Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Disyuntiva

Alientos mágicos

|

Las manifestaciones cósmicas (Átomos, ondas, galaxias, explosiones o desapariciones), por tempestuosas que sean, con temperaturas altas o bajas, muestran la FRIALDAD, el desapego de las realidades sin sentimientos. Afirmaríamos enseguida que eso sucede porque no son personas, no piensan. Aunque el trato gélido ofrecido por ciertos individuos corre parejo a dichas carencias; en este caso, en el ejercicio de sus opciones voluntarias. La frialdad humana que padecemos evidencia el agravante desdeñoso con los semejantes (Negocios, asistencia, injurias, agresiones) es de notoria actualidad e incomprensible dada su provocación de consecuencias insufribles.

El Universo es como lo apreciamos, sin sentimientos detectados. Si apelamos a la valoración de los eventos y de las actuaciones humanas, llegamos a los descubrimientos maravillosos, a la fascinación por las realidades estupendas. Ahora bien, por tratarse de una apreciación, esa MAGIA de las cosas nace en los adentros de la mente humana, de cada una de las mentes. El punto de partida asienta en el funcionamiento cerebral particular, aunque la influencia de los colectivos pueda enturbiar ese funcionamiento. Los encuentros y desencuentros irradiarán posteriormente en variados impulsos emergentes. Sin ese núcleo personal, perdidos en la maraña circundante, no hay magia que valga.

También es cierto, a veces cerramos el entendimiento ante los avatares grandiosos que nos suceden, ni pretendemos comprenderlos, ni hablamos de ellos; quizá por que nos apura meternos en dichos fenómenos. La enorme grandeza del NACIMIENTO y ese rumbo final de la MUERTE enarbolan ese tipo de misterios constituyentes de los individuos. El azar evolutivo resulta una explicación evasiva poco gratificante, deja el regusto de las grandes ignorancias subyacentes. El bebé y el cadáver representan las figuras corporales intrigantes, las que retan a la simplicidad de los rasgos materialistas. Son dos eslabones cruciales; invitaciones candentes a la exploración de las limitaciones humanas.

Dar la vida o dar la muerte son actos supremos entroncados con los significados profundos. En ambos casos practicamos un PROTAGONISMO radical de sentido contrapuesto. Con una serie de labores intermedias de colaboración para el mantenimiento de la vida o de recortes importantes abocados a la provocación de la muerte. ¿Hasta que punto colaboramos en uno u otro sentido? El recuerdo de esa implicación en sus diferentes grados nos define como sujetos, gente poseedora de suficientes poderes como para modificar ambos polos vitales y las circunstancias relacionadas con cada caso. Las incoherencias de las falsas apariencias ahogan buena parte de los mejores sentimientos.

Qué sería de nosotros sin las reconfortantes imágenes primero, tareas a continuación, aportadas por la IMAGINACIÓN. La fantasía es fundamental para la buena experiencia vital. Eso sí, como sucede con muchas otras cualidades humanas, suelen ser polivalentes, ambiguas; dado que el bien y el mal pueden servirse de su potencialidad. La pulsión imaginativa supone un componente esencial para la renovación permanente que precisamos ante las presiones ambientales. Sin embargo, olvidamos con frecuencia los riesgos de sus malos enfoques; origen de los lamentos posteriores en las áreas de convivencia. Llegan a constituir alucinaciones destructivas en no pocas ocasiones. Los ejemplos abundan.

En un extenso campo de acción, la imaginación compite con las realidades crudas, entre ambas entidades pululan los SUEÑOS, indispensables duendes, compañeros de los humanos. De una dinámica apasionante, generan fuerzas incontrolables de rasgos sorprendentes. Aunque parezcan intrascendentes, el conocimiento biológico nos habla de su tarea reparadora, de su frecuente carácter fragmentario de compleja comprensión. Rozan las hondas intimidades. Son autónomos frente a los abordajes externos; pero con múltiples conexiones de significado impreciso. Barnizan las funciones cerebrales con su peculiar toque de una presencia fascinante. Es preciso contar con su carácter modulador.

Estoy seguro de que todos ustedes habrán sopesado las inconveniencias derivadas del excesivo control, todo medido, reglamentado. ¿Por quién? En parte, porque atisbamos numerosos intentos controladores que nos incomodan. Por eso, el AZAR es recibido como un alivio esperanzador, rebelado ante el exceso de normativas. Viene a demostrarnos la verdadera realidad de los horizontes, su apertura permanente; de dueños imposibles, de cierres inexistentes. El azar resquebraja las reglamentaciones abusivas, con sus intenciones verdaderamente inhumanas; sobre todo a la vista de las andanzas que observamos a diario, siempre plegadas a determinados intereses cuestionados por la decencia.

Cuando los salvapatrias aparecen, por calendas griegas, ibéricas o caribeñas; cuando los expertos pontifican sobre economías, técnicas o proyecciones sociales; cuando los ignorantes altivos pretenden la equiparación de todas las opiniones; el desvalimiento ocupa gran parte de los sentimientos. Es un momento oportuno para el recuerdo del carácter universal de la capacidad de INTERPRETACIÓN. Al fin, todos interpretan papeles llenos de incertidumbres, lo hacemos desde la peculiaridad de las cualidades personales. Cada sujeto dispone de tal recurso mágico, que modelará sus actuaciones. Lo que venga después, coherencias, incoherencias o dislates; estará condicionado por nuevos factores.

Entretenidos en comentarios intrascendentes, no pasamos de la mediocridad en la cual tengan a bien introducirnos. La antítesis la tenemos a mano en el mantenimiento de los GRANDES IDEALES. Conforman ese aliento prometeico de lanzarnos a las mejores aspiraciones, a los esfuerzos bien enfocados; en un claro proyecto superador de las miserias presentes. Aunque no proliferen los ambientes propicios, la precipitación o la inmediatez los enturbian; con ellos trazaríamos las metas reconfortantes que anhelamos. Desde luego, este resorte capaz de impulsarnos, requiere las suficientes agallas para el enfrentamiento cotidiano con las rutinas informativas, de ocio, de políticas y contubernios corruptos.

El mosaico humano propende a la falsedad de unas interpretaciones fijas de cuanto acontece; siendo así que los cambios son incesantes. El contrasentido es patente. Aún las fijaciones atractivas, son inconsistentes por tal motivo. Hemos de contar con cada factor influyente, no sólo con la razón tan limitada. El abismo salvaje de los misterios es también el MANANTIAL de los alientos maravillosos; en esa encrucijada nos desenvolvemos. Estamos sometidos al sino de la elección constante, ensimismados entre las oscuridades de los asuntos profundos, o entusiasmados con los mejores recursos emergentes. Desde esas actitudes saldrán los rostros ceñudos o las radiantes expresiones esperanzadas. Son opciones decisivas para configurar los trayectos elegidos, los resultados y la cuota de felicidad conseguida.

Alientos mágicos

Rafael Pérez Ortolá
jueves, 8 de octubre de 2015, 22:17 h (CET)
Las manifestaciones cósmicas (Átomos, ondas, galaxias, explosiones o desapariciones), por tempestuosas que sean, con temperaturas altas o bajas, muestran la FRIALDAD, el desapego de las realidades sin sentimientos. Afirmaríamos enseguida que eso sucede porque no son personas, no piensan. Aunque el trato gélido ofrecido por ciertos individuos corre parejo a dichas carencias; en este caso, en el ejercicio de sus opciones voluntarias. La frialdad humana que padecemos evidencia el agravante desdeñoso con los semejantes (Negocios, asistencia, injurias, agresiones) es de notoria actualidad e incomprensible dada su provocación de consecuencias insufribles.

El Universo es como lo apreciamos, sin sentimientos detectados. Si apelamos a la valoración de los eventos y de las actuaciones humanas, llegamos a los descubrimientos maravillosos, a la fascinación por las realidades estupendas. Ahora bien, por tratarse de una apreciación, esa MAGIA de las cosas nace en los adentros de la mente humana, de cada una de las mentes. El punto de partida asienta en el funcionamiento cerebral particular, aunque la influencia de los colectivos pueda enturbiar ese funcionamiento. Los encuentros y desencuentros irradiarán posteriormente en variados impulsos emergentes. Sin ese núcleo personal, perdidos en la maraña circundante, no hay magia que valga.

También es cierto, a veces cerramos el entendimiento ante los avatares grandiosos que nos suceden, ni pretendemos comprenderlos, ni hablamos de ellos; quizá por que nos apura meternos en dichos fenómenos. La enorme grandeza del NACIMIENTO y ese rumbo final de la MUERTE enarbolan ese tipo de misterios constituyentes de los individuos. El azar evolutivo resulta una explicación evasiva poco gratificante, deja el regusto de las grandes ignorancias subyacentes. El bebé y el cadáver representan las figuras corporales intrigantes, las que retan a la simplicidad de los rasgos materialistas. Son dos eslabones cruciales; invitaciones candentes a la exploración de las limitaciones humanas.

Dar la vida o dar la muerte son actos supremos entroncados con los significados profundos. En ambos casos practicamos un PROTAGONISMO radical de sentido contrapuesto. Con una serie de labores intermedias de colaboración para el mantenimiento de la vida o de recortes importantes abocados a la provocación de la muerte. ¿Hasta que punto colaboramos en uno u otro sentido? El recuerdo de esa implicación en sus diferentes grados nos define como sujetos, gente poseedora de suficientes poderes como para modificar ambos polos vitales y las circunstancias relacionadas con cada caso. Las incoherencias de las falsas apariencias ahogan buena parte de los mejores sentimientos.

Qué sería de nosotros sin las reconfortantes imágenes primero, tareas a continuación, aportadas por la IMAGINACIÓN. La fantasía es fundamental para la buena experiencia vital. Eso sí, como sucede con muchas otras cualidades humanas, suelen ser polivalentes, ambiguas; dado que el bien y el mal pueden servirse de su potencialidad. La pulsión imaginativa supone un componente esencial para la renovación permanente que precisamos ante las presiones ambientales. Sin embargo, olvidamos con frecuencia los riesgos de sus malos enfoques; origen de los lamentos posteriores en las áreas de convivencia. Llegan a constituir alucinaciones destructivas en no pocas ocasiones. Los ejemplos abundan.

En un extenso campo de acción, la imaginación compite con las realidades crudas, entre ambas entidades pululan los SUEÑOS, indispensables duendes, compañeros de los humanos. De una dinámica apasionante, generan fuerzas incontrolables de rasgos sorprendentes. Aunque parezcan intrascendentes, el conocimiento biológico nos habla de su tarea reparadora, de su frecuente carácter fragmentario de compleja comprensión. Rozan las hondas intimidades. Son autónomos frente a los abordajes externos; pero con múltiples conexiones de significado impreciso. Barnizan las funciones cerebrales con su peculiar toque de una presencia fascinante. Es preciso contar con su carácter modulador.

Estoy seguro de que todos ustedes habrán sopesado las inconveniencias derivadas del excesivo control, todo medido, reglamentado. ¿Por quién? En parte, porque atisbamos numerosos intentos controladores que nos incomodan. Por eso, el AZAR es recibido como un alivio esperanzador, rebelado ante el exceso de normativas. Viene a demostrarnos la verdadera realidad de los horizontes, su apertura permanente; de dueños imposibles, de cierres inexistentes. El azar resquebraja las reglamentaciones abusivas, con sus intenciones verdaderamente inhumanas; sobre todo a la vista de las andanzas que observamos a diario, siempre plegadas a determinados intereses cuestionados por la decencia.

Cuando los salvapatrias aparecen, por calendas griegas, ibéricas o caribeñas; cuando los expertos pontifican sobre economías, técnicas o proyecciones sociales; cuando los ignorantes altivos pretenden la equiparación de todas las opiniones; el desvalimiento ocupa gran parte de los sentimientos. Es un momento oportuno para el recuerdo del carácter universal de la capacidad de INTERPRETACIÓN. Al fin, todos interpretan papeles llenos de incertidumbres, lo hacemos desde la peculiaridad de las cualidades personales. Cada sujeto dispone de tal recurso mágico, que modelará sus actuaciones. Lo que venga después, coherencias, incoherencias o dislates; estará condicionado por nuevos factores.

Entretenidos en comentarios intrascendentes, no pasamos de la mediocridad en la cual tengan a bien introducirnos. La antítesis la tenemos a mano en el mantenimiento de los GRANDES IDEALES. Conforman ese aliento prometeico de lanzarnos a las mejores aspiraciones, a los esfuerzos bien enfocados; en un claro proyecto superador de las miserias presentes. Aunque no proliferen los ambientes propicios, la precipitación o la inmediatez los enturbian; con ellos trazaríamos las metas reconfortantes que anhelamos. Desde luego, este resorte capaz de impulsarnos, requiere las suficientes agallas para el enfrentamiento cotidiano con las rutinas informativas, de ocio, de políticas y contubernios corruptos.

El mosaico humano propende a la falsedad de unas interpretaciones fijas de cuanto acontece; siendo así que los cambios son incesantes. El contrasentido es patente. Aún las fijaciones atractivas, son inconsistentes por tal motivo. Hemos de contar con cada factor influyente, no sólo con la razón tan limitada. El abismo salvaje de los misterios es también el MANANTIAL de los alientos maravillosos; en esa encrucijada nos desenvolvemos. Estamos sometidos al sino de la elección constante, ensimismados entre las oscuridades de los asuntos profundos, o entusiasmados con los mejores recursos emergentes. Desde esas actitudes saldrán los rostros ceñudos o las radiantes expresiones esperanzadas. Son opciones decisivas para configurar los trayectos elegidos, los resultados y la cuota de felicidad conseguida.

Noticias relacionadas

A quienes estamos convencidos de la iniquidad intrínseca de Sánchez, no nos va a confundir la supuesta “carta de amor” de este cateto personaje a su Begoña amada, redactada de su “puño y letra” (con sus tradicionales errores y faltas gramaticales) y exceso de egolatría.

Recuerdo con nostalgia la época en la que uno terminaba sus estudios universitarios y metía de lleno la cabeza en el mundo laboral. Ya no había marchas atrás. Se terminaron para siempre esos años de universitario, nunca más ya repetibles. Las conversaciones sobre cultura, sobre política, sobre música. Los exámenes, los espacios de relajamiento en la pradera de césped recién cortado que rodeaba la Facultad, los vinos en Argüelles, las copas en Malasaña...

Tras su inicial construcción provisional, el Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, reforzado en su interior por cables de acero para así acrecentar su firmeza. Se organizó, asimismo, la denominada "franja de la muerte", formada por un foso, una alambrada, una carretera, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto