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Hay poderosos que se creen por encima del bien y del mal y pretenden organizar el mundo a su antojo

La agenda 2030 y los organismos supranacionales

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Seguramente están oyendo con frecuencia en las redes, que el plan de ayudas económicas a los países de la Unión Europa puede irse al traste por culpa de dos países, Polonia y Hungría, cuya legislación no se adecua a las normas europeas, pero no dicen claramente cuáles sean tales normas.


Cada país entró en la UE con su propia constitución, por lo que tendría que ser en el momento de la adhesión cuando se señalaran sus dificultades de encaje en el organismo supranacional, cosa que no ocurrió.


En cualquier caso, la oscura advertencia a Hungría y Polonia sobre la ayuda económica por la pandemia no tendría que afectar a los demás, aunque algunos medios lo den así a entender.


La constitución española, si resulta modificada en el sentido que busca hacerlo el actual gobierno, quizás significaría un problema ya que estaría borrando o atenuando la división de poderes al someter el poder judicial al ejecutivo en detrimento de una auténtica democracia, en cuyo caso entendería que la UE pusiera reparos.


Pero pienso que el caso de Hungría y Polonia, a las que con toda rapidez tachan de populistas de extrema derecha, las razones son más bien la resistencia de estos dos países a la aceptación de la promoción del aborto y de la ideología de género, que promociona por todos los medios a su alcance la ONU y sus organismos como “cuestiones indiscutibles para la supervivencia de la humanidad y la salud del planeta” y forma de eliminar la influencia cristiana. La Unión Europea ya no sería la cristiandad sino otra cosa.


Muchas veces me he preguntado la razón que pudo tener el Sr. Rajoy, al no derogar ni cuestionar las leyes socialistas, especialmente las que se aprobaron por el gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero, habiendo conseguido el Partido Popular la mayoría absoluta y llevarlo en su programa.


Las dificultades económicas que heredó el Sr. Rajoy de la nefasta gestión del Sr. Zapatero, le llevaron a solicitar la ayuda de la Unión Europea que, sin duda, le exigió conservar las leyes abortistas y de género del anterior gobierno, en sintonía con los demás socios europeos.


En Estados Unidos el Sr. Trump se declaró “pro-vida” y durante su mandato eliminó cuanto pudo las ayudas a la Organización Mundial de la Salud y a la central mundial del aborto -Planned Parenthood- que se presentan engañosamente como promotores de la salud sexual y reproductiva de la mujer, aunque luego negocie y comercialice los fetos abortados “enteros o por piezas”. Naturalmente el Sr. Trump tenía que perder las elecciones ¡como fuera! Y en esas estamos.


Todo esto forma parte de la Agenda 2030 del foro de Davos que pretende organizar el mundo de forma globalista. En este foro están los que de verdad mandan en el mundo, siendo los gobiernos de las naciones meros ejecutores de sus órdenes y ¡peor para quien no obedezca!


Por mi parte no estoy en absoluto de acuerdo en que los que se consideran amos del mundo pretendan manipular mi libertad, ni la de mis conciudadanos.

La agenda 2030 y los organismos supranacionales

Hay poderosos que se creen por encima del bien y del mal y pretenden organizar el mundo a su antojo
Francisco Rodríguez
martes, 24 de noviembre de 2020, 12:10 h (CET)

Seguramente están oyendo con frecuencia en las redes, que el plan de ayudas económicas a los países de la Unión Europa puede irse al traste por culpa de dos países, Polonia y Hungría, cuya legislación no se adecua a las normas europeas, pero no dicen claramente cuáles sean tales normas.


Cada país entró en la UE con su propia constitución, por lo que tendría que ser en el momento de la adhesión cuando se señalaran sus dificultades de encaje en el organismo supranacional, cosa que no ocurrió.


En cualquier caso, la oscura advertencia a Hungría y Polonia sobre la ayuda económica por la pandemia no tendría que afectar a los demás, aunque algunos medios lo den así a entender.


La constitución española, si resulta modificada en el sentido que busca hacerlo el actual gobierno, quizás significaría un problema ya que estaría borrando o atenuando la división de poderes al someter el poder judicial al ejecutivo en detrimento de una auténtica democracia, en cuyo caso entendería que la UE pusiera reparos.


Pero pienso que el caso de Hungría y Polonia, a las que con toda rapidez tachan de populistas de extrema derecha, las razones son más bien la resistencia de estos dos países a la aceptación de la promoción del aborto y de la ideología de género, que promociona por todos los medios a su alcance la ONU y sus organismos como “cuestiones indiscutibles para la supervivencia de la humanidad y la salud del planeta” y forma de eliminar la influencia cristiana. La Unión Europea ya no sería la cristiandad sino otra cosa.


Muchas veces me he preguntado la razón que pudo tener el Sr. Rajoy, al no derogar ni cuestionar las leyes socialistas, especialmente las que se aprobaron por el gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero, habiendo conseguido el Partido Popular la mayoría absoluta y llevarlo en su programa.


Las dificultades económicas que heredó el Sr. Rajoy de la nefasta gestión del Sr. Zapatero, le llevaron a solicitar la ayuda de la Unión Europea que, sin duda, le exigió conservar las leyes abortistas y de género del anterior gobierno, en sintonía con los demás socios europeos.


En Estados Unidos el Sr. Trump se declaró “pro-vida” y durante su mandato eliminó cuanto pudo las ayudas a la Organización Mundial de la Salud y a la central mundial del aborto -Planned Parenthood- que se presentan engañosamente como promotores de la salud sexual y reproductiva de la mujer, aunque luego negocie y comercialice los fetos abortados “enteros o por piezas”. Naturalmente el Sr. Trump tenía que perder las elecciones ¡como fuera! Y en esas estamos.


Todo esto forma parte de la Agenda 2030 del foro de Davos que pretende organizar el mundo de forma globalista. En este foro están los que de verdad mandan en el mundo, siendo los gobiernos de las naciones meros ejecutores de sus órdenes y ¡peor para quien no obedezca!


Por mi parte no estoy en absoluto de acuerdo en que los que se consideran amos del mundo pretendan manipular mi libertad, ni la de mis conciudadanos.

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