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El trabajo bien hecho por miles de alcaldes a lo largo y ancho del territorio patrio ha sido dilapidado por la corrupción provechosa para muchos despiadados y trincones consagrados

Madrid es la clave

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¡Ya está aquí 2015! La política empieza a atrancarlo todo. Municipales y autonómicas ya han cegado a la casta instalada y gran parte de los órganos que gestionan los ayuntamientos y las comunidades autónomas se han paralizado. Ahora todo se hace pensando en mayo y de paso pensando en diciembre. ¡Con lo tranquilo que estaba el personal!

El PP se la juega, como se la juega el PSOE. No es bueno que siga el bipartidismo pero tampoco lo es que pequeños grupúsculos torpedeen la política. Las urnas empiezan a dar miedo a unos y otros. Mientras tanto, ahí está Podemos diciendo barbaridades al estilo del borrico, el tontuco o el trepa. Hay comunidades donde el PP jura en arameo contra Mariano Rajoy por la nefasta política de recortes de estos tres últimos años. Y el PSOE no va a la zaga en desgracias.

No parece que hayan variado muchos las encuestas. Sigue cayendo el PSOE, sube un poco el PP, Podemos empieza a descender, los comunistas se destrompan contra sus propias propuestas y pequeños partidos aparecen en escenas. En las comunidades autónomas, ahí siguen CIU, PNV, los republicanos catalanes, proetarras, probolivarianos y demás mediocridades que torpedean el ambiente. El caso es dar por dar y cuanto peor, mejor. Y de todo ese ambiente preocupante, lo más destacado es cómo Esperanza Aguirre parece que sigue siendo --siempre según las encuestas-- la mejor colocada para ocupar la alcaldía madrileña. Es llamativo que los datos la presenten como la única candidata que mantendría la mayoría absoluta. En algunas comunidades autónomas se vislumbran auténticos destrozos que, hace unos años, parecían imposibles de digerir.

Los madrileños no quieren ni oír hablar de Sáenz de Santamaría y, menos aún, de Cristina Cifuentes para la alcaldía. De la misma forma que en Burgos nadie quiere ver a Javier Lacalle o en Salamanca a Fernández Mañueco. A este último ni en Salamanca para la alcaldía ni en Castilla-León para la sede presidencial de Nuestra Señora de la Asunción.

Rajoy tiene miedo. Creo que en Madrid no va a arriesgar, porque no debe hacerlo. Siempre la capital de la nación ha sido fundamental para conseguir otras plazas, aunque en este caso no la de Moncloa. En Madrid es donde hay que picar la mina o echar el resto, como se suele decir; bien es verdad que la división interna en el Partido Popular empieza a pesar en algunas comunidades y alcaldías.

El trabajo bien hecho por miles de alcaldes a lo largo y ancho del territorio patrio ha sido dilapidado por la corrupción provechosa para muchos despiadados y trincones consagrados. Y eso duele. Ya lo creo que duele; no es de extrañar que ahora mismo haya cientos de municipios sin candidato del PP, claro que esos cientos se multiplican en el caso del PSOE y, quienes antes querían sacar la cabeza como fuese, ahora se esconden para no pasar más vergüenza.

Nos quedan muchos días para el estudio y la reflexión tranquila. Ayer se conoció que las paladas son de cal o de arena. Y mientras Alberto Núñez Feijóo sigue subiendo en Galicia, en Castilla y León se destrompa Juan Vicente Herrera, al igual que Fabra en la comunidad valenciana. No es de extrañar que Rajoy llame al orden a la alcaldesa de Zamora para que encabece la lista de la comunidad castellano-leonesa y abandone la alcaldía zamorana. Si Madrid es clave, Castilla-León es bandera aunque en votos apenas aporte nada en el conjunto del país. En otras comunidades no parece que le den a Mariano Rajoy grandes dolores de cabeza: Cantabria, Rioja, Murcia,...

Sépase que los destrozos habidos estos días en Castilla y León son debidos a las malas y pocas 'perras' que gestiona la Junta y a los malos números que suma Cristóbal Montoro. Entre una y otro la casa sin barrer, los ciudadanos sin atender y la comunidad hecha unos zorros.

En fin, la casta vuelve a salir a la calle para seguir instalada en la mamandurria. Y mientras casi todos se insultan, se amedrentan y se sitúan cómo y dónde pueden, el único que según las encuestas continúa subiendo es el actual alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, a pesar del absurdo interés de la oposición y de algunos jueces por poner palos en las ruedas y hacerle la vida imposible. Un alcalde que es todo un lujo de gestor y un evidente ejemplo de desarrollo para cualquier ciudad. ¡Qué extraordinario vasallo si tuviera buen señor!

Madrid es la clave

El trabajo bien hecho por miles de alcaldes a lo largo y ancho del territorio patrio ha sido dilapidado por la corrupción provechosa para muchos despiadados y trincones consagrados
Jesús  Salamanca
viernes, 9 de enero de 2015, 10:05 h (CET)
¡Ya está aquí 2015! La política empieza a atrancarlo todo. Municipales y autonómicas ya han cegado a la casta instalada y gran parte de los órganos que gestionan los ayuntamientos y las comunidades autónomas se han paralizado. Ahora todo se hace pensando en mayo y de paso pensando en diciembre. ¡Con lo tranquilo que estaba el personal!

El PP se la juega, como se la juega el PSOE. No es bueno que siga el bipartidismo pero tampoco lo es que pequeños grupúsculos torpedeen la política. Las urnas empiezan a dar miedo a unos y otros. Mientras tanto, ahí está Podemos diciendo barbaridades al estilo del borrico, el tontuco o el trepa. Hay comunidades donde el PP jura en arameo contra Mariano Rajoy por la nefasta política de recortes de estos tres últimos años. Y el PSOE no va a la zaga en desgracias.

No parece que hayan variado muchos las encuestas. Sigue cayendo el PSOE, sube un poco el PP, Podemos empieza a descender, los comunistas se destrompan contra sus propias propuestas y pequeños partidos aparecen en escenas. En las comunidades autónomas, ahí siguen CIU, PNV, los republicanos catalanes, proetarras, probolivarianos y demás mediocridades que torpedean el ambiente. El caso es dar por dar y cuanto peor, mejor. Y de todo ese ambiente preocupante, lo más destacado es cómo Esperanza Aguirre parece que sigue siendo --siempre según las encuestas-- la mejor colocada para ocupar la alcaldía madrileña. Es llamativo que los datos la presenten como la única candidata que mantendría la mayoría absoluta. En algunas comunidades autónomas se vislumbran auténticos destrozos que, hace unos años, parecían imposibles de digerir.

Los madrileños no quieren ni oír hablar de Sáenz de Santamaría y, menos aún, de Cristina Cifuentes para la alcaldía. De la misma forma que en Burgos nadie quiere ver a Javier Lacalle o en Salamanca a Fernández Mañueco. A este último ni en Salamanca para la alcaldía ni en Castilla-León para la sede presidencial de Nuestra Señora de la Asunción.

Rajoy tiene miedo. Creo que en Madrid no va a arriesgar, porque no debe hacerlo. Siempre la capital de la nación ha sido fundamental para conseguir otras plazas, aunque en este caso no la de Moncloa. En Madrid es donde hay que picar la mina o echar el resto, como se suele decir; bien es verdad que la división interna en el Partido Popular empieza a pesar en algunas comunidades y alcaldías.

El trabajo bien hecho por miles de alcaldes a lo largo y ancho del territorio patrio ha sido dilapidado por la corrupción provechosa para muchos despiadados y trincones consagrados. Y eso duele. Ya lo creo que duele; no es de extrañar que ahora mismo haya cientos de municipios sin candidato del PP, claro que esos cientos se multiplican en el caso del PSOE y, quienes antes querían sacar la cabeza como fuese, ahora se esconden para no pasar más vergüenza.

Nos quedan muchos días para el estudio y la reflexión tranquila. Ayer se conoció que las paladas son de cal o de arena. Y mientras Alberto Núñez Feijóo sigue subiendo en Galicia, en Castilla y León se destrompa Juan Vicente Herrera, al igual que Fabra en la comunidad valenciana. No es de extrañar que Rajoy llame al orden a la alcaldesa de Zamora para que encabece la lista de la comunidad castellano-leonesa y abandone la alcaldía zamorana. Si Madrid es clave, Castilla-León es bandera aunque en votos apenas aporte nada en el conjunto del país. En otras comunidades no parece que le den a Mariano Rajoy grandes dolores de cabeza: Cantabria, Rioja, Murcia,...

Sépase que los destrozos habidos estos días en Castilla y León son debidos a las malas y pocas 'perras' que gestiona la Junta y a los malos números que suma Cristóbal Montoro. Entre una y otro la casa sin barrer, los ciudadanos sin atender y la comunidad hecha unos zorros.

En fin, la casta vuelve a salir a la calle para seguir instalada en la mamandurria. Y mientras casi todos se insultan, se amedrentan y se sitúan cómo y dónde pueden, el único que según las encuestas continúa subiendo es el actual alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, a pesar del absurdo interés de la oposición y de algunos jueces por poner palos en las ruedas y hacerle la vida imposible. Un alcalde que es todo un lujo de gestor y un evidente ejemplo de desarrollo para cualquier ciudad. ¡Qué extraordinario vasallo si tuviera buen señor!

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