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Investigación internacional sobre la planta corona del rey - Real Jardín Botánico-CSIC de Madrid

​Supervivencia y proliferación de la espectacular corona del rey a pesar de los últimos cambios climáticos

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Un estudio internacional que ha contado con la participación de dos investigadores del RJB-CSIC confirma que los Pirineos han permitido la conservación de la espectacular planta llamada corona del rey (Saxifraga longifolia), donde ha sobrevivido desde Cuaternario hasta la actualidad mientras que se ha extinguido en otras zonas de la Península Ibérica.


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Imagen de un ejemplar de la flor de corona del rey. Fotografía: RJB-CSIC


Una majestuosa planta conocida como corona del rey y que hace honor a su nombre común se ve colgada en las rocas entre 500 y 2.600 metros de altitud principalmente en los Pirineos. Mucho más escasa y amenazada está en la cordillera Cantábrica, los montes de Álava, el Moncayo, los puertos de Tortosa-Beceite, la Sierra de Aitana, la Sierra de Baza y el Atlas marroquí.


Lo más bello de la corona de rey es su espectacular floración. La planta “echa el resto” en ella y por ella muere después de vivir en ocasiones más de tres décadas. Antes polinizan sus flores las moscas y abejas, se fecundan los óvulos y un mes después se liberan miles de semillas de pequeño tamaño que, transportadas por el viento, pueden viajar decenas de kilómetros hasta llegar a otro roquedo calizo.


Un equipo investigador internacional, en el que figuran los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Real Jardín Botánico (RJB) de Madrid Fernando Pomeda y Pablo Vargas, ha llevado a cabo el primer estudio de genética de poblaciones que se ha realizado de esta especie en el que se han analizado 160 individuos de 32 poblaciones procedentes de España, Francia y Marruecos.


El estudio “The Pyrenees as a cradle of plant diversity: phylogeny, phylogeography and niche modeling of Saxifraga longifolia”, que acaba de publicarse en la revista Journal of Systematics and Evolution, determina tras el análisis genético que existe una mayor diversidad genética en número de genotipos, es decir de variantes de ADN, en las poblaciones del Pirineo español respecto a otras zonas geográficas en las que vive Saxifraga longifolia. Del mismo modo, tampoco se observó ningún genotipo diferente en el resto de poblaciones ibéricas que no se encontrasen en los Pirineos.


Por estas razones y tras estimar un tiempo antiguo para la formación de todos los genotipos, “consideramos que los Pirineos supusieron un refugio para Saxifraga longifolia durante el periodo geológico del Cuaternario, en los últimos 2,59 millones de años. Para averiguar qué le ocurrió a la distribución de la corona de rey durante el Cuaternario comparamos los cambios en el clima y en la estructura del suelo que sufrió la Península Ibérica y, singularmente, las localidades en las que ha sobrevivido en los últimos periodos glaciares e interglaciares”, señala el investigador Fernando Pomeda.


Colonización de montañas calizas durante las épocas glaciares


El resultado al que han llegado los investigadores es que, “durante las épocas glaciares la corona de rey llegó a colonizar las montañas calizas del norte, este y sur peninsular, valiéndose del corredor de montañas calizas del este ibérico. Y una vez colonizada la Península Ibérica cruzó el mar Mediterráneo llegando al Atlas marroquí, mientras que en las épocas interglaciares se extinguieron casi todas las poblaciones exceptuando las pirenaicas y las africanas”, añade Fernando Pomeda.


Finalmente, en el último millón de años y a partir de las poblaciones pirenaicas de corona de rey, volvió a las montañas del norte, este y sur peninsular de nuevo gracias al corredor de montañas calizas del este ibérico.


El hecho de que este patrón de distribución lo compartan otras especies vegetales como Brachypodium distachyon y Veronica aragonensis, acompañado de más de un centenar de endemismos vegetales presentes en los Pirineos, ha permitido a estos investigadores considerar los Pirineos “como una cuna de diversidad vegetal, la cual actuó como refugio para plantas en condiciones desfavorables en el que sobrevivieron durante cientos de miles de años y desde el que se dispersaron a otras cordilleras en épocas favorables, quedando plasmada esta historia evolutiva en su ADN”, indica el Profesor de Investigación del CSIC en el RJB Pablo Vargas.


Uno de los ejemplos más sorprendentes de estos cambios en el ADN lo encontramos en la población de Saxifraga longifolia de Isaba, en el Pirineo navarro, “ya que al comparar el ADN de sus individuos con los de la población de Fago, en el Pirineo aragonés, separadas por 18 kilómetros en línea recta, encontramos un mayor número de variantes genéticas que si comparamos el ADN de los individuos de Fago con los de las poblaciones del Atlas marroquí”, concluye Pablo Vargas.


Además del Real Jardín Botánico-CSIC, el estudio ha contado con la participación de investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), la Universidad Autónoma de Madrid, la Ecole Nationale Forestière d’Ingénieurs (Salé, Marruecos) y la Universidad de Sevilla.

​Supervivencia y proliferación de la espectacular corona del rey a pesar de los últimos cambios climáticos

Investigación internacional sobre la planta corona del rey - Real Jardín Botánico-CSIC de Madrid
Redacción
martes, 8 de noviembre de 2022, 11:26 h (CET)

Un estudio internacional que ha contado con la participación de dos investigadores del RJB-CSIC confirma que los Pirineos han permitido la conservación de la espectacular planta llamada corona del rey (Saxifraga longifolia), donde ha sobrevivido desde Cuaternario hasta la actualidad mientras que se ha extinguido en otras zonas de la Península Ibérica.


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Imagen de un ejemplar de la flor de corona del rey. Fotografía: RJB-CSIC


Una majestuosa planta conocida como corona del rey y que hace honor a su nombre común se ve colgada en las rocas entre 500 y 2.600 metros de altitud principalmente en los Pirineos. Mucho más escasa y amenazada está en la cordillera Cantábrica, los montes de Álava, el Moncayo, los puertos de Tortosa-Beceite, la Sierra de Aitana, la Sierra de Baza y el Atlas marroquí.


Lo más bello de la corona de rey es su espectacular floración. La planta “echa el resto” en ella y por ella muere después de vivir en ocasiones más de tres décadas. Antes polinizan sus flores las moscas y abejas, se fecundan los óvulos y un mes después se liberan miles de semillas de pequeño tamaño que, transportadas por el viento, pueden viajar decenas de kilómetros hasta llegar a otro roquedo calizo.


Un equipo investigador internacional, en el que figuran los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Real Jardín Botánico (RJB) de Madrid Fernando Pomeda y Pablo Vargas, ha llevado a cabo el primer estudio de genética de poblaciones que se ha realizado de esta especie en el que se han analizado 160 individuos de 32 poblaciones procedentes de España, Francia y Marruecos.


El estudio “The Pyrenees as a cradle of plant diversity: phylogeny, phylogeography and niche modeling of Saxifraga longifolia”, que acaba de publicarse en la revista Journal of Systematics and Evolution, determina tras el análisis genético que existe una mayor diversidad genética en número de genotipos, es decir de variantes de ADN, en las poblaciones del Pirineo español respecto a otras zonas geográficas en las que vive Saxifraga longifolia. Del mismo modo, tampoco se observó ningún genotipo diferente en el resto de poblaciones ibéricas que no se encontrasen en los Pirineos.


Por estas razones y tras estimar un tiempo antiguo para la formación de todos los genotipos, “consideramos que los Pirineos supusieron un refugio para Saxifraga longifolia durante el periodo geológico del Cuaternario, en los últimos 2,59 millones de años. Para averiguar qué le ocurrió a la distribución de la corona de rey durante el Cuaternario comparamos los cambios en el clima y en la estructura del suelo que sufrió la Península Ibérica y, singularmente, las localidades en las que ha sobrevivido en los últimos periodos glaciares e interglaciares”, señala el investigador Fernando Pomeda.


Colonización de montañas calizas durante las épocas glaciares


El resultado al que han llegado los investigadores es que, “durante las épocas glaciares la corona de rey llegó a colonizar las montañas calizas del norte, este y sur peninsular, valiéndose del corredor de montañas calizas del este ibérico. Y una vez colonizada la Península Ibérica cruzó el mar Mediterráneo llegando al Atlas marroquí, mientras que en las épocas interglaciares se extinguieron casi todas las poblaciones exceptuando las pirenaicas y las africanas”, añade Fernando Pomeda.


Finalmente, en el último millón de años y a partir de las poblaciones pirenaicas de corona de rey, volvió a las montañas del norte, este y sur peninsular de nuevo gracias al corredor de montañas calizas del este ibérico.


El hecho de que este patrón de distribución lo compartan otras especies vegetales como Brachypodium distachyon y Veronica aragonensis, acompañado de más de un centenar de endemismos vegetales presentes en los Pirineos, ha permitido a estos investigadores considerar los Pirineos “como una cuna de diversidad vegetal, la cual actuó como refugio para plantas en condiciones desfavorables en el que sobrevivieron durante cientos de miles de años y desde el que se dispersaron a otras cordilleras en épocas favorables, quedando plasmada esta historia evolutiva en su ADN”, indica el Profesor de Investigación del CSIC en el RJB Pablo Vargas.


Uno de los ejemplos más sorprendentes de estos cambios en el ADN lo encontramos en la población de Saxifraga longifolia de Isaba, en el Pirineo navarro, “ya que al comparar el ADN de sus individuos con los de la población de Fago, en el Pirineo aragonés, separadas por 18 kilómetros en línea recta, encontramos un mayor número de variantes genéticas que si comparamos el ADN de los individuos de Fago con los de las poblaciones del Atlas marroquí”, concluye Pablo Vargas.


Además del Real Jardín Botánico-CSIC, el estudio ha contado con la participación de investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), la Universidad Autónoma de Madrid, la Ecole Nationale Forestière d’Ingénieurs (Salé, Marruecos) y la Universidad de Sevilla.

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