Como sucedía con aquel dinosaurio de Augusto Monterroso, al despertar de cada día, topamos de nuevo con las cargas habituales de los avatares cotidianos. Con el indiscutible sentido de la IDENTIDAD propia, aunque no la sepamos explicar muy bien; con el regusto de haber acudido a múltiples reclamos, de innumerables idas y venidas, de acciones u omisiones. Perdidos o hallados, según la visión de cada cual; expuestos también a las interpretaciones de los demás. Es el dilema constante de qué lugar ocupamos y en qué dirección apuntamos; nunca resuelto del todo, por lo que somos caminantes sin reposo.
El tiempo nos supera, bien por que circulemos lentos o por la indecisión derivada del insuficiente conocimiento. Nos inquieta la ausencia propia en aquellos asuntos o lugares a los cuales no accedemos a tiempo. Peor aún, si estando allí, la desorientación bloquea los intentos de actuación. Y todavía peor, en el caso de acciones efectuadas de manera impropia para un ser humano; hubiera sido por una influencias o por otras. Eso sí, el RECORRIDO personal no dispone de sustitutos, es o no es, en un ejercicio responsable, indiferente, defectuoso o depravado, con todos los matices aplicables en cada ocasión.
En las andanzas de cada sujeto, resultan primordiales los acercamientos hacia sus SOLEDADES, con una ida y una vuelta determinantes; recogen la vibración de las intimidades, en un resumen de cuanto constituyó su identidad (Genética, ambientes, subconsciente), en conexión con su experiencia existencial actual. Broncos o suaves, esos elementos interiores generan los impulsos genuinos de esa persona. Asumida esa carga, ya de vuelta podremos dialogar con ella para los proyectos futuros. En el supuesto de su pretendido rechazo por parte del protagonista, no desaparecen, quedan reprimidos, con posibles apariciones impertinentes por no deseadas, en una especie de rebelión difícil de controlar.
Sobre el asunto de esas relaciones, conocemos e intuimos un mapa extenso de posibles repercusiones sobre la convivencia. Apenas logramos un cierto grado de conocimiento respecto de aquellas conexiones subyacentes. Donde parecía lógica la prudencia, no cesan los SOBRESALTOS; imprevistos en unos pocos casos, mal intencionados en reiteradas intervenciones. Tengamos presente la realidad. El trato con el mencionado núcleo vital pasa por individuos ignorantes, necios, alucinados, neuróticos, psicóticos, personas cabales e incluso grandes genios. Con un poquito de atención, los ejemplos son notorios. No será suficiente con su detección, precisaremos de mejores labores creativas para impedir la seriada multiplicación de despropósitos.
Tiene su miga viajera el contraste entre los desplazamientos físicos con respecto a las percepciones obtenidas. La manera de interpretar la MOVILIDAD es curiosa. El sujeto apegado a su lugar de origen, sedentario; con dedicación creativa puede adquirir grandes visiones de las gentes muy alejadas; eso se decía de Pablo Neruda. En el reverso, son legión aquellos viajeros incontenibles, que después de enormes recorridos, su mentalidad apenas rozó los ámbitos ajenos, indiferentes a sus peculiaridades; en todo caso, mentalidades inmóviles con piernas inquietas. No siempre actúa uno de la misma forma, la movilidad interior es determinante y la versión particular nos define.
En las correrías emprendidas compiten las inquietudes acuciantes con los olvidos impensables; en un DESDOBLAMIENTO identitario, inconveniente para la vida comunitaria. Lo vemos en los conflictos familiares, gestión de los cargos públicos o labores profesionales. La inquietud tiende a la polarización obsesiva detrás de los beneficios propios. Los olvidos se multiplican en cuanto contemplamos las atenciones a los demás. Esta disociación suele conducirnos por los caminos de desencuentros, de conexiones intrincadas.
Como cualquier caminante que se precie como BUSCADOR de hallazgos significativos, en dicho recorrido recogen múltiples revelaciones, asimiladas o despreciadas tras su valoración; no será el senderista rutinario por trochas excesivamente estructuradas por otros diseñadores. Encuentran mitos sensacionales, del amor o de la belleza, junto a pretendidos mitos fabricados con abundantes necedades, planeados por gente manipuladora. Sueños limpios, diferenciados de las aspiraciones lastradas por la estupidez avasalladora. Rasgos subconscientes indomeñables, pero relacionados con la conducta de cada individuo. Así como, características fraguadas desde sus ancestros, sin la medida exacta de sus proporciones. Grandes desafíos.
Encontramos novedades en un muestrario inagotable plagado de cambios y sorpresas. Aunque, pronto nos damos cuenta, en la selección de los hallazgos influye primordialmente la actitud de quien busca, sus características personales. Provocan el SESGO del observador, de presencia obligada. Alguien diría que ve únicamente lo que quiere ver, sus deseos matizados. Estos ejercen una gran presión sobre las percepciones, potencian la atención en ese sentido. Si bien, el resto de condicionamientos son importantes, por llamativos o ineludibles. Por eso, he visto, encontré, no equivalen a existencias reales en exclusiva; las perspectivas se suceden a lo largo de las andanzas, sin limitaciones foráneas y, sobre todo, sin imposiciones.
Mucho viajamos, al menos en muchas ocasiones, por fuera de los contornos de la propia personalidad, en una clara disociación entre lo que somos y los caminos emprendidos. Sólo así explicaríamos las numerosas prácticas disgregadoras efectuadas. Vienen a ser un auténtico EXILIO existencial, rayano en la neurosis radical; huimos del núcleo personal, divagamos por componendas extrañas. Con tres pilotos de alarma encendidos. Cuando escapamos por agotamiento, desesperación e incluso suicidios. A través de los aires obsesivos, centrados en quién sabe qué intereses, desligados de las cualidades propias y de las necesidades ajenas. Sin olvidar la enajenación acentuada por las drogas e ideologías estupefacientes.
La narración de cada viaje, esos verdaderos cuentos, los contará cada cual en versiones privadas o públicas, con enfoques variopintos acogidos a valoraciones muy peculiares. Desde fuera podrían elaborarse relatos de mucha estética y erudición, o de pocas luces; sin embargo, la autenticidad sobreviene en exclusiva de la raigambre íntima. Los silenciamientos, deformaciones y falsedades, acechan al ritmo de perspectivas, ignorancias y conocimientos; Pero no hay una única posibilidad, contribuyen al PLURALISMO enervante, al tiempo que representativo de la vida. Cada uno viaja con sus alforjas.
Shekaspeare versificó en torno a si maduramos o si nos pudrimos en la evolución de la existencia. ¿Alguién sabrá la respuesta? Esa distinción es un entretenimiento más. Por que, ¿Para qué maduramos? ¿En qué sentido podridos? ¿A qué consideramos estar en sazón? Habremos aclarado la cuestión, cada uno dispone de su relato como una RESISTENCIA ante los abundantes cuentistas con intenciones aviesas de suplantarnos. ¿Resistiremos sus embates?