La Asociación Profesional de Profesores de Religión en Centros Escolares (APRECE) considera una buena noticia el Decreto por el que pasan de la situación de temporalidad a la relación contractual indefinida, por acercarlos a la normalización. Y es positivo pero al depender de la idoneidad que el propio Constitucional acredita, en la que entre otras cosas se rige por el modelo de vida acorde a la enseñanza de la religión -católica-, tarde o temprano surgiría la fricción.
De hecho es APRECE la que apela a "propuestas de revocación ajustadas a derecho" cuando dejen de cumplir los requisitos de idoneidad. No en vano en su apoyatura y divergiendo de tal doctrina constitucional, consideran que estas retiradas serían puntuales y cuando fuera un escándalo público, pues "ni siquiera la jerarquía eclesiástica puede meterse en la vida privada de uno". Visto lo visto en el escaparate televisivo pocas cosas escandalizan ya, pero lo que si es incompatible es cambiar de vida no siendo ésta acorde a la enseñanza de la religión que queremos para nuestros hijos, basada fundamentalmente en el ejemplo. No es vitalicia esta enseñanza aunque pudiera ser incompatible con el derecho a este tipo de contratos de los empleados públicos. Un manera de solucionar la futura conflictividad, será pues que estos profesores sean profesores de enseñanza -pública, concertada o privada- antes de la idoneidad. De no cumplir la idoneidad en un momento dado, podrán pasar a enseñar otra asignatura, o incluso otra religión que no sea la católica si otras confesiones así lo estimaran. Opinión de padre.