Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | emociones | Temas | ACTUALIDAD | Políticos españoles | Brexit
Lo de ‘divide y vencerás’ se aplica al pie de la letra en la izquierda pero, si fuera útil con la ley electoral española, coleccionarían legislaturas

Emoción racional

|

Dicen por ahí que el corazón une y la razón divide. Y que los hechos invitan a reflexionar pero las emociones empujan a caminar. Ocurre en la vida y ocurre en política.


Vox despertó a la derecha - e izquierda - con su llegada cuando las gaviotas apenas volaban. En la izquierda, egos e inentendibles motivos desembocan en la continua fragmentación. El meticuloso perfeccionismo acaba destruyendo más que creando. Lo de ‘divide y vencerás’ se aplica al pie de la letra en la izquierda pero, si fuera útil con la ley electoral española, coleccionarían legislaturas. Veremos si Yolanda Díaz suma, o resta.


Y es que para algunos, fallar en una cuestión pesa más en la autoestima - e imagen - que acertar en otras tantas. A otros, aunque las sombras del pasado brillen más que las luces del presente y los fantasmas continúen apareciéndose, un mínimo acierto les es suficiente para reavivar las ilusiones. El ruido está infravalorado. Y el aval de las gestiones mediante datos no es garantía.


Pasa con el fútbol. Si el tablero político se trasladara al deportivo, la izquierda sería el Barcelona y la derecha el Madrid. Por supuesto, salvaguardando las distancias, y no por ideología, pero sí por emociones. Los culés requerían de un juego impecable, con pleno control y regularidad, habida cuenta de que el descuido más insignificante les penalizaría con demasía, especialmente a nivel moral. Un gol encajado a pesar de contar con varios de ventaja era capaz de inquietar a los aficionados. Los merengues apenas necesitan ese gol para despertar el anhelo de sus fieles. Si no, miren algunas de sus últimas Champions conquistadas. Una mediocre liga regular no afecta en Europa. La épica engancha. La confianza en que puedes ganar aun yendo perdiendo es inversamente proporcional a la desconfianza en que puedes perder aun yendo ganando. El poder de las emociones.


Políticamente hablando, la izquierda necesita convertir todas las promesas en realidades si gobierna - o que el rival lo haga muy mal si están en la oposición - para confiar en su victoria; mientras que en la derecha creen en un gran resultado aun a sabiendas de que el aire sopla en su contra. El voto castigo es lo que tiene.


Y pasa con la música. Una canción pegadiza con autotune y una base limitada puede romper las radios musicales mientras que una producción exhaustiva no sale de un estudio. En este mundo de caos, no es de extrañar que el ciudadano opte por escuchar lo que suena más pero no mejor.


A diferencia de la razón, las emociones movilizan tanto como destruyen. En el caso de Reino Unido, al aislamiento. Ser únicos y especiales es lo que tiene. Tenían que estar en la Unión Europea, pero con su moneda, no con el euro. Solo ellos y sus antiguas colonias conducen por la izquierda en el continente. Intentar ser los Estados Unidos británicos conlleva a decisiones tan drásticas como el Brexit y la elección de un candidato trumpista en locura, cuerpo y forma. El sueño americano. En esto no están solos, también algún japonés intenta parecerse a la sociedad norteamericana sustituyendo colegios por mítines pero tomándose la libertad a tiro limpio.


Ahora, los hechos diluyen las ilusiones despertadas. Ilusión viene del latín ilusionis, que significa engaño. Porque así es la ilusión, ese don humano para creer en cosas que, aunque no vemos, sí imaginamos, y nos ayudan a (sobre) vivir.


Sin estar acompañados por la emoción, los hechos tienden a la infravaloración e inutilidad. La emoción, huérfana de hechos que la refuten, tiende a la frustración, desidia y desconfianza. Porque será precisamente esa, la combinación entre razón y emoción, la que nos produzca el mayor acercamiento posible a la toma de las mejores decisiones. Emoción racional.

Emoción racional

Lo de ‘divide y vencerás’ se aplica al pie de la letra en la izquierda pero, si fuera útil con la ley electoral española, coleccionarían legislaturas
Alberto Fandos
jueves, 14 de julio de 2022, 10:10 h (CET)

Dicen por ahí que el corazón une y la razón divide. Y que los hechos invitan a reflexionar pero las emociones empujan a caminar. Ocurre en la vida y ocurre en política.


Vox despertó a la derecha - e izquierda - con su llegada cuando las gaviotas apenas volaban. En la izquierda, egos e inentendibles motivos desembocan en la continua fragmentación. El meticuloso perfeccionismo acaba destruyendo más que creando. Lo de ‘divide y vencerás’ se aplica al pie de la letra en la izquierda pero, si fuera útil con la ley electoral española, coleccionarían legislaturas. Veremos si Yolanda Díaz suma, o resta.


Y es que para algunos, fallar en una cuestión pesa más en la autoestima - e imagen - que acertar en otras tantas. A otros, aunque las sombras del pasado brillen más que las luces del presente y los fantasmas continúen apareciéndose, un mínimo acierto les es suficiente para reavivar las ilusiones. El ruido está infravalorado. Y el aval de las gestiones mediante datos no es garantía.


Pasa con el fútbol. Si el tablero político se trasladara al deportivo, la izquierda sería el Barcelona y la derecha el Madrid. Por supuesto, salvaguardando las distancias, y no por ideología, pero sí por emociones. Los culés requerían de un juego impecable, con pleno control y regularidad, habida cuenta de que el descuido más insignificante les penalizaría con demasía, especialmente a nivel moral. Un gol encajado a pesar de contar con varios de ventaja era capaz de inquietar a los aficionados. Los merengues apenas necesitan ese gol para despertar el anhelo de sus fieles. Si no, miren algunas de sus últimas Champions conquistadas. Una mediocre liga regular no afecta en Europa. La épica engancha. La confianza en que puedes ganar aun yendo perdiendo es inversamente proporcional a la desconfianza en que puedes perder aun yendo ganando. El poder de las emociones.


Políticamente hablando, la izquierda necesita convertir todas las promesas en realidades si gobierna - o que el rival lo haga muy mal si están en la oposición - para confiar en su victoria; mientras que en la derecha creen en un gran resultado aun a sabiendas de que el aire sopla en su contra. El voto castigo es lo que tiene.


Y pasa con la música. Una canción pegadiza con autotune y una base limitada puede romper las radios musicales mientras que una producción exhaustiva no sale de un estudio. En este mundo de caos, no es de extrañar que el ciudadano opte por escuchar lo que suena más pero no mejor.


A diferencia de la razón, las emociones movilizan tanto como destruyen. En el caso de Reino Unido, al aislamiento. Ser únicos y especiales es lo que tiene. Tenían que estar en la Unión Europea, pero con su moneda, no con el euro. Solo ellos y sus antiguas colonias conducen por la izquierda en el continente. Intentar ser los Estados Unidos británicos conlleva a decisiones tan drásticas como el Brexit y la elección de un candidato trumpista en locura, cuerpo y forma. El sueño americano. En esto no están solos, también algún japonés intenta parecerse a la sociedad norteamericana sustituyendo colegios por mítines pero tomándose la libertad a tiro limpio.


Ahora, los hechos diluyen las ilusiones despertadas. Ilusión viene del latín ilusionis, que significa engaño. Porque así es la ilusión, ese don humano para creer en cosas que, aunque no vemos, sí imaginamos, y nos ayudan a (sobre) vivir.


Sin estar acompañados por la emoción, los hechos tienden a la infravaloración e inutilidad. La emoción, huérfana de hechos que la refuten, tiende a la frustración, desidia y desconfianza. Porque será precisamente esa, la combinación entre razón y emoción, la que nos produzca el mayor acercamiento posible a la toma de las mejores decisiones. Emoción racional.

Noticias relacionadas

Pedro Sánchez se habría despertado con un inesperado cisne negro que amenazaba seriamente su estancia en la Moncloa. El término “cisne negro” designa a un acontecimiento inesperado e impredecible que produce consecuencias a gran escala y que es explicable solamente a posteriori y en el caso de Sánchez, ese cisne negro habría adoptado la forma de una denuncia del seudo sindicato Manos Limpias contra la mujer de Sánchez por "presunto tráfico de influencias".

"No todo es oro lo que reluce y la investigación científica también tiene un lado oscuro. Distintas empresas encargan estudios con animales con fines lucrativos, para tratar de demostrar que su producto es mejor que la competencia. Los laboratorios buscan que se sigan financiando estudios con animales, es su manera de mantener el negocio", declara Emi Navarro, una de las personas activistas que dedica voluntariamente su tiempo a la defensa de los animales.

Como decía la zarzuela: “Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”. Lo que sabíamos ayer es totalmente obsoleto hoy. Las actuales generaciones están más preparadas de lo que los mayores podemos pensar. He descubierto que, hoy en día, los niños ayudan a hacer los deberes a los abuelos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto