Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Comunicación positiva
Sainete en tres párrafos

El monarca que no deseaba reinar

|

Erase una vez un templado soberano que, para poder sentirse verdaderamente todo un mandatario, nunca pensó ni por asomo que a su regencia le faltase algo, a su juicio, tan intrascendente como el ejercicio de haber condenado a alguno de sus súbditos durante su reinado. Pero como tampoco es menos cierto, que determinados miembros de su corte, algunos con la boca pequeña, pero otros tan de viva voz que era imposible no oírles, le reprochaban que no adoptase decisiones en esos términos, parece ser que acabó convenciéndose a sí mismo de ello.

Consciente de que su reinado podía tener los días contados si no demostraba poseer el arrojo que le exigía su Corte, y habiéndose presentado una buena oportunidad de poner aquel despropósito en práctica, en la figura de un virrey que llevaba meses desafiando su autoridad, se puso pesadamente manos a la obra. Y como se esperaba no fue, ni mucho menos, dicho y hecho, porque apenas ponerse en marcha el primer problema con el que se encontró fue que él solo, por su cuenta y riesgo, no podía ejercer la justicia como le viniese en gana. ¡Cómo aborreció, en ese preciso instante, no ser un rey absolutista para poder dictar sentencia condenatoria contra aquel súbdito que pretendía poner en entredicho su poder!

Y todo ello, neciamente, por satisfacer a todos aquellos merced a los cuales su reinado pendía de un hilo. Pero eso no era cierto del todo porque sus cortesanos, que se venían aprovechando de su peculiar modo de gobernar, porfiando a sus espaldas con todo aquello que les podía beneficiar de algún modo, no le agradecerían nunca el haberse expuesto al inclemente escarnio de su pueblo por algo en lo que no creía realmente, declinando su aprecio por el monarca cuando éste ya no les satisfacía como facilitador de sus componendas.

El monarca que no deseaba reinar

Sainete en tres párrafos
Francisco J. Caparrós
martes, 11 de noviembre de 2014, 07:53 h (CET)
Erase una vez un templado soberano que, para poder sentirse verdaderamente todo un mandatario, nunca pensó ni por asomo que a su regencia le faltase algo, a su juicio, tan intrascendente como el ejercicio de haber condenado a alguno de sus súbditos durante su reinado. Pero como tampoco es menos cierto, que determinados miembros de su corte, algunos con la boca pequeña, pero otros tan de viva voz que era imposible no oírles, le reprochaban que no adoptase decisiones en esos términos, parece ser que acabó convenciéndose a sí mismo de ello.

Consciente de que su reinado podía tener los días contados si no demostraba poseer el arrojo que le exigía su Corte, y habiéndose presentado una buena oportunidad de poner aquel despropósito en práctica, en la figura de un virrey que llevaba meses desafiando su autoridad, se puso pesadamente manos a la obra. Y como se esperaba no fue, ni mucho menos, dicho y hecho, porque apenas ponerse en marcha el primer problema con el que se encontró fue que él solo, por su cuenta y riesgo, no podía ejercer la justicia como le viniese en gana. ¡Cómo aborreció, en ese preciso instante, no ser un rey absolutista para poder dictar sentencia condenatoria contra aquel súbdito que pretendía poner en entredicho su poder!

Y todo ello, neciamente, por satisfacer a todos aquellos merced a los cuales su reinado pendía de un hilo. Pero eso no era cierto del todo porque sus cortesanos, que se venían aprovechando de su peculiar modo de gobernar, porfiando a sus espaldas con todo aquello que les podía beneficiar de algún modo, no le agradecerían nunca el haberse expuesto al inclemente escarnio de su pueblo por algo en lo que no creía realmente, declinando su aprecio por el monarca cuando éste ya no les satisfacía como facilitador de sus componendas.

Noticias relacionadas

Hay muchas formas de identificar a los acosadores en el entorno escolar, si la dirección y coordinación realmente prestan atención a sus alumnos podrán notar los cambios de comportamiento de algunos alumnos hacia ciertos profesores. Los acosadores suelen dejar huellas y pueden ser rastreados en el entorno escolar.

Los cimientos del posmodernismo se tambalearon en la edición más convulsa y polémica que se recuerda en toda la historia de Eurovisión. Todo el agitpro de Occidente dirigió sus esfuerzos a cancelar a Israel, ese pequeño oasis capitalista que aún pervive en Oriente Medio y trata de sojuzgar a la Palestina dominada por la organización terrorista Hamas.

Un error flagrante que se ha cometido en los sistemas de enseñanza-aprendizaje es el de haber sustituido al profesor por el alumno en el epicentro protagónico de dichos ámbitos. El pretender resarcir al docente de su ostracismo no ha de implicar perjuicio ninguno para el educando, el cual se vería aupado, de este modo, a un mayor privilegio, toda vez que dispondría, así, de verdaderos referentes en su proceso de formación.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto