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Los gobernantes nos están tratando como engranajes de una máquina que ellos manejan a su libre albedrío; en función de las necesidades de su partido o las suyas propias.
Cada mañana tiran del “argumentario” (una palabra que antes solo se utilizaba en el argot comercial) para determinar que ideas nos deben imponer para seguir haciendo y deshaciendo a su capricho. ¿Cómo? Mediante un decreto. Y tan panchos.
Entretanto la oposición se niega a todo por sistema; no se para en, por lo menos, echarle un vistazo a las proposiciones o decisiones firmes del gobierno.
Los españolitos de a pie debemos hacernos una lista cada mañana con las cosas que podemos creer, hacer o decir. Que esa es otra. También nos imponen el vocabulario con aquello de “lo políticamente correcto”.
Al final deciden que los ciudadanos corrientes somos los culpables de la “pertinaz sequía” (¿a que me suena esto?), el cambio climático, el precio de la luz, del gas y del petróleo, la llegada de medusas a la costa, el hambre, las guerras y la madre que los parió.
Así que, queridos lectores, cada mañana, debemos saber que tenemos que hacer –o no hacer-, decir –o callar, en quién creer, etc. Aun nos permiten satisfacer las necesidades fisiológicas a demanda y circular por las calles con mucho cuidado.
¿Tiempos modernos? ¿Tiempos de libertad? Aun nos queda la tortilla de patatas, el dominó o la siesta. Como me toquen algo de esto me exilio voluntariamente a los cerros de Úbeda. Como aquél capitán de Fernando III que se quitó de en medio y se perdió entre los olivos.
En una cultura ética repleta de principios atávicos no superados pareciera que la reprobación moral de la familia no venciese la idea de otredad al entender la primera como un espacio colonizado y externo a cualquier realidad por escatológica que resultase. El tacticismo político usa de forma sombría este tipo de herencias sociales para definir las fronteras entre lo posible y no posible.
El sistema dominante o establishment estadounidense utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y conformar una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas.
Nosotros, hombres sencillos, de difícil discurso, sólo tenemos claro varios términos muy simples: TIMO, ENGAÑO, MENTIRA, REALIDAD y VERDAD. Académicamente hay conceptos que se definen de tal forma que parecen lo que no son o son lo que no parecen... SÓLO UNA BUENA EDUCACIÓN ACLARA CADA SIGNIFICADO.
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