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Confieso que me gusta más la música de Pedro Sánchez

La Contrarreforma

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El ímpetu que puso María Dolores de Cospedal para invocar la urgencia de una II Transición, en el marco del inicio de las segundas conversaciones del jefe del Estado con los representantes de los partidos con representación parlamentaria, suena a Contrarreforma. Lo mismo ocurre con el planteamiento para formar el gobierno del “cambio” de Pedro Sánchez. Ambos son conscientes de que el régimen hace aguas y que ya no basta con las Contrarreformas llevadas a cabo por ambos partidos, con el resultado de recortes de derechos ciudadanos y de puestos de trabajo; con desigualdad en los repartos, con intriga, corrupción y con escandaloso aumento de la deuda.

Confieso que me gusta más la música de Pedro Sánchez, aunque no sea más que porque los gobiernos del PSOE han sido más sensibles con los derechos ciudadanos y porque el canto de la Cospedal es más rancio e imponga más solemnidad a los “valores eternos”.

Eso es lo que está en juego, lo que nos ofrecen en este tiempo, para formar gobierno. No olvidemos que los partidos de gobierno pesan, aunque lo hagan menos que en anteriores elecciones. Estamos en la Contrarreforma o fuera de combate.

Yo no veo alternativa en la Contrarreforma y creo que tampoco lo ven Sánchez y muchos miembros de su partido. O el PSOE abandona esa vía, por muchos adeptos y protectores que tenga la misma, o conseguirá un gobierno incapaz de resolver una gravísima situación que requiere instrumentos inexistentes en el régimen.

Hay otras alternativas, claro, como sería el caso de negociar instrumentos para combatir los males que nos aquejan. Pongamos por caso la corrupción. Si esto estuviera entre los objetivos que presenta el PSOE, el partido ya habría dado pasos, como la renuncia de los miembros del mismo” que benefician de privilegios de dudosa justificación, como es el caso de las “puertas giratorias; o reparar las consecuencias de las corrupciones y mostrar los instrumentos tomados para que los hechos no puedan volver a producirse.

Ese es el primer paso que esperamos los ciudadanos de Pedro Sánchez. Así, además, salimos de la Contrarreforma, que ha perpetrado y enriquecido a la Iglesia y alejado tanto a protestantes, ortodoxos y católicos.

La Contrarreforma

Confieso que me gusta más la música de Pedro Sánchez
Carlos Ortiz de Zárate
viernes, 5 de febrero de 2016, 07:59 h (CET)
El ímpetu que puso María Dolores de Cospedal para invocar la urgencia de una II Transición, en el marco del inicio de las segundas conversaciones del jefe del Estado con los representantes de los partidos con representación parlamentaria, suena a Contrarreforma. Lo mismo ocurre con el planteamiento para formar el gobierno del “cambio” de Pedro Sánchez. Ambos son conscientes de que el régimen hace aguas y que ya no basta con las Contrarreformas llevadas a cabo por ambos partidos, con el resultado de recortes de derechos ciudadanos y de puestos de trabajo; con desigualdad en los repartos, con intriga, corrupción y con escandaloso aumento de la deuda.

Confieso que me gusta más la música de Pedro Sánchez, aunque no sea más que porque los gobiernos del PSOE han sido más sensibles con los derechos ciudadanos y porque el canto de la Cospedal es más rancio e imponga más solemnidad a los “valores eternos”.

Eso es lo que está en juego, lo que nos ofrecen en este tiempo, para formar gobierno. No olvidemos que los partidos de gobierno pesan, aunque lo hagan menos que en anteriores elecciones. Estamos en la Contrarreforma o fuera de combate.

Yo no veo alternativa en la Contrarreforma y creo que tampoco lo ven Sánchez y muchos miembros de su partido. O el PSOE abandona esa vía, por muchos adeptos y protectores que tenga la misma, o conseguirá un gobierno incapaz de resolver una gravísima situación que requiere instrumentos inexistentes en el régimen.

Hay otras alternativas, claro, como sería el caso de negociar instrumentos para combatir los males que nos aquejan. Pongamos por caso la corrupción. Si esto estuviera entre los objetivos que presenta el PSOE, el partido ya habría dado pasos, como la renuncia de los miembros del mismo” que benefician de privilegios de dudosa justificación, como es el caso de las “puertas giratorias; o reparar las consecuencias de las corrupciones y mostrar los instrumentos tomados para que los hechos no puedan volver a producirse.

Ese es el primer paso que esperamos los ciudadanos de Pedro Sánchez. Así, además, salimos de la Contrarreforma, que ha perpetrado y enriquecido a la Iglesia y alejado tanto a protestantes, ortodoxos y católicos.

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