Escribimos esta nota cuando se inicia la madrugada del sábado 26 en Ucrania. La guerra que empezó en la madrugada local del jueves 24 se ha dado en varios puntos al norte, sur y este de dicho país. Cuando el lunes 21 Putin decidió reconocer la independencia de las autodenominadas "repúblicas populares" de Luhansk y Doniesk, muchos esperaban que sus acciones se redujeran a mandar "tropas de paz" a estas o a lograr que dichas regiones recuperen su área original (pues 2/3 de estas estaban en manos del ejército ucraniano). Sin embargo, Moscú ha decidido ir hacia una ofensiva general que tiene como fin tomar Kiev (la capital) y Jarkov (la segunda ciudad del país), ambas a poca distancia de la frontera.
La primera parte de la ofensiva rusa fue centrada en destruir aeropuertos, aviones e instalaciones militares (cuidándose mucho de no atacar civiles) para desarticular las defensas ucranianas y desmoralizar a sus soldados y reservistas. Luego han venido más avances con tanques y batallones. En estos momentos, los rusos han llegado a las inmediaciones de Kiev, en cualquier momento pueden llegar a Jarkov, han ocupado gran parte de los territorios pendientes de Luhansk y Doniesk y su mayor avance es el sur donde han salido desde Crimea a otros puntos en la costa del Mar Negro y marchan hacia el interior.
Si antes Putin pedía garantías para que Ucrania no entre a la OTAN, ahora él apunta a un cambio de régimen. Él ha llamado a las FFAA ucranianas a que se rebelen contra el Presidente Zelenskyy y que lo derroquen con un golpe de Estado. Moscú acusa a Kiev de estar empleando tácticas "terroristas" (inicialmente de haber lanzado cohetes a los civiles de Donietsk y Luhansk desde el 2014) y ahora al colocar sus lanzacohetes en medio de poblaciones civiles buscando escudarse en mujeres y menores de edad.
Para Occidente se trata de una invasión no provocada que busca destruir una nación y una democracia independientes. Como no pueden intervenir directamente para no provocar una guerra nuclear, este se centra en proveer de armas, entrenadores y apoyo logístico y de nuevas sanciones draconianas que buscan derrumbar al rublo y a la economía y bolsa de valores de Rusia.
El Kremlin retruca de que se ha visto obligado a emprender estas acciones debido a que la OTAN ha persistido en querer expandirse al Este. Argumenta que Rusia, por seguridad, no puede permitir que Ucrania entre a dicho bloque militar pues tendría la capacidad de lanzar misiles nucleares que en 5 minutos detonasen en Moscú y que haría que Ucrania pueda aplicar una norma de la OTAN para que EEUU justifique una guerra para la recuperación de Crimea (península ucraniana que votó ser readmitida a Rusia).
Occidente reclama que se respete la autodeterminación de Ucrania, pero no la de Crimea, Luhansk o Donetsk. Moscú sostiene que Washington, contraviniendo a las Naciones Unidas, ha invadido y destruido Yugoslavia, Irak o Libia, y ha reconocido la reciente anexión israelí de territorios palestinos o sirios.
La cancillería peruana llama a que se defienda la soberanía e integridad territorial de Ucrania con lo cual esta se acerca a EEUU y a la OCDE, a la cual busca entrar. Cerrón, Secretario General de Perú Libre, ha sido muy duro ante la OTAN y es posible que él choque con esa política exterior pues sus lazos con el Partido Comunista Ruso han sido muy cultivados en la web oficial de su partido.
La crisis ucraniana se mantiene fluida. Zelenskyy ha pedido una cita directa con Putin. Al presidente ucraniano no le conviene ser derrocado ni que su país sea arrasado y el mandatario ruso no debe querer un conflicto prolongado que cree un nuevo Afganistán cerca a su capital. Empero, a estas alturas, resultaría imposible pedirle a Putin que se retire y que Ucrania no acepte un compromiso para no entrar a la OTAN o reconocer la escisión de sus antiguas zonas ruso-hablantes.
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