente, miro también la DUDA me corroe; salgo a la calle y su realidad acrecienta mis inquietudes. Sólo me tengo a mí mismo: lloro y entre lágrimas que no me dejan ver, le pido al Señor que ayude mi FE... solo, creo no poder seguir...  

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