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Íñigo Urien Azpitarte

Simplemente coherencia

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Que la simplona y acomplejada derecha no sea coherente, decidida y valiente en la defensa de la vida desde su inicio es motivo de deserción de muchos de sus votantes y pensadores, y creo que si siguen así las cosas serán muchos más quienes la abandonen.

Pero la izquierda no es mucho mejor. ¿Cómo es posible que vociferen contra el asesinato de niños en las guerras, alegando la defensa de la vida, cuando vuelven la mirada ante miles de seres humanos despedazados en el vientre materno? ¿Será, acaso, porque estos seres humanos son débiles e indefensos? ¿Será quizás porque hay poder y mucho, mucho dinero de por medio?

La incoherencia de la derecha nace del complejo y de la cobardía. Pero la que existe en la izquierda es también grave y dolorosa por que es la izquierda quien además ha hecho siempre de la defensa del más débil su banderín. ¿Porqué no defiende así al más débil de entre los débiles? ¿Porqué se deja a la mujer sola ante un drama personal, en el que su libertad está tremendamente mediatizada, por no decir ahogada, que le va a provocar, entre otras cosas, mayores tendencias suicidas que si no hubiera abortado (existe un síndrome post-aborto tristemente acallado en la opinión pública uno, solo uno, de cuyos síntomas es el mayor porcentaje de suicidios entre aquellas mujeres que se han sometido a un aborto provocado que entre aquellas que han llevado a término su embarazo).

Incoherentes y cobardes somos todos. Es nuestra obligación moral, porque ningún drama humano nos debe ser ajeno, rechazar, combatir y evitar en la medida de nuestras posibilidades, los asesinatos en las guerras, la muerte de niños por hambre y toda injusticia y mal que conozcamos en cualquier lugar del planeta, pero es también nuestra obligación moral, porque pasa en nuestro país y no en sitios lejanos, defender a los miles, no centenares sino miles, de seres humanos que nunca verán la luz del día y a esas mujeres que se ven abocadas al aborto porque no saben a ciencia cierta qué es lo que supone un aborto provocado.

Simplemente coherencia

Íñigo Urien Azpitarte
Redacción
sábado, 31 de enero de 2009, 08:49 h (CET)
Que la simplona y acomplejada derecha no sea coherente, decidida y valiente en la defensa de la vida desde su inicio es motivo de deserción de muchos de sus votantes y pensadores, y creo que si siguen así las cosas serán muchos más quienes la abandonen.

Pero la izquierda no es mucho mejor. ¿Cómo es posible que vociferen contra el asesinato de niños en las guerras, alegando la defensa de la vida, cuando vuelven la mirada ante miles de seres humanos despedazados en el vientre materno? ¿Será, acaso, porque estos seres humanos son débiles e indefensos? ¿Será quizás porque hay poder y mucho, mucho dinero de por medio?

La incoherencia de la derecha nace del complejo y de la cobardía. Pero la que existe en la izquierda es también grave y dolorosa por que es la izquierda quien además ha hecho siempre de la defensa del más débil su banderín. ¿Porqué no defiende así al más débil de entre los débiles? ¿Porqué se deja a la mujer sola ante un drama personal, en el que su libertad está tremendamente mediatizada, por no decir ahogada, que le va a provocar, entre otras cosas, mayores tendencias suicidas que si no hubiera abortado (existe un síndrome post-aborto tristemente acallado en la opinión pública uno, solo uno, de cuyos síntomas es el mayor porcentaje de suicidios entre aquellas mujeres que se han sometido a un aborto provocado que entre aquellas que han llevado a término su embarazo).

Incoherentes y cobardes somos todos. Es nuestra obligación moral, porque ningún drama humano nos debe ser ajeno, rechazar, combatir y evitar en la medida de nuestras posibilidades, los asesinatos en las guerras, la muerte de niños por hambre y toda injusticia y mal que conozcamos en cualquier lugar del planeta, pero es también nuestra obligación moral, porque pasa en nuestro país y no en sitios lejanos, defender a los miles, no centenares sino miles, de seres humanos que nunca verán la luz del día y a esas mujeres que se ven abocadas al aborto porque no saben a ciencia cierta qué es lo que supone un aborto provocado.

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