La llegada de las nuevas tecnologías a la vida cotidiana ha hecho que los dispositivos
electrónicos y las pantallas intervengan de forma cada vez más activa en la rutina de las
personas. Pero ya no solo en la rutina, sino en sus propios hábitos de vida: mirar el móvil es lo
primero que se suele hacer al levantarse, comprobar las redes sociales una última vez
(retrasando así la hora de sueño) es lo último que se hace antes de dormir… y eso afecta a la
calidad del sueño.
Y es que según un estudio del Instituto Politécnico Rensselaer realizado el pasado año, usar el
móvil antes de acostarse impide a las personas dormir bien, especialmente si son adolescentes
entre 15 y 17 años. La base científica reside en los ritmos circadianos y la melatonina del
cerebro: normalmente, dos horas de dormir, el cerebro la produce para indicarnos que es el
momento de ir a la cama. La intervención de la tecnología se realiza en ese momento: la luz de
las pantallas impide que se cree esa melatonina y, con ello, retrasa la hora del sueño.
Leer un libro antes de apagar la luz y dormir es una práctica que, si bien se sigue realizando, ha
sido modificada con la llegada de los libros electrónicos. La luz que emiten altera la producción
de melatonina y, en consecuencia, el sueño. Por tanto leer desde una tableta, aunque sigue
siendo lectura previa a dormir, empeora la calidad del sueño porque hace que nos quedemos
despiertos hasta más tarde una vez apagada la luz.
Aunque las pantallas pueden ser el gran enemigo del sueño, también pueden ayudar a
conciliarlo. Existen una gran cantidad de aplicaciones que intentan ayudar a conseguir una
buena calidad del sueño o simplemente a conciliarlo, como Relax Melodies, que tiene casi
medio centenar de melodías con las que el usuario puede relajarse fácilmente. Hay algunas
que incluso analizan los ciclos de sueño a modo de estudio.