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Opinión
Etiquetas | Banco de España | Gobernador | PENSIONES | Economista | José Luis Escrivá
Si hubiera una auténtica democracia en España se le exigiría responsabilidad, y deberían pedir su cese inmediato

El gobernador del Banco de España engaña a los españoles cuando habla de pensiones

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El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, dijo en enero de 2022 que la inflación en España se situaría a finales de ese año “por debajo del 2%”. En realidad, en diciembre de ese año fue del 5,7%. El gobernador, o bien no tenía la más remota idea de lo que estaba pasando en la economía española o, si lo sabía y dijo otra cosa, engañó a los españoles.


Ambas posibilidades son vergonzosas. ¿Cuánto duraría en una empresa normal y corriente un directivo que se hubiera equivocado de esa forma a la hora de estimar la evolución de la variable más decisiva, la única de la que tuviera que estar pendiente y de la que dependiera el futuro inmediato del negocio?


En el caso del gobernador, su tarea fundamental es prevenir la inflación y frenarla, y a la vista está su desconocimiento, su despiste atroz, la fenomenal equivocación cometida. ¿Por qué nadie le pide cuentas? ¿Por qué no se le cesa? ¿Se dejaría que siguiera como capitán de un barco quien fuera tan incapaz de percatarse del peligro, quien tuviese una idea tan equivocada del rumbo y las condiciones en que se lleva a cabo la navegación?


Lo sorprendente ni siquiera es eso. Lo verdaderamente increíble es que Hernández de Cos siga haciendo creer a los españoles que conoce el futuro, lo que va a pasar, cuando se equivoca tan manifiestamente a la hora de percatarse de lo qué tiene delante.


Ahora, el gobernador carga contra el gobierno diciendo que la reforma propuesta en nuestro sistema de pensiones es insostenible, es decir, que no se podrá financiar en los próximos treinta o cuarenta años.


¿Se dan cuenta de la desfachatez que hay que tener para que una persona que se equivoca garrafalmente sobre la evolución en los próximos meses de la materia que es de su estricta competencia, en lo que se supone que es lo que tiene que saber, diga a las demás que sabe lo que va a suceder en las próximas décadas con asuntos que no le competen? ¿Cómo es posible que un conductor que no ve lo que tiene a un palmo de sus narices y choque constantemente con su vehículo le diga a los demás por dónde y cómo tienen que circular?


El gobernador del Banco de España no sólo se ha mostrado como manifiestamente incompetente a la hora de contemplar y resolver el problema cuya solución se le encomienda, las subidas de precios. Además, vuelve a engañar a los españoles haciéndoles creer que sabe que las pensiones públicas no se van a poder financiar en las próximas décadas.


Ni el Banco de España, ni los economistas que lo han intentado para justificar sus amenazas de insostenibilidad, han acertado nunca, es decir, ni una sola vez, en sus previsiones sobre la evolución a corto, medio o largo plazo de la población, la productividad, el empleo, el crecimiento del PIB o la distribución de la renta que son las variables de las que depende el equilibrio financiero de un sistema público de pensiones como el nuestro. Siempre que hablan lo hacen pontificando como si fuesen sabios dueños de la verdad, pero lo cierto es que todas las veces que han asegurado saber lo que iba a ocurrir en el futuro con las pensiones en España se han equivocado, exactamente lo mismo que pasó al gobernador el año pasado con la inflación.


Hernández de Cos es uno más de los economistas que, como bien ha dicho el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, llevan veinte años equivocándose en sus predicciones sobre las pensiones. No han acertado ni en uno solo de los escenarios que han diseñado en los distintos modelos que han elaborado siempre con un mismo fin: convencer a la gente de que las pensiones públicas son insostenibles y que, por tanto, hay que fomentar el ahorro privado en la banca. Justamente, quien ha financiado la elaboración de esos modelos y estudios.


El gobernador del Banco de España está engañando una vez más a los españoles haciéndoles creer que él, su institución o los economistas que vienen diciendo lo mismo, pueden saber qué ocurrirá con nuestras pensiones en las próximas décadas. Es un hecho que engaña por dos razones evidentes. La primera es que, como he dicho, para saberlo tendría que conocerse qué va a ocurrir con unas variables cuya evolución es materialmente imposible de predecir. No se ha podido conocer cuando se analiza sin prejuicios y mucho menos cuando se ha hecho partiendo de hipótesis sesgadas porque se tienen intereses inconfesables, como ocurre con los informes pagados por los bancos. Es un hecho que se puede comprobar fácilmente leyéndolos, en este último caso, o comprobando las enormes diferencias y errores de estimación que hay en las proyecciones de largo plazo realizadas incluso por los centros de investigación u oficinas estadísticas nacionales o internacionales más reconocidos.


La segunda razón que muestra que el gobernador del Banco de España engaña a los españoles es que la sostenibilidad de las pensiones públicas no depende solamente del equilibrio financiero entre el gasto y los ingresos por cotizaciones sociales. Depende también de decisiones políticas, concretamente, de que se quieran financiar con impuestos adicionales a las cotizaciones sociales, o no. Algo que igualmente es completamente impredecible.


Si hubiera una auténtica democracia en España se le exigiría responsabilidad al gobernador y las fuerzas política no comprometidas con los intereses de la banca privada, a cuyo beneficio se pronuncia Hernández de Cos, deberían pedir su cese inmediato.

El gobernador del Banco de España engaña a los españoles cuando habla de pensiones

Si hubiera una auténtica democracia en España se le exigiría responsabilidad, y deberían pedir su cese inmediato
Juan Torres López
martes, 4 de abril de 2023, 10:02 h (CET)

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, dijo en enero de 2022 que la inflación en España se situaría a finales de ese año “por debajo del 2%”. En realidad, en diciembre de ese año fue del 5,7%. El gobernador, o bien no tenía la más remota idea de lo que estaba pasando en la economía española o, si lo sabía y dijo otra cosa, engañó a los españoles.


Ambas posibilidades son vergonzosas. ¿Cuánto duraría en una empresa normal y corriente un directivo que se hubiera equivocado de esa forma a la hora de estimar la evolución de la variable más decisiva, la única de la que tuviera que estar pendiente y de la que dependiera el futuro inmediato del negocio?


En el caso del gobernador, su tarea fundamental es prevenir la inflación y frenarla, y a la vista está su desconocimiento, su despiste atroz, la fenomenal equivocación cometida. ¿Por qué nadie le pide cuentas? ¿Por qué no se le cesa? ¿Se dejaría que siguiera como capitán de un barco quien fuera tan incapaz de percatarse del peligro, quien tuviese una idea tan equivocada del rumbo y las condiciones en que se lleva a cabo la navegación?


Lo sorprendente ni siquiera es eso. Lo verdaderamente increíble es que Hernández de Cos siga haciendo creer a los españoles que conoce el futuro, lo que va a pasar, cuando se equivoca tan manifiestamente a la hora de percatarse de lo qué tiene delante.


Ahora, el gobernador carga contra el gobierno diciendo que la reforma propuesta en nuestro sistema de pensiones es insostenible, es decir, que no se podrá financiar en los próximos treinta o cuarenta años.


¿Se dan cuenta de la desfachatez que hay que tener para que una persona que se equivoca garrafalmente sobre la evolución en los próximos meses de la materia que es de su estricta competencia, en lo que se supone que es lo que tiene que saber, diga a las demás que sabe lo que va a suceder en las próximas décadas con asuntos que no le competen? ¿Cómo es posible que un conductor que no ve lo que tiene a un palmo de sus narices y choque constantemente con su vehículo le diga a los demás por dónde y cómo tienen que circular?


El gobernador del Banco de España no sólo se ha mostrado como manifiestamente incompetente a la hora de contemplar y resolver el problema cuya solución se le encomienda, las subidas de precios. Además, vuelve a engañar a los españoles haciéndoles creer que sabe que las pensiones públicas no se van a poder financiar en las próximas décadas.


Ni el Banco de España, ni los economistas que lo han intentado para justificar sus amenazas de insostenibilidad, han acertado nunca, es decir, ni una sola vez, en sus previsiones sobre la evolución a corto, medio o largo plazo de la población, la productividad, el empleo, el crecimiento del PIB o la distribución de la renta que son las variables de las que depende el equilibrio financiero de un sistema público de pensiones como el nuestro. Siempre que hablan lo hacen pontificando como si fuesen sabios dueños de la verdad, pero lo cierto es que todas las veces que han asegurado saber lo que iba a ocurrir en el futuro con las pensiones en España se han equivocado, exactamente lo mismo que pasó al gobernador el año pasado con la inflación.


Hernández de Cos es uno más de los economistas que, como bien ha dicho el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, llevan veinte años equivocándose en sus predicciones sobre las pensiones. No han acertado ni en uno solo de los escenarios que han diseñado en los distintos modelos que han elaborado siempre con un mismo fin: convencer a la gente de que las pensiones públicas son insostenibles y que, por tanto, hay que fomentar el ahorro privado en la banca. Justamente, quien ha financiado la elaboración de esos modelos y estudios.


El gobernador del Banco de España está engañando una vez más a los españoles haciéndoles creer que él, su institución o los economistas que vienen diciendo lo mismo, pueden saber qué ocurrirá con nuestras pensiones en las próximas décadas. Es un hecho que engaña por dos razones evidentes. La primera es que, como he dicho, para saberlo tendría que conocerse qué va a ocurrir con unas variables cuya evolución es materialmente imposible de predecir. No se ha podido conocer cuando se analiza sin prejuicios y mucho menos cuando se ha hecho partiendo de hipótesis sesgadas porque se tienen intereses inconfesables, como ocurre con los informes pagados por los bancos. Es un hecho que se puede comprobar fácilmente leyéndolos, en este último caso, o comprobando las enormes diferencias y errores de estimación que hay en las proyecciones de largo plazo realizadas incluso por los centros de investigación u oficinas estadísticas nacionales o internacionales más reconocidos.


La segunda razón que muestra que el gobernador del Banco de España engaña a los españoles es que la sostenibilidad de las pensiones públicas no depende solamente del equilibrio financiero entre el gasto y los ingresos por cotizaciones sociales. Depende también de decisiones políticas, concretamente, de que se quieran financiar con impuestos adicionales a las cotizaciones sociales, o no. Algo que igualmente es completamente impredecible.


Si hubiera una auténtica democracia en España se le exigiría responsabilidad al gobernador y las fuerzas política no comprometidas con los intereses de la banca privada, a cuyo beneficio se pronuncia Hernández de Cos, deberían pedir su cese inmediato.

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