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"Con Maquiavelo se da inicio a la filosofía política de la era moderna"

Maquiavelo

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La filosofía política de este pensador marca el comienzo de un nuevo período en la teoría política. De hecho el pensamiento de Maquiavelo, ya deja de lado las reflexiones medievales sobre política que estaban muy subordinadas a aspectos religiosos. Ciertamente, El príncipe de Maquiavelo de 1532 es un libro que se puede considerar como un manual sobre el cálculo del poder. Desde la perspectiva política de este diplomático y filósofo el temor si es necesario está justificado en la práctica y ejercicio del poder, si el carácter más humano del gobierno no es suficiente para mantener la autoridad. Ante la mala fama del maquiavelismo como expresión de astucia y malas artes de los gobernantes, surgieron obras como el Anti-Maquiavelo del rey prusiano Federico II. Este monarca poseía ideas más progresistas acerca de la tarea de gobernar con benevolencia y prudencia. De todas maneras, Maquiavelo que era un hombre del Renacimiento conocía muy bien la naturaleza humana y los caracteres y actitudes de las personas. Su conocimiento por observación de la psicología humana resultado de su actividad política se proyecta en sus escritos políticos. Es verdad que para él la ética no tiene sentido en el ámbito del ejercicio del poder, porque puede debilitar el ejercicio del mismo. O lo que es similar, los preceptos religiosos que afirman la bondad y las otras virtudes, no son aplicables para Maquiavelo de un modo sistemático en la práctica de la autoridad política.

Si bien la actitud personal de este pensador en su labor diplomática y política fue prudente y juiciosa, a pesar de las circunstancias y avatares de su vida. Algo que se manifiesta también en su lecho de muerte, porque apremiado para que rechazara las obras del diablo dijo: «No es éste el momento de hacerse enemigos».

En El príncipe se observa la actividad política sin artificios no ocultaciones. La actitud realista de Maquiavelo pone al descubierto todos los entresijos del poder sin disimulos, y también la maldad, los engaños y la corrupción que a finales del siglo XV y comienzo del XVI era algo muy frecuente. Ante esta generalizada situación propone una serie de remedios o estrategias para conservar el poder, y prevenir posibles rebeliones y golpes de estado, etc.

Como también afirma Robert Zimmer: «Con Maquiavelo se da inicio a la filosofía política de la era moderna, la que comprende al Estado como una forma de organización creada por el hombre, e intenta ver la actividad política sin prismas morales». Desde el enfoque filosófico maquiaveliano la moral posee su valor intrínseco innegable, pero no considera que sea aplicable en su forma de entender la filosofía política a la realidad de su tiempo, que él conoce tan profundamente. Para Maquiavelo uno de los fines esenciales de su manual sobre el gobierno del príncipe es, precisamente, la afirmación de la eficiencia, que es la expresión de una praxis política fundamentada en el cálculo racional del poder. La astucia política de este teórico político se basa en sus experiencias y observaciones de los comportamientos cotidianos y reales de sus coetáneos. Al ser embajador de Florencia disfruta de una posición privilegiada para darse cuenta de todo tipo de operaciones políticas y militares, en la convulsa situación italiana del momento, con pequeños estados en lucha permanente, y con la amenaza constante del poder de los dos grandes estados vecinos. Maquiavelo deseaba la unificación política de Italia y consideraba la misma como absolutamente necesaria y conveniente. Si bien la misma se logró varios siglos después.

Para este filósofo más que la razón abstracta o el origen divino del poder puede decirse que la autoridad descansa en los hechos y los acontecimientos, en definitiva, en las decisiones humanas. Maquiavelo era un gran lector de historiadores y pensadores de la antigüedad grecolatina. Esto es algo que se nota en las páginas de sus escritos políticos. De todos modos, conviene dejar claro que no era un filósofo de escritorio, ya que su experiencia de la realidad política y social de su tiempo era muy amplia y abundante.

Maquiavelo

"Con Maquiavelo se da inicio a la filosofía política de la era moderna"
José Manuel López García
viernes, 24 de octubre de 2014, 07:02 h (CET)
La filosofía política de este pensador marca el comienzo de un nuevo período en la teoría política. De hecho el pensamiento de Maquiavelo, ya deja de lado las reflexiones medievales sobre política que estaban muy subordinadas a aspectos religiosos. Ciertamente, El príncipe de Maquiavelo de 1532 es un libro que se puede considerar como un manual sobre el cálculo del poder. Desde la perspectiva política de este diplomático y filósofo el temor si es necesario está justificado en la práctica y ejercicio del poder, si el carácter más humano del gobierno no es suficiente para mantener la autoridad. Ante la mala fama del maquiavelismo como expresión de astucia y malas artes de los gobernantes, surgieron obras como el Anti-Maquiavelo del rey prusiano Federico II. Este monarca poseía ideas más progresistas acerca de la tarea de gobernar con benevolencia y prudencia. De todas maneras, Maquiavelo que era un hombre del Renacimiento conocía muy bien la naturaleza humana y los caracteres y actitudes de las personas. Su conocimiento por observación de la psicología humana resultado de su actividad política se proyecta en sus escritos políticos. Es verdad que para él la ética no tiene sentido en el ámbito del ejercicio del poder, porque puede debilitar el ejercicio del mismo. O lo que es similar, los preceptos religiosos que afirman la bondad y las otras virtudes, no son aplicables para Maquiavelo de un modo sistemático en la práctica de la autoridad política.

Si bien la actitud personal de este pensador en su labor diplomática y política fue prudente y juiciosa, a pesar de las circunstancias y avatares de su vida. Algo que se manifiesta también en su lecho de muerte, porque apremiado para que rechazara las obras del diablo dijo: «No es éste el momento de hacerse enemigos».

En El príncipe se observa la actividad política sin artificios no ocultaciones. La actitud realista de Maquiavelo pone al descubierto todos los entresijos del poder sin disimulos, y también la maldad, los engaños y la corrupción que a finales del siglo XV y comienzo del XVI era algo muy frecuente. Ante esta generalizada situación propone una serie de remedios o estrategias para conservar el poder, y prevenir posibles rebeliones y golpes de estado, etc.

Como también afirma Robert Zimmer: «Con Maquiavelo se da inicio a la filosofía política de la era moderna, la que comprende al Estado como una forma de organización creada por el hombre, e intenta ver la actividad política sin prismas morales». Desde el enfoque filosófico maquiaveliano la moral posee su valor intrínseco innegable, pero no considera que sea aplicable en su forma de entender la filosofía política a la realidad de su tiempo, que él conoce tan profundamente. Para Maquiavelo uno de los fines esenciales de su manual sobre el gobierno del príncipe es, precisamente, la afirmación de la eficiencia, que es la expresión de una praxis política fundamentada en el cálculo racional del poder. La astucia política de este teórico político se basa en sus experiencias y observaciones de los comportamientos cotidianos y reales de sus coetáneos. Al ser embajador de Florencia disfruta de una posición privilegiada para darse cuenta de todo tipo de operaciones políticas y militares, en la convulsa situación italiana del momento, con pequeños estados en lucha permanente, y con la amenaza constante del poder de los dos grandes estados vecinos. Maquiavelo deseaba la unificación política de Italia y consideraba la misma como absolutamente necesaria y conveniente. Si bien la misma se logró varios siglos después.

Para este filósofo más que la razón abstracta o el origen divino del poder puede decirse que la autoridad descansa en los hechos y los acontecimientos, en definitiva, en las decisiones humanas. Maquiavelo era un gran lector de historiadores y pensadores de la antigüedad grecolatina. Esto es algo que se nota en las páginas de sus escritos políticos. De todos modos, conviene dejar claro que no era un filósofo de escritorio, ya que su experiencia de la realidad política y social de su tiempo era muy amplia y abundante.

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