El Gobierno de la Nación española está constituido por dos Cámaras: la que conocemos cono Senado, o Cámara Alta y la compuesta por el Congreso de los Diputados, también llamada Cámara Baja.

Equivalen, salvando tiempo y espacio a los Patres Conscripti del Senado romano.

Pues bien, el día 13 de este mes tuvo lugar la sesión para elegir la Mesa del Congreso y proclamar a los diputados de la misma. El espectáculo que dieron algunas de sus señorías sólo es comparable al de una exhibición circense.

Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, junto con sus allegados, los componentes de la hidra de múltiples cabezas, fueron los protagonistas de las muchas payasadas (le doy este nombre porque no se merecen otro) de las que hicieron gala estos advenedizos a la Política, que por su comportamiento, indumentaria y forma de conducirse, aparte del desprecio que estas maneras suponen para todos los españoles, actuaron más que como si fuesen a una exhibición de pésimas formas y modales que a la constitución de una de las instituciones más prestigiosas que forman el Gobierno de España.

Antes siquiera de entrar en el hemiciclo Pablo Iglesias dio un espectáculo de pésimas maneras arremetiendo contra Pedro Sánchez por el acuerdo del PSOE y Ciudadanos, junto con la abstención del PP, que posibilitaron que Patxi López, llegase a ser Presidente de la Cámara.

Lo normal entre personas educadas y respetuosas de la Urbanidad es que a actos como éste o similares se acuda debidamente presentable, a ser posible con traje y corbata, no por hacer una exhibición de bien parecer, sino por respeto a la institución de la que se va a formar parte y a los que van a integrarla, lo mismo que al resto de los españoles. Pues no señor, no fue así, Muchos de los que concurrieron iban de tal forma mal vestidos, pantalones vaqueros, camisetas, y toda clase de ropa ordinaria que más bien parecía que iban a pasar un día en el campo que no a una reunión de personas respetables que van a acometer la alta tarea de componer la Cámara Baja de nuestro Gobierno.

Si lo que se propusieron, al llevar tal atuendo, era ofender a la Cámara y a los ciudadanos, no lo consiguieron, pues sólo ofende quien puede, no quien quiere.

Talmente parecía una reunión de gente de la calle que iba a tomarse unas copas en un bar, que los que se constituirían en Padres de la Patria. Pero mirándolo bien, posiblemente sean eso simplemente, gente de la calle sin pizca de urbanidad y elegancia, aunque entre ellos haya titulados universitarios, pero es bien conocido el dicho de que muchos entran en la Universidad pero la Universidad no entra en ellos y el otro que reza así: Quod Natura non dat Salmantica non prestat (lo que no proporciona la Naturaleza, no lo puede suplir Salamanca, es decir, la enseñanza universitaria).

Me reitero en que lo que protagonizaron estos políticos noveles fue un espectáculo de saltimbanquis y titiriteros callejeros, en nada parecido a la noble tarea que iban a protagonizar.

Una charanga propia de lo anteriormente expresado fue la que acompañó a las futuras señorías. Desarrapados montando bicicletas, orquestas a todo bombo y platillo, como la que precedió al los componentes de Compromis, fueron los que organizaron esta pantomima callejera, más propia de un carnaval que de otra cosa.

Los 69 diputados de Podemos (incluidos los 4 de Compromis) llevaron a cabo un espectáculo más de exhibición de feria que del acto solemne que se llevaba a cabo. Procuraron llamar la atención de todas las maneras posibles, pero no informando del los 3.000 € que su equipo recibe cada semana de Irán por el programa Fort Apache, que firmó en octubre del pasado año y durará hasta finales del presente enero, aunque parece ser que va a ser renovado.

Procuraron ser el centro de la atención por sus proclamas, soflamas, sus fotos y todo lo que les sirviese para hacerse notar, lo mismo que las murgas que pululan por nuestras ciudades en Carnaval.

Carolina Bescansa, con su bebé, protagonizo un puro acto de exhibicionismo, cuando, sacándose la mama del sujetador (¿Lo llevaba?), se dedicó a amamantarlo.

Yo pregunto, ¿esta persona que es de familia de cierto abolengo y nombradía en Santiago de Compostela, no tuvo una asistenta, un marido, compañero o lo que sea con quien dejar a su hijito?

No, el caso era proporcionar un espectáculo a todos los españoles, posiblemente con la pretensión de aparecer como más madre que ninguna de las de nuestro País, o, lo más posible, buscar atraer todas las miradas hacia ella, siendo el centro de atención del acto, más que éste mismo.

Muchas páginas podríamos escribir sobre la mascarada de zafiedad y vulgaridad que llevaron a cabo.

Esto sin tener en cuenta las expresiones que utilizaron para posesionarse de su cargo, algunos con el puño en alto, muchas de ellas de dudosa constitucionalidad.

Considero que el Poder legislativo debería de componer una fórmula para tales ocasiones en la que quien la emplease se comprometiera a procurar al bien de España y fomentar el bienestar de cada uno de sus habitantes y, que quien no la utilizase no pudiese realizar su cometido.

Estoy harto de oír que tenemos los políticos que nos merecemos. ¡No señor!, no es así, quienes se los merecen son los que los han votado, el resto de los españoles somos hombres de rectitud de costumbres, bien hacer y mejor comportarse que no este hatajo de personas que sólo buscan algaradas, revueltas y fomentar el odio y la separación de los que poblamos este desdichado País.