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Tres meses y seguimos sin Gobierno

Mariano Rajoy a verlas venir

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Los resultados electorales del 20 de Diciembre sorprendieron a más de uno, sorpresivamente el Partido Popular volvió a ganar las elecciones a pesar del desastre que durante cuatro años ha sido el Gobierno presidido por Mariano Rajoy. El PSOE obtuvo el peor resultado de su historia, y así y todo fue el segundo partido más votado, PODEMOS junto con sus confluencias, a las que engañaron prometiendo un grupo propio en el Congreso cuando según el Reglamento no se podía conseguir sin la aquiescencia del resto de partidos, quedó lejos de sus expectativas y Ciudadanos a pesar de que obtuvo sus mejores resultados no llegó a la cifra de diputados que las encuestas les vaticinaba. Unos resultados que la misma madrugada del 20-D auguraban una difícil situación para llevar a alguno de los partidos en liza a la Moncloa.

Ya llevamos más de cien días sin Gobierno y el país sigue andando, las primeras consultas del rey Felipe VI con los líderes políticos no llegaron a buen puerto y hubo que realizar una segunda ronda en la que Mariano Rajoy, intentando ganar tiempo y esperando que la Corona se pusiera de su lado, no quiso presentarse a una sesión de investidura alegando no contar con los apoyos suficientes para ganar las votaciones. Finalmente fue encargado de intentar formar Gobierno y presentarse ante el Congreso para ser investido Presidente fue el líder socialista, Pedro Sánchez, que de esta manera intentaba ganar tiempo ante el acoso y derribo al que se está viendo sometido por parte de la presidenta de la Junta de Andalucía.

Las matemáticas son una ciencia exacta y la suma de votos de sus señorías tampoco da para que el líder socialista sea investido Presidente a no ser que a los votos afirmativos de sus conmilitones del PSOE añada los de los diputados de PODEMOS, IZQUIERDA UNIDA, COMPROMIS y los de las señorías llegadas desde Catalunya encuadradas en las formaciones partidarias de la independencia. Esta que parecía ser la solución ideal para que España tuviera un Gobierno de progreso y capaz de cambiar más de una de las leyes debidas a la mayoría parlamentaria de la muchachada de la gaviota. Pero los llamados “barones” de la socialdemocracia han negado, no tres veces como San Pedro, sino muchas más cualquier amago de ampararse en los votos del independentismo catalán para llegar a la Presidencia del Consejo de Ministros.

Y en un ejercicio de funambulismo político Pedro Sánchez se aferró, cual amante sin otra solución, al brazo de Albert Ribera firmando un pacto contra natura y que si sigue adelante mucho me temo deje a la socialdemocracia mucho más maltrecha y hecha unos zorros de lo que actualmente está. C’s es un partido nacido del odio contra todo lo que pueda sonar a catalán, un partido que en el País Valencià ha llamado “aldeanos” a quienes hablan la lengua del país, un partido que quiere acabar con la inmersión lingüística que lleva años educando a los niños catalanes, en fin Pedro Sánchez nos quiere hacer creer que C’s es un partido de centro cuando es un partido cuya única ideología es la escalada del poder.

En principio Pablo Iglesias proponía como una línea roja inexpugnable y como condición inexcusable para apoyar al líder socialdemócrata la convocatoria de un referéndum en Catalunya, a lo cual por activa y por pasiva se han venido negando los barones del puño abierto y la rosa marchita. Actualmente el líder de la formación lila ha rebajado sus presupuestos y el referéndum ya no parece figurar como condición imprescindible. Es lo que tiene el refrán de “prometer hasta meter y una vez metido nada de lo prometido”.

Así que no se extrañen si de la conversación que hoy tendrán Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sale un acuerdo para formar un tripartito en el que también figuraría Albert Ribera con sus C’s. En política todo es posible y la cultura del pacto es habitual en otras naciones, pero aquí el peligro está en que con tanto ceder la izquierda se quede como aquel gallo que en Morón se quedó “sin plumas y cacareando”. El PSOE ya tiene experiencia en este tipo de componendas llevadas a cabo por miedo a la derecha, que se miren en sus conmilitones valencianos que desde el poder fueron achantándose y cediendo ante las exigencias de la derecha valenciana, esa derecha que ha llevado el país al caos y la ruina, y fueron perdiendo sábanas en cada colada hasta perder las elecciones y dejar que durante más de veinte años el PP considerara al País Valencià como su cortijo particular.

Este tripartito si se lleva a cabo será un pacto antinatural y a los únicos que puede beneficiar son a los del partido naranja, a Albert Ribera y sus muchachos, a ellos les gustaría más un tripartito con socialistas y PP, pero la muchachada de la gaviota pasa por horas muy difíciles con el conocimiento cada día de un nuevo caso de corrupción y nadie les quiere como partenaires.

A la derecha no hay solución. Y volver a celebrar elecciones tampoco es la solución aunque algunos así lo quieren. El 20-D los electores votaron mayoritariamente por un Gobierno de progreso y eso es lo que llevan ya esperando desde hace tres meses. El país precisa ponerse en marcha e intentar arreglar lo antes posible y en lo que sea posible el desaguisado de Mariano Rajoy y sus ministros. Hay mucho trabajo a hacer, entre ellos derogar leyes como la conocida como “ley mordaza”, una vergüenza en democracia, la reforma laboral, y de una vez por todas olvidarse de salvar a la Banca y salvar a los ciudadanos, que todavía hayan miles de jubilados cobrando poco más de seiscientos euros mensuales es una vergüenza, lo mismo que las demoras en aplicar la Ley de Dependencia. Los ciudadanos quieren un gobierno ya, pero un gobierno que se preocupe de los más necesitados y no esté a las órdenes del IBEX 35 como podría pasar si entra C’s en ese Gobierno o si el mismo se constituye con el apoyo de las fuerzas de la derecha.

Mariano Rajoy a verlas venir

Tres meses y seguimos sin Gobierno
Rafa Esteve-Casanova
miércoles, 30 de marzo de 2016, 00:45 h (CET)
Los resultados electorales del 20 de Diciembre sorprendieron a más de uno, sorpresivamente el Partido Popular volvió a ganar las elecciones a pesar del desastre que durante cuatro años ha sido el Gobierno presidido por Mariano Rajoy. El PSOE obtuvo el peor resultado de su historia, y así y todo fue el segundo partido más votado, PODEMOS junto con sus confluencias, a las que engañaron prometiendo un grupo propio en el Congreso cuando según el Reglamento no se podía conseguir sin la aquiescencia del resto de partidos, quedó lejos de sus expectativas y Ciudadanos a pesar de que obtuvo sus mejores resultados no llegó a la cifra de diputados que las encuestas les vaticinaba. Unos resultados que la misma madrugada del 20-D auguraban una difícil situación para llevar a alguno de los partidos en liza a la Moncloa.

Ya llevamos más de cien días sin Gobierno y el país sigue andando, las primeras consultas del rey Felipe VI con los líderes políticos no llegaron a buen puerto y hubo que realizar una segunda ronda en la que Mariano Rajoy, intentando ganar tiempo y esperando que la Corona se pusiera de su lado, no quiso presentarse a una sesión de investidura alegando no contar con los apoyos suficientes para ganar las votaciones. Finalmente fue encargado de intentar formar Gobierno y presentarse ante el Congreso para ser investido Presidente fue el líder socialista, Pedro Sánchez, que de esta manera intentaba ganar tiempo ante el acoso y derribo al que se está viendo sometido por parte de la presidenta de la Junta de Andalucía.

Las matemáticas son una ciencia exacta y la suma de votos de sus señorías tampoco da para que el líder socialista sea investido Presidente a no ser que a los votos afirmativos de sus conmilitones del PSOE añada los de los diputados de PODEMOS, IZQUIERDA UNIDA, COMPROMIS y los de las señorías llegadas desde Catalunya encuadradas en las formaciones partidarias de la independencia. Esta que parecía ser la solución ideal para que España tuviera un Gobierno de progreso y capaz de cambiar más de una de las leyes debidas a la mayoría parlamentaria de la muchachada de la gaviota. Pero los llamados “barones” de la socialdemocracia han negado, no tres veces como San Pedro, sino muchas más cualquier amago de ampararse en los votos del independentismo catalán para llegar a la Presidencia del Consejo de Ministros.

Y en un ejercicio de funambulismo político Pedro Sánchez se aferró, cual amante sin otra solución, al brazo de Albert Ribera firmando un pacto contra natura y que si sigue adelante mucho me temo deje a la socialdemocracia mucho más maltrecha y hecha unos zorros de lo que actualmente está. C’s es un partido nacido del odio contra todo lo que pueda sonar a catalán, un partido que en el País Valencià ha llamado “aldeanos” a quienes hablan la lengua del país, un partido que quiere acabar con la inmersión lingüística que lleva años educando a los niños catalanes, en fin Pedro Sánchez nos quiere hacer creer que C’s es un partido de centro cuando es un partido cuya única ideología es la escalada del poder.

En principio Pablo Iglesias proponía como una línea roja inexpugnable y como condición inexcusable para apoyar al líder socialdemócrata la convocatoria de un referéndum en Catalunya, a lo cual por activa y por pasiva se han venido negando los barones del puño abierto y la rosa marchita. Actualmente el líder de la formación lila ha rebajado sus presupuestos y el referéndum ya no parece figurar como condición imprescindible. Es lo que tiene el refrán de “prometer hasta meter y una vez metido nada de lo prometido”.

Así que no se extrañen si de la conversación que hoy tendrán Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sale un acuerdo para formar un tripartito en el que también figuraría Albert Ribera con sus C’s. En política todo es posible y la cultura del pacto es habitual en otras naciones, pero aquí el peligro está en que con tanto ceder la izquierda se quede como aquel gallo que en Morón se quedó “sin plumas y cacareando”. El PSOE ya tiene experiencia en este tipo de componendas llevadas a cabo por miedo a la derecha, que se miren en sus conmilitones valencianos que desde el poder fueron achantándose y cediendo ante las exigencias de la derecha valenciana, esa derecha que ha llevado el país al caos y la ruina, y fueron perdiendo sábanas en cada colada hasta perder las elecciones y dejar que durante más de veinte años el PP considerara al País Valencià como su cortijo particular.

Este tripartito si se lleva a cabo será un pacto antinatural y a los únicos que puede beneficiar son a los del partido naranja, a Albert Ribera y sus muchachos, a ellos les gustaría más un tripartito con socialistas y PP, pero la muchachada de la gaviota pasa por horas muy difíciles con el conocimiento cada día de un nuevo caso de corrupción y nadie les quiere como partenaires.

A la derecha no hay solución. Y volver a celebrar elecciones tampoco es la solución aunque algunos así lo quieren. El 20-D los electores votaron mayoritariamente por un Gobierno de progreso y eso es lo que llevan ya esperando desde hace tres meses. El país precisa ponerse en marcha e intentar arreglar lo antes posible y en lo que sea posible el desaguisado de Mariano Rajoy y sus ministros. Hay mucho trabajo a hacer, entre ellos derogar leyes como la conocida como “ley mordaza”, una vergüenza en democracia, la reforma laboral, y de una vez por todas olvidarse de salvar a la Banca y salvar a los ciudadanos, que todavía hayan miles de jubilados cobrando poco más de seiscientos euros mensuales es una vergüenza, lo mismo que las demoras en aplicar la Ley de Dependencia. Los ciudadanos quieren un gobierno ya, pero un gobierno que se preocupe de los más necesitados y no esté a las órdenes del IBEX 35 como podría pasar si entra C’s en ese Gobierno o si el mismo se constituye con el apoyo de las fuerzas de la derecha.

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