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Dinamitar la reforma laboral en esta coyuntura de crisis dramática del empleo es una locura que ha causado estupor entre los empresarios, que califican el acuerdo como “un desprecio indignante al diálogo social”. También los sindicatos han expresado su queja por haber quedado al margen. Y por supuesto en Europa, a cuya puerta estamos llamando para pedir ayuda, se han encendido todas las alarmas.
Además existe la derivada vasca del acuerdo. Hay quien apunta una jugada para formar un tripartito con Podemos y Bildu en Euskadi, lanzando a los herederos políticos de ETA justo cuando comienza la carrera electoral. Toda una sinfonía del caos y el desgobierno de un Sánchez que puede acabar siendo rehén de su maquiavelismo.
El cisne negro de Biden sería la protesta de los estudiantes universitarios contra la invasión de Gaza en las Universidades de Columbia y la UCLA y su violento desalojo por la policía, movimiento de protesta que por mimetismo podría extenderse al resto de Universidades de Estados Unidos, rememorando las protestas de 1968 contra la guerra de Vietnam.
Un 14 de mayo de 1935 el Comité Pro-Paz en América advertía que la guerra del Chaco era una amenaza para la democracia en todo el continente. Este comité se había constituido en la ciudad argentina de Córdoba, y lo integraban poetas e intelectuales de varias nacionalidades.
El presidente Sánchez ha hablado estos días de la necesidad de un plan de regeneración democrática, que considera “uno de los desafíos más trascendentes”, para lo que propondrá “medidas y acciones para reforzar y prestigiar la democracia”. Pero ¿de qué regeneración democrática hablamos?
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