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A.Mas, con sus despropósitos, insulta la inteligencia de los españoles

¡Basta de tanta verborrea y actúen!

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Yo no se lo que pensarán el resto de mis compatriotas, pero les puedo asegurar que alucino ante lo que esta sucediendo en nuestro país, en el que, por una especie de locura colectiva, por no sé qué tipo de rara enfermedad, que afecta especialmente la mente de nuestros políticos o por qué virus destructivo, que se ha apoderado de una gran parte de nuestros conciudadanos; da la sensación de que, entre todos, estamos dispuestos a acabar con España, con nuestra democracia y con las leyes que regulan nuestra convivencia; las mismas que impiden que nadie pueda saltarse, impunemente, las normas que nos hemos dado a través de nuestras Cámaras legislativas, que establecen los deberes y derechos de los españoles, los que hemos escogido vivir en un Estado de Derecho ( lo que los ingleses denominan como: “rul of law”) en torno a una Constitución que, en el caso de España, fue aprobada mayoritariamente mediante un referendo en 1.978.

El caso es que ya llevamos más tiempo del que sería razonable, sumergidos en una situación, en gran parte aventada por la clase política, en la que parece que, el que se hagan cumplir las leyes, se aplique la Justicia según las reglas que nos hemos impuesto y se anteponga la seguridad jurídica a los eventuales caprichos de los gobernantes; ha entrado en desuso, no está de moda y parece que todos aquellos que han decidido actuar en contra de los límites legales establecidos en nuestro Estado de Derecho, tienen un plus de apoyo, una bula especial para actuar fuera de la ley o un sustento de una parte de la ciudadanía que parece encontrarse cómoda al actuar contra el orden establecido, pretendiendo suplir la función de los órganos legislativos y de la autoridad administrativa para dar soporte a aquellos que han decidido rebelarse contra las instituciones patrias, en un intento de suplantar a quienes tienen el mandato popular de ocuparse de la gobernación, la defensa, la administración, la seguridad y el cumplimiento de las leyes del Estado español.

Las últimas elecciones que han tenido lugar en nuestra nación ( las Europeas, las Andaluzas y, finalmente, las Catalanas) han sido el exponente de este desvarío colectivo que ha llevado, no se sabe si por los casos excesivos de corrupción, por el cansancio de siete años de recortes sociales, paro y reducciones salariales o por la convicción generalizada de que los políticos, en general, no han sido capaces de cumplir con la misión que se les encomendó, se han ocupado prioritariamente en cuestiones partidistas y, en muchas ocasiones, de mejorar su propia hacienda; aunque ello haya significado dejar de ocuparse de su deber para con las personas que los votaron.

El resultado ha quedado plasmado en una nación, con trazas de llegar a ser ingobernable, en la que los partidos políticos tradicionales se vienen dedicando más a sacarse mutuamente las vergüenzas que a ocuparse de los problemas de sus ciudadanos. Han aparecido una serie de formaciones, algunas de ellas de carácter anarquista, que han puesto todo su esfuerzo en conseguir impulsar una revolución, por medio de la cual hacer tábula rasa de todo lo conseguido hasta ahora, para implantar de raíz un nuevo modelo del tipo comunista asambleario, con la ilusión de establecer un nuevo orden igualitario en el que no haya quien mande, porga orden o se ocupe de evitar que los más fuertes y despiadados se impongan sobre aquellos más débiles y retraídos. En definitiva, prescindir de la cultura que la tradición de siglos nos ha traído a nuestra nación para arriesgarnos a un experimento, como los que han tenido lugar en las naciones suramericanas, todas ellas en manos de dictadores enriquecidos a costa de la pobreza de sus pueblos, o lo que es lo mismo, los comunismos bolivarianos de naciones como Venezuela, el Ecuador, Bolivia o Nicaragua.

Hete aquí que llevamos soportando durante años, en España, las patochadas, los chantajes, los incumplimientos de las leyes, las recriminaciones e insultos, las críticas feroces y, en el colmo de la temeridad y la desvergüenza, el anuncio de que van a llevar a cabo la secesión de la comunidad catalana del resto de España; y todo ello por parte de una minoría de soberanistas catalanes, instalados en la desobediencia a las leyes de la nación; felones incumplidores de las sentencias de los tribunales y desleales a las instituciones de las que dependen y a las que deben obediencia; algo que los representantes de la Generalitat en el Parlamento de la nación, no tienen el pudor, la continencia ni la decencia de disimular, al contrario, se valen de la tolerancia del presidente de la cámara para lanzar, desde la tribuna de oradores, todas sus invectivas, diatribas, amenazas e insultos hacia quienes representan al resto de españoles.

El señor Artur Mas, investido de la aureola de dirigente del independentismo catalán y convertido en el “tonto útil” de la izquierda marxista, que lo utiliza como pim,pam, pum; no tuvo inconveniente, cuando el TC le prohibió celebrar la seudo-consulta del 9N, en “asumir toda la responsabilidad de al celebración de tal acto”, ya no se molesta en disimular y no ha dudado, aprovechando la reunión en Barcelona del “encuentro de la Reunión Internacional de Magistrados” para dar rienda suelta a su “victimismo” a su particular forma de entender la “democracia” que, por supuesto, no puede consistir en la opinión de una parte minoritaria del pueblo español que, en este caso, también lo es de la población catalana. En su locura, este señor sueña con verse convertido en un Amadís de Gaula (al estilo catalán), aquel caballero andante fruto de la imaginación de un portugués no bien identificado, que defendió el honor de las doncellas y que fue uno de los responsables de que el bachiller Alonso Quijano, perdiera el tino para convertirse en Don Quijote de la Mancha. Ante el ministro de Justicia, señor Catalá y el presidente del TS, señor Lesmes, hizo el ridículo pretendiendo dar lecciones de democracia, algo a lo que le respondieron sus anfitriones recordándole que: “Hacer respetar las leyes no debe considerarse una afrenta”

Sea como fuere, como suele ocurrir con estos iluminados ( el caso del Ché Guevara es un ejemplo de cómo un bandido y criminal, consigue convertirse en una leyenda romántica capaz de atraer seguidores con sus “hazañas” como criminal) que son capaces de lavar el cerebro de los ciudadanos, vendiéndoles una historia de presuntas naciones basadas en la imaginación y en las leyendas de supuestos ancestros que, sin embargo, en ningún caso fueron comprobadas y sí el hecho irrefutable de que, Catalunya, nunca pasó de sur un condado del reino de Aragón. Este señor se ha aprovechado de la tibieza del gobierno, de la doble vara de medir de los partidos de la oposición que, si rechazan las pretensiones de los catalanes, buscan otras salidas, con la sola intención de no apoyar al Gobierno. Vergonzosa la posición de Pedro Sánchez, del PSOE, jugando con dos barajas, negando la independencia pero proponiendo un estado federal, algo completamente inútil, ya que sabe que los independentistas no es eso lo que quieren.

Pues bien, el hecho de que Mas diga lo que le de la gana en público y recrimine a los tribunales que lo hayan enjuiciado por permitir la celebración de la votación del 9 noviembre, no es más que la constatación de la tolerancia con la que se lleva este tema independentista. Por si fuera poco., ya han salido una serie de organizaciones separatistas (todavía no se sabe como siguen existiendo cuando sus fines son claramente sediciosos) tales como: Omnium Cultural, Asamblea Nacional Catalana y las CUP, defendiendo al señor Mas y criticando que se le pidan responsabilidades por haber perpetrado, un acto declarado anticonstitucional por el TC. Lo cierto es que, señores, el incumplimiento de las leyes parece que les sale barato a todos estos que pretenden llevar (y lo van a conseguir) el caos a nuestras ciudades. España parece que está entrando en una situación en la que el espíritu revolucionario va consiguiendo adeptos y quienes tenían la responsabilidad y el deber de impedir que esto sucediera se dedican a hablar y hablar, sin que las palabras tengan otro resultado que seguir dándoles ventajas a quienes aspiran a conseguir imponernos su dictadura proletaria.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, mucho nos tememos que, el ir cediendo sedal al secesionismo catalán, aparte de irlos fortaleciendo, va creando en el resto del país un creciente cansancio y un anticatalanismo que puede llegar un momento en que prefieran que Catalunya se vaya de España. Y esto no debe suceder de ninguna manera.

¡Basta de tanta verborrea y actúen!

A.Mas, con sus despropósitos, insulta la inteligencia de los españoles
Miguel Massanet
miércoles, 7 de octubre de 2015, 05:31 h (CET)
Yo no se lo que pensarán el resto de mis compatriotas, pero les puedo asegurar que alucino ante lo que esta sucediendo en nuestro país, en el que, por una especie de locura colectiva, por no sé qué tipo de rara enfermedad, que afecta especialmente la mente de nuestros políticos o por qué virus destructivo, que se ha apoderado de una gran parte de nuestros conciudadanos; da la sensación de que, entre todos, estamos dispuestos a acabar con España, con nuestra democracia y con las leyes que regulan nuestra convivencia; las mismas que impiden que nadie pueda saltarse, impunemente, las normas que nos hemos dado a través de nuestras Cámaras legislativas, que establecen los deberes y derechos de los españoles, los que hemos escogido vivir en un Estado de Derecho ( lo que los ingleses denominan como: “rul of law”) en torno a una Constitución que, en el caso de España, fue aprobada mayoritariamente mediante un referendo en 1.978.

El caso es que ya llevamos más tiempo del que sería razonable, sumergidos en una situación, en gran parte aventada por la clase política, en la que parece que, el que se hagan cumplir las leyes, se aplique la Justicia según las reglas que nos hemos impuesto y se anteponga la seguridad jurídica a los eventuales caprichos de los gobernantes; ha entrado en desuso, no está de moda y parece que todos aquellos que han decidido actuar en contra de los límites legales establecidos en nuestro Estado de Derecho, tienen un plus de apoyo, una bula especial para actuar fuera de la ley o un sustento de una parte de la ciudadanía que parece encontrarse cómoda al actuar contra el orden establecido, pretendiendo suplir la función de los órganos legislativos y de la autoridad administrativa para dar soporte a aquellos que han decidido rebelarse contra las instituciones patrias, en un intento de suplantar a quienes tienen el mandato popular de ocuparse de la gobernación, la defensa, la administración, la seguridad y el cumplimiento de las leyes del Estado español.

Las últimas elecciones que han tenido lugar en nuestra nación ( las Europeas, las Andaluzas y, finalmente, las Catalanas) han sido el exponente de este desvarío colectivo que ha llevado, no se sabe si por los casos excesivos de corrupción, por el cansancio de siete años de recortes sociales, paro y reducciones salariales o por la convicción generalizada de que los políticos, en general, no han sido capaces de cumplir con la misión que se les encomendó, se han ocupado prioritariamente en cuestiones partidistas y, en muchas ocasiones, de mejorar su propia hacienda; aunque ello haya significado dejar de ocuparse de su deber para con las personas que los votaron.

El resultado ha quedado plasmado en una nación, con trazas de llegar a ser ingobernable, en la que los partidos políticos tradicionales se vienen dedicando más a sacarse mutuamente las vergüenzas que a ocuparse de los problemas de sus ciudadanos. Han aparecido una serie de formaciones, algunas de ellas de carácter anarquista, que han puesto todo su esfuerzo en conseguir impulsar una revolución, por medio de la cual hacer tábula rasa de todo lo conseguido hasta ahora, para implantar de raíz un nuevo modelo del tipo comunista asambleario, con la ilusión de establecer un nuevo orden igualitario en el que no haya quien mande, porga orden o se ocupe de evitar que los más fuertes y despiadados se impongan sobre aquellos más débiles y retraídos. En definitiva, prescindir de la cultura que la tradición de siglos nos ha traído a nuestra nación para arriesgarnos a un experimento, como los que han tenido lugar en las naciones suramericanas, todas ellas en manos de dictadores enriquecidos a costa de la pobreza de sus pueblos, o lo que es lo mismo, los comunismos bolivarianos de naciones como Venezuela, el Ecuador, Bolivia o Nicaragua.

Hete aquí que llevamos soportando durante años, en España, las patochadas, los chantajes, los incumplimientos de las leyes, las recriminaciones e insultos, las críticas feroces y, en el colmo de la temeridad y la desvergüenza, el anuncio de que van a llevar a cabo la secesión de la comunidad catalana del resto de España; y todo ello por parte de una minoría de soberanistas catalanes, instalados en la desobediencia a las leyes de la nación; felones incumplidores de las sentencias de los tribunales y desleales a las instituciones de las que dependen y a las que deben obediencia; algo que los representantes de la Generalitat en el Parlamento de la nación, no tienen el pudor, la continencia ni la decencia de disimular, al contrario, se valen de la tolerancia del presidente de la cámara para lanzar, desde la tribuna de oradores, todas sus invectivas, diatribas, amenazas e insultos hacia quienes representan al resto de españoles.

El señor Artur Mas, investido de la aureola de dirigente del independentismo catalán y convertido en el “tonto útil” de la izquierda marxista, que lo utiliza como pim,pam, pum; no tuvo inconveniente, cuando el TC le prohibió celebrar la seudo-consulta del 9N, en “asumir toda la responsabilidad de al celebración de tal acto”, ya no se molesta en disimular y no ha dudado, aprovechando la reunión en Barcelona del “encuentro de la Reunión Internacional de Magistrados” para dar rienda suelta a su “victimismo” a su particular forma de entender la “democracia” que, por supuesto, no puede consistir en la opinión de una parte minoritaria del pueblo español que, en este caso, también lo es de la población catalana. En su locura, este señor sueña con verse convertido en un Amadís de Gaula (al estilo catalán), aquel caballero andante fruto de la imaginación de un portugués no bien identificado, que defendió el honor de las doncellas y que fue uno de los responsables de que el bachiller Alonso Quijano, perdiera el tino para convertirse en Don Quijote de la Mancha. Ante el ministro de Justicia, señor Catalá y el presidente del TS, señor Lesmes, hizo el ridículo pretendiendo dar lecciones de democracia, algo a lo que le respondieron sus anfitriones recordándole que: “Hacer respetar las leyes no debe considerarse una afrenta”

Sea como fuere, como suele ocurrir con estos iluminados ( el caso del Ché Guevara es un ejemplo de cómo un bandido y criminal, consigue convertirse en una leyenda romántica capaz de atraer seguidores con sus “hazañas” como criminal) que son capaces de lavar el cerebro de los ciudadanos, vendiéndoles una historia de presuntas naciones basadas en la imaginación y en las leyendas de supuestos ancestros que, sin embargo, en ningún caso fueron comprobadas y sí el hecho irrefutable de que, Catalunya, nunca pasó de sur un condado del reino de Aragón. Este señor se ha aprovechado de la tibieza del gobierno, de la doble vara de medir de los partidos de la oposición que, si rechazan las pretensiones de los catalanes, buscan otras salidas, con la sola intención de no apoyar al Gobierno. Vergonzosa la posición de Pedro Sánchez, del PSOE, jugando con dos barajas, negando la independencia pero proponiendo un estado federal, algo completamente inútil, ya que sabe que los independentistas no es eso lo que quieren.

Pues bien, el hecho de que Mas diga lo que le de la gana en público y recrimine a los tribunales que lo hayan enjuiciado por permitir la celebración de la votación del 9 noviembre, no es más que la constatación de la tolerancia con la que se lleva este tema independentista. Por si fuera poco., ya han salido una serie de organizaciones separatistas (todavía no se sabe como siguen existiendo cuando sus fines son claramente sediciosos) tales como: Omnium Cultural, Asamblea Nacional Catalana y las CUP, defendiendo al señor Mas y criticando que se le pidan responsabilidades por haber perpetrado, un acto declarado anticonstitucional por el TC. Lo cierto es que, señores, el incumplimiento de las leyes parece que les sale barato a todos estos que pretenden llevar (y lo van a conseguir) el caos a nuestras ciudades. España parece que está entrando en una situación en la que el espíritu revolucionario va consiguiendo adeptos y quienes tenían la responsabilidad y el deber de impedir que esto sucediera se dedican a hablar y hablar, sin que las palabras tengan otro resultado que seguir dándoles ventajas a quienes aspiran a conseguir imponernos su dictadura proletaria.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, mucho nos tememos que, el ir cediendo sedal al secesionismo catalán, aparte de irlos fortaleciendo, va creando en el resto del país un creciente cansancio y un anticatalanismo que puede llegar un momento en que prefieran que Catalunya se vaya de España. Y esto no debe suceder de ninguna manera.

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