Siempre que se acerca una contienda electoral, precampañas y demás menesteres sale a relucir una afirmación de la que se hacen dueños los partidos mayoritarios. “nosotros somos el voto útil”. Esta afirmación, más allá de ser una falacia en toda regla, interpreta el deseo de convertir a nuestra sociedad en un bipartidismo deleznable.
Sólo hace falta analizar las últimas elecciones para visualizar claramente esta situación. Los dos grandes partidos estatales, el PSOE y el PP, se enzarzaron conjuntamente en el camino del voto útil, con la intención de allanar su dulce camino y llevar al “coma político” a más de una formación política, como puede ser el caso de Izquierda Unida (IU) o la nueva marca Unión, Progreso y Democracia (UpD).
Este fenómeno se da no sólo a nivel estatal sino comunidad por comunidad donde existan diversos partidos nacionalistas o regionalistas. Un claro ejemplo lo tenemos en Euskadi, donde el PNV realiza el mismo discurso en contra de Eusko Alkartasuna (EA).
Dejando a parte conjeturas sobre su idoneidad o sobre su ética política, estas prácticas son el pan de cada día en política. El juego del más fuerte contra el más pequeño. La pregunta es por tanto, ¿qué es el voto util?.
El voto útil es la expresión democrática de nuestros derechos dirigida a la búsqueda del máximo beneficio para nuestros actos. El voto útil es cualquier voto. Un voto jamás es inútil por naturaleza. El conjunto de votos es el que le da mayor o menor peso a la hora de influir en política, pero con la objetividad en la mano, todos los votos, son votos útiles.
Es hora de romper ese mito acaramelado y dulce de que formaciones como el PP, el PSOE y el PNV son la representación máxima del voto útil. Tienen la misma utilidad y en algunos casos más, el hecho de votar a formaciones pequeñas (en algunos casos está demostrado que partidos con pocos votos consiguen influir mucho más en política que grandes partidos).
Los pequeños partidos son los ricos y necesarios matices al “blanco y negro” que nos ofrecen el PP y el PSOE. Esos matices que se acercan más a las necesidades de la ciudadanía, matices que enriquecen nuestro maltrecho multipartidismo. ¿Acaso queremos que llegue el día en el que sólo tengamos a elegir entre el “negro” del PP o el “blanco” del PSOE?. Ese día estaremos tan cerca de EE.UU. que terminaremos de confiar lo poco que lo hacemos ya en la política.
¿Queremos parecernos a nuestros vecinos estadounidenses?. Miles de ejemplos existen, tantos como países. No hagamos lo de siempre y elegir el mal ejemplo.
Esto no es un documento en favor de esas formaciones políticas que desean hacer política y que las “mentiras” de los grandes, no les dejan. Un documento en favor de los matices que representan todas esas pequeñas formaciones políticas; un documento en favor de una democracia más sana y plural.