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El cambio de mes y año en el almanaque no funcionará por tanto de esta forma como antídoto o pócima mágica a la desaparición de un virus que hoy nos ha dejado

2021: Una cita con la historia

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2020, nos ha dejado, un Annus Horribilis que nos ha traído la mayor crisis sanitaria en nuestro país y en el mundo en general en los últimos cien años. Hoy, aún en el entrado 2021 ,las cifras de muertos se siguen sucediendo en un incontable goteo de pérdidas humanas que ya convertidas en mera matemática sumatoria parecen doler menos en la indolente memoria de una sociedad que falta de relatos e imágenes de la dureza de esta crisis, que hastiada de limitaciones, males y dificultades parece cada vez más abocada al sinsentido de la ignorancia ante un problema que aún sigue con nosotros y que nos acompañara durante gran parte del 2021 en un grado de complejidad máxima por su acción en nuestra sociedad y por sus consecuencias económicas, sociales y sanitarias.

El cambio de mes y año en el almanaque no funcionará por tanto de esta forma como antídoto o pócima mágica a la desaparición de un virus que hoy nos ha dejado – que se conozca- más de dos millones de muertes en el mundo y ochenta y cuatro millones de contagios. Cifras, que lejos de disminuir siguen aumentando. Cierto es, que la prometida vacuna parece que arrojará luz ante un negro abismo en el que sociedad se encuentra hoy .Pero, aún queda mucho para que su aplicación, la de la vacuna, suponga un impacto realmente transformador de la realidad actual, máxime cuando la continua y lógica mutación del Coronavirus hace acelerar aún más su capacidad de contagios, en una carrera en la que siempre nos toca ir por detrás de la acción del virus. Será tal vez por Septiembre u Octubre de este año cuando ese cambio motivado por la vacunación y la inmunidad – no permanente- empiece a tomar forma, pero para entonces muchas serán las consecuencias y las víctimas humanas y económicas de esta crisis no conocida antes por nuestra generación.

Así y por lo tanto, hoy, nos enfrentamos a numerosos retos sobre los que toca actuar desde la toma de decisiones arriesgadas pero necesarias. Medidas que deben de ir orientadas a varios niveles, en el sanitario toca tomar hoy las precauciones y las limitaciones necesarias para permitir que el procedimiento de vacunación no sea cortocircuitado por un coronavirus que sintiéndose ataco evolucionará en su mayor capacidad contagiadora para evitar su eliminación. Toca aprender de la situación generada hoy en Reino Unido y Alemania, valorando los sacrificios necesarios pero vitales para lograr salir de un túnel cuyo recorrido se alargará más si cabe a partir de las decisiones incorrectas que hoy tomemos. Esas que derivadas de una tercera ola masiva de contagios y de una saturación de los servicios de atención primaria y hospitalarios nos llevarían a una situación muy mala como país tanto de presente como de futuro. Tal vez toca hoy valorar la vuelta a un confinamiento duro intento pero más corto para lograr el final de esta batalla contra un enemigo sumamente adaptativo como es el coronavirus.

Pero junto con lo que respecta a lo sanitario, toca lo económico, un ámbito en donde las medidas urgentes, necesarias y extraordinarias deben de ir al menos orientadas en varios sentidos vitales para el presente y futuro de nuestro tejido productivo y económico. Así, no cabe dudas de que este virus nos ha presentado la fragilidad de una economía nacional que tras el motor del ladrillo encontró en el del turismo y el sector servicios los dos aliados para conformar el motor principal de estructura económica que tan sumamente dependiente de estos sectores nos hacía frágiles en nuestros cimientos productivos, esos que fácilmente hoy se han partido ante los vaivenes de una crisis sanitaria como se podrían haber resentido ante cualquier otra circunstancia geopolítica, climática o virológica como las que parece nos puede presentar el siglo XXI en su desarrollo.

Es aquí, donde tocan llevar a cabo medidas a corto y medio plazo, en el primer ámbito no cabe duda que se debe de configurar permítanme la licencia un verdadero “ Plan Marshall” de reconstrucción del sector turístico y de servicios pero desde varias ópticas: Por un lado un paquete de ayudas económicas con financiamiento sin reembolso que sirvan para evitar el cierre actual de miles de establecimientos turísticos , hosteleros y comerciales que en dicho sector dan empleo y trabajo a muchísimas familias en nuestro país, en segunda lugar con una reconversión del sector turístico orientando el mismo hacía una apuesta por la seguridad, sostenibilidad e innovación que permitan la captación de clientes más cualitativos con poder adquisitivo que cuantitativo y por último, y en tercer lugar el redimensionamiento de dicho tejido turístico y de servicios en la nueva configuración y modelo de país, dando más peso a través de procesos de transbordo y reciclaje laboral de manera paralela a otros motores productivos. Medidas todas ellas que deberían venir acompañadas de otras de exoneración impositiva, de recaudación y tributaria a todos los niveles, dando aún mayor profundidad a las medidas contempladas por el Gobierno de España.

Pero junto a estas medidas a corto plazo. Tocan llevar a cabo las de medio. Esas que deberán servir para llevar a cabo una profunda transformación de nuestro tejido productivo, laboral, económico y educativo, así como el empoderamiento de otros motores productivos vinculados a la industria, las energías renovables, la innovación, la investigación , la bioingeniería, la tecnología, la aeronáutica o la agroindustria conectando para ello a todos los actores públicos y privados en un gran reto de configuración de la España del Siglo XXI, ese en el que nos jugamos ser o no ser un país referente en los próximos tiempos en el escenario internacional.

Y todo ello, apostando con fuerza si cabe por la retención y atracción del talento a nuestro país en esos campos de conocimiento que hoy toman empuje con fuerza . Tarea hercúlea está en la que los fondos europeos pueden ayudar de manera decisiva haciendo converger al sector empresarial, emprendedor, educativo o investigador en esa alianza público privada que permita que la crisis de la Covid19 sea un catalizador de cambio para nuestra sociedad. Si bien, toca ver si tendremos la capacidad de gestión pública para la ejecución de dichos fondos, si existirá el talento para el acuerdo necesario público privado para entender el momento que hoy vive nuestro país decisivo para las generaciones de futuro y si por último quienes hoy toman decisiones desde los escaños políticos entenderán que hoy asistimos a un momento tan fundamental en la historia de la humanidad que las cuitas internas, las escenografías de salón y las batallitas dialécticas impostadas desde los atriles para sonoro aplauso de su fieles deben estar a un lado. Hoy en definitiva, tenemos una cita con la historia, esa a la que la Covid19 nos ha catapultado y de la que saldrá un mundo diferente y transformado en las que potencias emergerán, otras caerán y el tablero de la geopolítica se verá transformado. Está por ver, donde queremos ubicar a España. 

2021: Una cita con la historia

El cambio de mes y año en el almanaque no funcionará por tanto de esta forma como antídoto o pócima mágica a la desaparición de un virus que hoy nos ha dejado
Josu Gómez Barrutia
domingo, 3 de enero de 2021, 14:24 h (CET)

2020, nos ha dejado, un Annus Horribilis que nos ha traído la mayor crisis sanitaria en nuestro país y en el mundo en general en los últimos cien años. Hoy, aún en el entrado 2021 ,las cifras de muertos se siguen sucediendo en un incontable goteo de pérdidas humanas que ya convertidas en mera matemática sumatoria parecen doler menos en la indolente memoria de una sociedad que falta de relatos e imágenes de la dureza de esta crisis, que hastiada de limitaciones, males y dificultades parece cada vez más abocada al sinsentido de la ignorancia ante un problema que aún sigue con nosotros y que nos acompañara durante gran parte del 2021 en un grado de complejidad máxima por su acción en nuestra sociedad y por sus consecuencias económicas, sociales y sanitarias.

El cambio de mes y año en el almanaque no funcionará por tanto de esta forma como antídoto o pócima mágica a la desaparición de un virus que hoy nos ha dejado – que se conozca- más de dos millones de muertes en el mundo y ochenta y cuatro millones de contagios. Cifras, que lejos de disminuir siguen aumentando. Cierto es, que la prometida vacuna parece que arrojará luz ante un negro abismo en el que sociedad se encuentra hoy .Pero, aún queda mucho para que su aplicación, la de la vacuna, suponga un impacto realmente transformador de la realidad actual, máxime cuando la continua y lógica mutación del Coronavirus hace acelerar aún más su capacidad de contagios, en una carrera en la que siempre nos toca ir por detrás de la acción del virus. Será tal vez por Septiembre u Octubre de este año cuando ese cambio motivado por la vacunación y la inmunidad – no permanente- empiece a tomar forma, pero para entonces muchas serán las consecuencias y las víctimas humanas y económicas de esta crisis no conocida antes por nuestra generación.

Así y por lo tanto, hoy, nos enfrentamos a numerosos retos sobre los que toca actuar desde la toma de decisiones arriesgadas pero necesarias. Medidas que deben de ir orientadas a varios niveles, en el sanitario toca tomar hoy las precauciones y las limitaciones necesarias para permitir que el procedimiento de vacunación no sea cortocircuitado por un coronavirus que sintiéndose ataco evolucionará en su mayor capacidad contagiadora para evitar su eliminación. Toca aprender de la situación generada hoy en Reino Unido y Alemania, valorando los sacrificios necesarios pero vitales para lograr salir de un túnel cuyo recorrido se alargará más si cabe a partir de las decisiones incorrectas que hoy tomemos. Esas que derivadas de una tercera ola masiva de contagios y de una saturación de los servicios de atención primaria y hospitalarios nos llevarían a una situación muy mala como país tanto de presente como de futuro. Tal vez toca hoy valorar la vuelta a un confinamiento duro intento pero más corto para lograr el final de esta batalla contra un enemigo sumamente adaptativo como es el coronavirus.

Pero junto con lo que respecta a lo sanitario, toca lo económico, un ámbito en donde las medidas urgentes, necesarias y extraordinarias deben de ir al menos orientadas en varios sentidos vitales para el presente y futuro de nuestro tejido productivo y económico. Así, no cabe dudas de que este virus nos ha presentado la fragilidad de una economía nacional que tras el motor del ladrillo encontró en el del turismo y el sector servicios los dos aliados para conformar el motor principal de estructura económica que tan sumamente dependiente de estos sectores nos hacía frágiles en nuestros cimientos productivos, esos que fácilmente hoy se han partido ante los vaivenes de una crisis sanitaria como se podrían haber resentido ante cualquier otra circunstancia geopolítica, climática o virológica como las que parece nos puede presentar el siglo XXI en su desarrollo.

Es aquí, donde tocan llevar a cabo medidas a corto y medio plazo, en el primer ámbito no cabe duda que se debe de configurar permítanme la licencia un verdadero “ Plan Marshall” de reconstrucción del sector turístico y de servicios pero desde varias ópticas: Por un lado un paquete de ayudas económicas con financiamiento sin reembolso que sirvan para evitar el cierre actual de miles de establecimientos turísticos , hosteleros y comerciales que en dicho sector dan empleo y trabajo a muchísimas familias en nuestro país, en segunda lugar con una reconversión del sector turístico orientando el mismo hacía una apuesta por la seguridad, sostenibilidad e innovación que permitan la captación de clientes más cualitativos con poder adquisitivo que cuantitativo y por último, y en tercer lugar el redimensionamiento de dicho tejido turístico y de servicios en la nueva configuración y modelo de país, dando más peso a través de procesos de transbordo y reciclaje laboral de manera paralela a otros motores productivos. Medidas todas ellas que deberían venir acompañadas de otras de exoneración impositiva, de recaudación y tributaria a todos los niveles, dando aún mayor profundidad a las medidas contempladas por el Gobierno de España.

Pero junto a estas medidas a corto plazo. Tocan llevar a cabo las de medio. Esas que deberán servir para llevar a cabo una profunda transformación de nuestro tejido productivo, laboral, económico y educativo, así como el empoderamiento de otros motores productivos vinculados a la industria, las energías renovables, la innovación, la investigación , la bioingeniería, la tecnología, la aeronáutica o la agroindustria conectando para ello a todos los actores públicos y privados en un gran reto de configuración de la España del Siglo XXI, ese en el que nos jugamos ser o no ser un país referente en los próximos tiempos en el escenario internacional.

Y todo ello, apostando con fuerza si cabe por la retención y atracción del talento a nuestro país en esos campos de conocimiento que hoy toman empuje con fuerza . Tarea hercúlea está en la que los fondos europeos pueden ayudar de manera decisiva haciendo converger al sector empresarial, emprendedor, educativo o investigador en esa alianza público privada que permita que la crisis de la Covid19 sea un catalizador de cambio para nuestra sociedad. Si bien, toca ver si tendremos la capacidad de gestión pública para la ejecución de dichos fondos, si existirá el talento para el acuerdo necesario público privado para entender el momento que hoy vive nuestro país decisivo para las generaciones de futuro y si por último quienes hoy toman decisiones desde los escaños políticos entenderán que hoy asistimos a un momento tan fundamental en la historia de la humanidad que las cuitas internas, las escenografías de salón y las batallitas dialécticas impostadas desde los atriles para sonoro aplauso de su fieles deben estar a un lado. Hoy en definitiva, tenemos una cita con la historia, esa a la que la Covid19 nos ha catapultado y de la que saldrá un mundo diferente y transformado en las que potencias emergerán, otras caerán y el tablero de la geopolítica se verá transformado. Está por ver, donde queremos ubicar a España. 

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Estamos fuertemente imbuidos, cada uno en lo suyo, de que somos algo consistente. Por eso alardeamos de un cuerpo, o al menos, lo notamos como propio. Al pensar, somos testigos de esa presencia particular e insustituible. Nos situamos como un estandarte expuesto a la vista de la comunidad y accesible a sus artefactos exploradores.

En medio de los afanes de la semana, me surge una breve reflexión sobre las sectas. Se advierte oscuro, aureolar que diría Gustavo Bueno, su concepto. Las define el DRAE como “comunidad cerrada, que promueve o aparenta promover fines de carácter espiritual, en la que los maestros ejercen un poder absoluto sobre los adeptos”. Se entienden también como desviación de una Iglesia, pero, en general, y por extensión, se aplica la noción a cualquier grupo con esos rasgos.

Acostumbrados a los adornos políticos, cuya finalidad no es otra que entregar a las gentes a las creencias, mientras grupos de intereses variados hacen sus particulares negocios, quizá no estaría de más desprender a la política de la apariencia que le sirve de compañía y colocarla ante esa realidad situada más allá de la verdad oficial. Lo que quiere decir lavar la cara al poder político para mostrarle sin maquillaje.

 
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