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Un resultado nefasto, cutre y sobre todo lleno de cemento

Una reforma sorprendente

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Cuando contemplo la reforma de la Plaza de la Ciudad de Brujas, vienen a mi mente, una serie de exabruptos que, por elegancia y distinción, no voy a reproducir, pero se lo pueden imaginar los lectores.


Como viene siendo habitual, el Consistorio Municipal, termina las obras de reforma rápido y mal, y más en los días en los que estamos, que para nuestro Mercado Central, es fundamental el buen acceso hasta sus instalaciones para que los ciudadanos puedan proveerse de las viandas navideñas que nos ofrecen sus vendedores.


Pero las prisas, que son malas consejeras, han hecho que la plaza sea más fea que “pichote”, que no sé quien es, pero debió de ser alguien horrendo, como es lo que nos han presentado. Mucho cemento, ladrillo, acero, pero nada de naturaleza ni de pérgolas que den sombra. Al parecer los que lo han proyectado, no han pensado en las altas temperaturas que padecemos en la mayoría del año, sobre todo en los meses de canícula, en los que el calor es sofocante y molesto.


A nuestras autoridades, se les llena la boca de “ecologismo barato”, y aquí queda demostrado. Ausencia total de plantas ornamentales mediterráneas que no consumen agua, caso de las palmeras, el romero, el olivo, la lavanda, el tomillo… y una gran cantidad de especies naturales que le darían a la zona un aspecto mucho más bonito, provocando que los ciudadanos puedan pasear y disfrutar del espacio. Pero, ¿cómo van a llegar hasta la plaza? Porque no hay paradas de autobuses de la EMT, por ejemplo. Tampoco parece que se contemple los lugares dónde tomar una bicicleta con el Valen-bisi -ya sabemos que nuestra primera autoridad es un enamorado del deporte ciclista, aunque siga viajando en coche oficial- y, por cierto, ¿dónde se encuentra la estatua de Juan Luis Vives por la que se puso el nombre a la plaza? 


A ver, les contaré. Juan Luis Vives fue un valenciano universal, que tuvo que dejar su tierra valenciana, para trasladarse a ciudades como Londres, dónde fue preceptor de los monarcas británicos, o Brujas, en el hermoso país de Bélgica. Juan Luis Vives, sufrió la persecución de la Inquisición, además de no hacerle caso nadie a sus magníficas enseñanzas, cosa muy habitual en nuestra tierra valenciana, en la que las “envidias” surgen por doquier, y cuando se destaca pues uno es lapidado, olvidado y defenestrado, teniendo que dejar la tierra bien amada que le vio nacer, para salvar su vida. Y fueron éstas dos ciudades las que le dieron oportunidad de seguir vivo a la vez que protegido por las casas reinantes. Como pensador, Juan Luis Vives, fue magistral, como filósofo, superior y como autor y escritor, un fuera de serie.


Dicho todo lo anterior, el Ayuntamiento de la época, gobernado por doña Rita Barberá Nolla, tuvo el acierto de rendir tributo a la figura del gran valenciano que fue, Juan Luis-Vives. Tuvo homenajes, exposiciones, ediciones de estudios sobre su figura y obra, y el reconocimiento de sus paisanos, los cuales en 1958, llevaron desde Valencia, organizado por la Junta de Magisterio de la Ciudad, el busto de Juan Luis Vives, para ser depositado en los jardines principales de la Ciudad de Brujas junto a las monedas de curso legal, prensa -Las Provincias, Levante y Jornada-, semillas de arroz y naranjo, muestras de tierra de Alicante, Castellón y Valencia, una partitura del Himno Regional y dos banderas: una Señera bordada a mano y una Bandera Nacional también bordada a mano. Todo eso, se introdujo en la base que sostiene el busto de Juan Luis Vives. 


Además, las jóvenes valencianas vistieron la rica indumentaria y también los hombres que se pusieron trajes de “torrentí” de diversos colores mientras que las señoras de cierta edad, vistieron con traje negro, teja y mantilla española. Fueron recibidos por el alcalde de la Ciudad de Brujas y salieron en toda la prensa belga. Así se hace grande a Valencia y a sus Hijos más ilustres.


Volviendo a la Plaza, ¿tendremos oportunidad de sentirnos orgullosos de la misma? ¿Podremos llegar a ella de forma cómoda? ¿Podrán los comerciantes del Mercado Central y las calles adyacentes vender sus productos al pueblo valenciano y foráneo? Preguntas, al hilo de lo que podemos observar: un resultado nefasto, cutre y sobre todo lleno de cemento, que al parecer es lo que más les gusta.


Pensemos en estos resultados, y hablemos fuerte y claro, ante unas autoridades que solo piensan en terminar las cosas, porque no tardaremos en entrar en periodo electoral, y parece ser que van a haber muchos cambios y transformaciones, de las que debemos esperar salir del atolladero municipal en el que nos encontramos.


Que la Navidad nos traiga tranquilidad, paz y sosiego y que acudamos a la compra, con la alegría propia de los momentos que vivimos. 

Una reforma sorprendente

Un resultado nefasto, cutre y sobre todo lleno de cemento
Manuel Ibañez Ferriol
miércoles, 29 de diciembre de 2021, 11:14 h (CET)

Cuando contemplo la reforma de la Plaza de la Ciudad de Brujas, vienen a mi mente, una serie de exabruptos que, por elegancia y distinción, no voy a reproducir, pero se lo pueden imaginar los lectores.


Como viene siendo habitual, el Consistorio Municipal, termina las obras de reforma rápido y mal, y más en los días en los que estamos, que para nuestro Mercado Central, es fundamental el buen acceso hasta sus instalaciones para que los ciudadanos puedan proveerse de las viandas navideñas que nos ofrecen sus vendedores.


Pero las prisas, que son malas consejeras, han hecho que la plaza sea más fea que “pichote”, que no sé quien es, pero debió de ser alguien horrendo, como es lo que nos han presentado. Mucho cemento, ladrillo, acero, pero nada de naturaleza ni de pérgolas que den sombra. Al parecer los que lo han proyectado, no han pensado en las altas temperaturas que padecemos en la mayoría del año, sobre todo en los meses de canícula, en los que el calor es sofocante y molesto.


A nuestras autoridades, se les llena la boca de “ecologismo barato”, y aquí queda demostrado. Ausencia total de plantas ornamentales mediterráneas que no consumen agua, caso de las palmeras, el romero, el olivo, la lavanda, el tomillo… y una gran cantidad de especies naturales que le darían a la zona un aspecto mucho más bonito, provocando que los ciudadanos puedan pasear y disfrutar del espacio. Pero, ¿cómo van a llegar hasta la plaza? Porque no hay paradas de autobuses de la EMT, por ejemplo. Tampoco parece que se contemple los lugares dónde tomar una bicicleta con el Valen-bisi -ya sabemos que nuestra primera autoridad es un enamorado del deporte ciclista, aunque siga viajando en coche oficial- y, por cierto, ¿dónde se encuentra la estatua de Juan Luis Vives por la que se puso el nombre a la plaza? 


A ver, les contaré. Juan Luis Vives fue un valenciano universal, que tuvo que dejar su tierra valenciana, para trasladarse a ciudades como Londres, dónde fue preceptor de los monarcas británicos, o Brujas, en el hermoso país de Bélgica. Juan Luis Vives, sufrió la persecución de la Inquisición, además de no hacerle caso nadie a sus magníficas enseñanzas, cosa muy habitual en nuestra tierra valenciana, en la que las “envidias” surgen por doquier, y cuando se destaca pues uno es lapidado, olvidado y defenestrado, teniendo que dejar la tierra bien amada que le vio nacer, para salvar su vida. Y fueron éstas dos ciudades las que le dieron oportunidad de seguir vivo a la vez que protegido por las casas reinantes. Como pensador, Juan Luis Vives, fue magistral, como filósofo, superior y como autor y escritor, un fuera de serie.


Dicho todo lo anterior, el Ayuntamiento de la época, gobernado por doña Rita Barberá Nolla, tuvo el acierto de rendir tributo a la figura del gran valenciano que fue, Juan Luis-Vives. Tuvo homenajes, exposiciones, ediciones de estudios sobre su figura y obra, y el reconocimiento de sus paisanos, los cuales en 1958, llevaron desde Valencia, organizado por la Junta de Magisterio de la Ciudad, el busto de Juan Luis Vives, para ser depositado en los jardines principales de la Ciudad de Brujas junto a las monedas de curso legal, prensa -Las Provincias, Levante y Jornada-, semillas de arroz y naranjo, muestras de tierra de Alicante, Castellón y Valencia, una partitura del Himno Regional y dos banderas: una Señera bordada a mano y una Bandera Nacional también bordada a mano. Todo eso, se introdujo en la base que sostiene el busto de Juan Luis Vives. 


Además, las jóvenes valencianas vistieron la rica indumentaria y también los hombres que se pusieron trajes de “torrentí” de diversos colores mientras que las señoras de cierta edad, vistieron con traje negro, teja y mantilla española. Fueron recibidos por el alcalde de la Ciudad de Brujas y salieron en toda la prensa belga. Así se hace grande a Valencia y a sus Hijos más ilustres.


Volviendo a la Plaza, ¿tendremos oportunidad de sentirnos orgullosos de la misma? ¿Podremos llegar a ella de forma cómoda? ¿Podrán los comerciantes del Mercado Central y las calles adyacentes vender sus productos al pueblo valenciano y foráneo? Preguntas, al hilo de lo que podemos observar: un resultado nefasto, cutre y sobre todo lleno de cemento, que al parecer es lo que más les gusta.


Pensemos en estos resultados, y hablemos fuerte y claro, ante unas autoridades que solo piensan en terminar las cosas, porque no tardaremos en entrar en periodo electoral, y parece ser que van a haber muchos cambios y transformaciones, de las que debemos esperar salir del atolladero municipal en el que nos encontramos.


Que la Navidad nos traiga tranquilidad, paz y sosiego y que acudamos a la compra, con la alegría propia de los momentos que vivimos. 

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