En un mundo donde el poder está repartido entre cuatro grandes que controlan a su gusto tanto el “cómo” como el “porqué” de las acciones que se llevan a cabo a lo largo y ancho del planeta, pocas opciones nos quedan a los que estamos bajo su control, pocas opciones nos quedan a los habitantes del planeta.
Si a este fenómeno, ayudado en todo momento por el sistema económico actual, un capitalismo galopante que no entiende de culturas, costumbres y seres humanos, le sumamos una de las mayores lacras que tiene el actual sistema político de cualquier país, la presencia de mercenarios en política, el futuro se atisba muy poco esclarecedor.
Los políticos se preguntan por qué la ciudadanía no confía en ellos y en la política. Y aquí tenemos una de las razones principales. En la actualidad existen dentro del denominado mundo de la política, muchas personas que están simplemente para ganar dinero, para llenarse más rápido los bolsillos, y contemplar el futuro desde una residencia en unos de los miles de sitios paradisíacos del mundo, sin tener mayor complicación. Este fin puede llegar a ser loable, pero el problema reside en que durante su mandato público ha dispuesto de una serie de tomas de decisiones que han afectado y afectan a toda la ciudadanía. Esas decisiones son tomadas en cuenta por intereses propios y nunca por intereses generales, como deberían ser.
El político de hoy en día, y hablo en general, porque no puedo hablar de todos y cada uno de los casos, ya que existen políticos honrados y honestos, busca su propio interés, busca enriquecerse y no le importa lo más mínimo la realidad de su sociedad.
Evidentemente existen otro tipo de fenómenos dentro de este marco, que son los denominados mercenarios políticos de ideologías, los cuales hoy defienden a ultranza una serie de postulados políticos, cuando cuatro años antes defendían completamente lo contrario. Estas personas, llamadas vulgarmente “trásfugas”, abundan en la clase política de hoy en día. No hace falta que recordemos casos concretos, todo el mundo sabemos de quiénes hablamos.
Mi objetivo no es otro que denunciar a esas personas que se encuentran en política para servirse de ella, y no para servir a la ciudadanía. La política tiene que ser el mecanismo por el cual busquemos y creemos una sociedad más justa, más igualitaria, un reflejo de las inquietudes, de las necesidades de nuestros ciudadanos y ciudadanas. Un reflejo del ciudadano de a pie.