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Debemos cambiar nuestro objetivo de ser felices por el de aprovechar cada segundo de forma sosegada

La felicidad del destino peca de optimista

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Es extraño observar una misma cosa desde los ojos distintos de los años, nunca se ve lo mismo, siempre se ve aquello que era de una forma más o menos profunda, dependiendo de lo que se vea y del momento en que se lo haga. Me levanté esta mañana con la intención de escribir esta columna, el tema lo ignoraba, se me ocurrió entrar a Google. No sé si has notado que cuando te pasa algo malo el mundo se asemeja peligrosamente a Google, es inmediato, las frases positivas “new age” abundan; no falta el optimista que te dice que todo sucede por algo, para enseñarte algo… 


Una frase similar me asaltó a los ojos: «La felicidad está en las cosas que no planeas, en las que no ves venir». Yo nunca había oído el Ave María de Giulio Caccini o la tranquila guitarra de Andrés Segovia, pero agradezco que esté sonando, leer frases de autoayuda me producirían úlceras si no fuera por el hermoso rasgueo que suena en mi cerebro, los audífonos, de los mejores inventos que existen.


Es cierto que aquello nuevo e interesante que nos sorprende puede iluminar nuestras ansias de seguir viviendo. Es maravilloso tener nuevas experiencias y que te pasen cosas buenas que no esperas, es hermoso vivir confiando en el futuro. Sin embargo, peca de optimista, ya que, más vale que el destino, el azar, “el suceso imprevisto”, pues más vale sea bueno, ya que, gran parte de lo que sucede a nuestro alrededor es malo, muy malo y bastante triste; una de las noticias que saltó a mis oídos como un duro golpe fue que una pequeña niña fue atropellada por un camión, de aquí surge mi siguiente afirmación: «De las cosas malas que pasan en la vida se puede aprender mucho, sin embargo, yo prefiero ser ignorante». Dile al papá de aquella nena que todo lo que pasa tiene un propósito y veamos si no te mata él mismo con sus propias manos. Así que, la frase: «La felicidad está en las cosas que no planeas, en las que no ves venir», solo se aplicaría en situaciones positivas, agradables, para aquella persona que corresponde al target del “pensamiento positivo”.


Yo también me veía beneficiado de las frases y técnicas de los libros de autoayuda, sin embargo, mi punto de vista al leer esa misma frase es de “corre y no voltees”. La muerte es un asco, da igual si eso me enseña a ser más empático. 


Además de que este tipo de frases promueven el depender de lo nuevo, de lo estúpidamente excitante, evitando el equilibrio estoico que necesitas en un mundo en donde las cosas maravillosas suceden tan a menudo como las cosas terribles. 


Debemos cambiar nuestro objetivo de ser felices por el de aprovechar cada segundo de forma sosegada, fortaleciendo nuestra capacidad de centrarnos en lo que podemos controlar para que, cuando sucedan cosas malas, estas no nos hundan en la apatía más profunda… Como las ondas del corazón que siempre vuelven a su centro.

La felicidad del destino peca de optimista

Debemos cambiar nuestro objetivo de ser felices por el de aprovechar cada segundo de forma sosegada
Gabriel Lanswok
martes, 16 de noviembre de 2021, 11:11 h (CET)

Es extraño observar una misma cosa desde los ojos distintos de los años, nunca se ve lo mismo, siempre se ve aquello que era de una forma más o menos profunda, dependiendo de lo que se vea y del momento en que se lo haga. Me levanté esta mañana con la intención de escribir esta columna, el tema lo ignoraba, se me ocurrió entrar a Google. No sé si has notado que cuando te pasa algo malo el mundo se asemeja peligrosamente a Google, es inmediato, las frases positivas “new age” abundan; no falta el optimista que te dice que todo sucede por algo, para enseñarte algo… 


Una frase similar me asaltó a los ojos: «La felicidad está en las cosas que no planeas, en las que no ves venir». Yo nunca había oído el Ave María de Giulio Caccini o la tranquila guitarra de Andrés Segovia, pero agradezco que esté sonando, leer frases de autoayuda me producirían úlceras si no fuera por el hermoso rasgueo que suena en mi cerebro, los audífonos, de los mejores inventos que existen.


Es cierto que aquello nuevo e interesante que nos sorprende puede iluminar nuestras ansias de seguir viviendo. Es maravilloso tener nuevas experiencias y que te pasen cosas buenas que no esperas, es hermoso vivir confiando en el futuro. Sin embargo, peca de optimista, ya que, más vale que el destino, el azar, “el suceso imprevisto”, pues más vale sea bueno, ya que, gran parte de lo que sucede a nuestro alrededor es malo, muy malo y bastante triste; una de las noticias que saltó a mis oídos como un duro golpe fue que una pequeña niña fue atropellada por un camión, de aquí surge mi siguiente afirmación: «De las cosas malas que pasan en la vida se puede aprender mucho, sin embargo, yo prefiero ser ignorante». Dile al papá de aquella nena que todo lo que pasa tiene un propósito y veamos si no te mata él mismo con sus propias manos. Así que, la frase: «La felicidad está en las cosas que no planeas, en las que no ves venir», solo se aplicaría en situaciones positivas, agradables, para aquella persona que corresponde al target del “pensamiento positivo”.


Yo también me veía beneficiado de las frases y técnicas de los libros de autoayuda, sin embargo, mi punto de vista al leer esa misma frase es de “corre y no voltees”. La muerte es un asco, da igual si eso me enseña a ser más empático. 


Además de que este tipo de frases promueven el depender de lo nuevo, de lo estúpidamente excitante, evitando el equilibrio estoico que necesitas en un mundo en donde las cosas maravillosas suceden tan a menudo como las cosas terribles. 


Debemos cambiar nuestro objetivo de ser felices por el de aprovechar cada segundo de forma sosegada, fortaleciendo nuestra capacidad de centrarnos en lo que podemos controlar para que, cuando sucedan cosas malas, estas no nos hundan en la apatía más profunda… Como las ondas del corazón que siempre vuelven a su centro.

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