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Al parecer la pandemia Covid-19 va desapareciendo. Las puertas van abriéndose a una nueva libertad llena de recuerdos. Sirva este pequeño memorándum como recuerdo afectuoso.
¡Que jamás olvidemos a nadie… todos éramos nosotros!
“Amanecerá… siempre amanecerá. Vuestra imagen aferrada a la soledad de una gigantesca morgue volverá. Será el estigma de nuestro conformismo. Amigos, todos, ¡qué pronto se pasan las hojas del libro que no se quiere leer!... Ahora, sólo nos queda la sonrisa triste, acompañada de rencor. Amigos, todos, es difícil perdonar, lo sabemos, pero, allá donde os encontréis queremos que sepáis que aquí, en este lodazal, donde nos encontramos, hay muchos amigos vuestros que, todos los días, al amanecer, abren sus ventanas y gritan vuestros nombres… escriben vuestro recuerdo…
¡PERDÓN! ¡Prometemos señalar y condenar! Porque será PAZ, para vosotros y para nosotros, REPARACIÓN.
“Volcaré mis escándalos... Publicaré mis abusos... Ensuciaré mi rostro... Abriré la ventana de mi defenestración... SERÁ MI CASTIGO... Provocaré que me odien, que me estigmaticen, que oculten mi nombre, que arrebaten mi libertad y permitan mi linchamiento”.
“Ahora, mi paz, resquebrajada, llora el poder farisaico, que escribió con iniciales lo que permitió con su silencio”
¡Siento que no podáis ver lo triste que es una vida que traiciona sus propios ideales...!
Utilizar al Rey como actor forzado en la escena final de su opereta y ni siquiera anunciar una moción de confianza prueban que este hombre buscaba - sin mucho éxito - provocar a los malos, al enemigo, a los periodistas y tertulianos que forman parte de ese imaginario contubernio fascista que le quiere desalojar del poder.
En bastantes ocasiones he escrito sobre este pobre hombre que preside, para desgracia de todos, el gobierno de España. Y otras tantas le he tachado de cateto (solo hay que ver cómo se contonea, para exhibir su supuesta guapura), también de plagiador (porque ha plagiado más de una vez) y de embustero (porque ha mentido en innumerables ocasiones).
El 30 de abril de 1935 el embajador mexicano en Río de Janeiro, el conocido escritor Alonso Reyes Ochoa, informaba al gobierno de Lázaro Cárdenas del súbito interés brasileño en la resolución del conflicto entre Paraguay y Bolivia. El gobierno brasileño, invitado en Washington para participar con Argentina y Chile en la conferencia de Buenos Aires para pacificar el Chaco, declinó al principio este ofrecimiento.
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