Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Salud
Etiquetas | Niños | Cocina | Educación
El potencial de los niños durante su etapa de aprendizaje puede sorprender a más de un padre, solo hay que ver las ediciones infantiles de los programas especializados en restauración

¿A tus hijos les gusta mucho cocinar? Es normal, estos son los motivos

|

Hace ya siete años desde que el conocido formato de televisión Masterchef Junior se estrenara en España, dejando a toda la audiencia asombrada por las destrezas culinarias de un grupo de niños de entre 8 y 12 años. Antes de eso, ningún padre imaginaba que sus hijos pudiesen ser capaces de elaborar platos tan intrincados como una deconstrucción de milhojas de carabinero o un risotto de gamba roja y plancton. Es más, aún hoy cualquiera se asombraría si su hijo de diez años en el colegio tuviera clases tan dispares como creación de una start-up, criminología y lenguaje forense o robótica.

Hoy en día, la profesión de cocinero se ha convertido en una de las más deseadas entre los pequeños, por la influencia de este tipo de programas en la televisión. Es una realidad que algunos colegios ya contemplan estas y muchas otras disciplinas como una manera aplicada y significativa, además de divertida, de trabajar contenidos curriculares. Por ejemplo, a través de la preparación de una receta podemos aprender mucho acerca de unidades de medida y cálculos de proporciones, de nutrientes, de trabajo en equipo, así como mejorar habilidades motrices, desarrollar la creatividad, etc.

Según Ana Herrero, psicóloga y coordinadora del Departamento de Orientación del grupo Brains International Schools, “en ocasiones los padres no son plenamente conscientes del potencial de aprendizaje de sus hijos”, lo que les lleva en algunas ocasiones a considerar que no están preparados para comprender o realizar algunas funciones más complejas. Sin embargo, la neurociencia ha demostrado que “el aprendizaje cognitivo experimenta su etapa de mayor plasticidad en los primeros años de la infancia”, siendo necesario crear entornos estimulantes que les ayuden a desarrollar habilidades, aunque siempre respetando el momento madurativo del niño y atendiendo a sus necesidades.

El principio clave de este pensamiento es el de unificar los momentos de ocio y entretenimiento con el aprendizaje y la formación. La gastronomía ha captado la atención de los más pequeños por razones muy sencillas. “La motivación es clave a la hora de animar a nuestros hijos a realizar cualquier actividad, y ellos solo se motivan si algo les parece divertido y se sienten capaces”, comenta Ana Herrero. Risas, juegos, visitas inesperadas, amigos y retos a los que se enfrentan en grupo. Según estudios científicos recientes, la funcionalidad del cerebro se multiplica cuando el aprendizaje viene acompañado de una intensa actividad emocional.

Del mismo modo que la motivación desaparece cuando un jefe no es capaz de reconocer el mérito de sus trabajadores, el profesorado del s.XXI asume el reto de trabajar de forma personalizada con cada alumno. “Reconocer los puntos fuertes y acompañar a cada niño a su ritmo es esencial para que mantengan el interés por la actividad. De esta forma validamos sus logros y les ofrecemos una red de seguridad y apoyo que les proporciona recursos para afrontar sin miedo metas cada vez más complicadas, sin olvidar la efectividad que ha demostrado el hecho de darles autonomía en su aprendizaje, permitiendo que ellos sean capaces de auto valorar su trabajo. Esta es una de las competencias personales más útiles para tener un rendimiento óptimo, tanto académico como más adelante, en el mundo laboral”, afirma Ana Herrero.

Cuando recae sobre un niño o una niña la responsabilidad de elaborar una receta de principio a fin sin la ayuda de un adulto, se entrena en múltiples funciones ejecutivas, enfocándose en una meta, organizando y secuenciando todos los pasos y procesos necesarios, además entrenar también aspectos emocionales como la gestión de la frustración, la paciencia, el miedo al fracaso, o la capacidad de recibir críticas, con la ventaja de que son los propios padres los que las realizan. Una vez superada esta prueba, salen fortalecidos y preparados para nuevos retos estimulantes.

Por ello, la cocina ha dejado de ser un laboratorio reservado exclusivamente para los adultos, para convertirse en un espacio de juego y creatividad en el que la familia entera puede disfrutar. Ana Herrero recomienda el uso de libros de recetas para niños (se puede encontrar una amplia oferta en internet) que sirven de guía para ir aumentando la dificultad, a la vez que genera en ellos la ilusión por que llegue el día de cocinar en familia.

Lo que atrae a los niños de la cocina es lo mismo que puede atraerles de muchas otras disciplinas. La neurociencia y la educación han estrechado sus lazos para comprender el gran potencial del cerebro humano, especialmente en sus primeros años de edad. Como afirma Ana Herrero, “la esencia para conseguir un aprendizaje deseado es cambiar el foco del ‘qué se aprende’ al ‘cómo se aprende’”.

¿A tus hijos les gusta mucho cocinar? Es normal, estos son los motivos

El potencial de los niños durante su etapa de aprendizaje puede sorprender a más de un padre, solo hay que ver las ediciones infantiles de los programas especializados en restauración
Redacción
martes, 25 de febrero de 2020, 11:01 h (CET)

Hace ya siete años desde que el conocido formato de televisión Masterchef Junior se estrenara en España, dejando a toda la audiencia asombrada por las destrezas culinarias de un grupo de niños de entre 8 y 12 años. Antes de eso, ningún padre imaginaba que sus hijos pudiesen ser capaces de elaborar platos tan intrincados como una deconstrucción de milhojas de carabinero o un risotto de gamba roja y plancton. Es más, aún hoy cualquiera se asombraría si su hijo de diez años en el colegio tuviera clases tan dispares como creación de una start-up, criminología y lenguaje forense o robótica.

Hoy en día, la profesión de cocinero se ha convertido en una de las más deseadas entre los pequeños, por la influencia de este tipo de programas en la televisión. Es una realidad que algunos colegios ya contemplan estas y muchas otras disciplinas como una manera aplicada y significativa, además de divertida, de trabajar contenidos curriculares. Por ejemplo, a través de la preparación de una receta podemos aprender mucho acerca de unidades de medida y cálculos de proporciones, de nutrientes, de trabajo en equipo, así como mejorar habilidades motrices, desarrollar la creatividad, etc.

Según Ana Herrero, psicóloga y coordinadora del Departamento de Orientación del grupo Brains International Schools, “en ocasiones los padres no son plenamente conscientes del potencial de aprendizaje de sus hijos”, lo que les lleva en algunas ocasiones a considerar que no están preparados para comprender o realizar algunas funciones más complejas. Sin embargo, la neurociencia ha demostrado que “el aprendizaje cognitivo experimenta su etapa de mayor plasticidad en los primeros años de la infancia”, siendo necesario crear entornos estimulantes que les ayuden a desarrollar habilidades, aunque siempre respetando el momento madurativo del niño y atendiendo a sus necesidades.

El principio clave de este pensamiento es el de unificar los momentos de ocio y entretenimiento con el aprendizaje y la formación. La gastronomía ha captado la atención de los más pequeños por razones muy sencillas. “La motivación es clave a la hora de animar a nuestros hijos a realizar cualquier actividad, y ellos solo se motivan si algo les parece divertido y se sienten capaces”, comenta Ana Herrero. Risas, juegos, visitas inesperadas, amigos y retos a los que se enfrentan en grupo. Según estudios científicos recientes, la funcionalidad del cerebro se multiplica cuando el aprendizaje viene acompañado de una intensa actividad emocional.

Del mismo modo que la motivación desaparece cuando un jefe no es capaz de reconocer el mérito de sus trabajadores, el profesorado del s.XXI asume el reto de trabajar de forma personalizada con cada alumno. “Reconocer los puntos fuertes y acompañar a cada niño a su ritmo es esencial para que mantengan el interés por la actividad. De esta forma validamos sus logros y les ofrecemos una red de seguridad y apoyo que les proporciona recursos para afrontar sin miedo metas cada vez más complicadas, sin olvidar la efectividad que ha demostrado el hecho de darles autonomía en su aprendizaje, permitiendo que ellos sean capaces de auto valorar su trabajo. Esta es una de las competencias personales más útiles para tener un rendimiento óptimo, tanto académico como más adelante, en el mundo laboral”, afirma Ana Herrero.

Cuando recae sobre un niño o una niña la responsabilidad de elaborar una receta de principio a fin sin la ayuda de un adulto, se entrena en múltiples funciones ejecutivas, enfocándose en una meta, organizando y secuenciando todos los pasos y procesos necesarios, además entrenar también aspectos emocionales como la gestión de la frustración, la paciencia, el miedo al fracaso, o la capacidad de recibir críticas, con la ventaja de que son los propios padres los que las realizan. Una vez superada esta prueba, salen fortalecidos y preparados para nuevos retos estimulantes.

Por ello, la cocina ha dejado de ser un laboratorio reservado exclusivamente para los adultos, para convertirse en un espacio de juego y creatividad en el que la familia entera puede disfrutar. Ana Herrero recomienda el uso de libros de recetas para niños (se puede encontrar una amplia oferta en internet) que sirven de guía para ir aumentando la dificultad, a la vez que genera en ellos la ilusión por que llegue el día de cocinar en familia.

Lo que atrae a los niños de la cocina es lo mismo que puede atraerles de muchas otras disciplinas. La neurociencia y la educación han estrechado sus lazos para comprender el gran potencial del cerebro humano, especialmente en sus primeros años de edad. Como afirma Ana Herrero, “la esencia para conseguir un aprendizaje deseado es cambiar el foco del ‘qué se aprende’ al ‘cómo se aprende’”.

Noticias relacionadas

Los españoles pasan una media de 1.760 horas al año en el trabajo. Ir a trabajar forma parte de la rutina diaria de millones de personas, pero la productividad depende en gran medida del entorno profesional y del ambiente en el que se desenvuelven los trabajadores, que en ocasiones repercute en su bienestar y va más allá de la jornada laboral.

Cada vez más personas son conscientes del impacto positivo que tiene el deporte en sus vidas. Mantenerse activo y saludable es fundamental a cualquier edad. A partir de los 40 años, comenzamos a experimentar una pérdida de masa muscular, así como una disminución en la densidad ósea, lo que puede aumentar el riesgo de lesiones y enfermedades crónicas, al tiempo que disminuye nuestra calidad de vida.

La Fundación Josep Carreras contra la Leucemia, con la colaboración de la Fundación Grünenthal, ha publicado la Guía ‘El dolor en el paciente hemato-oncológico: antes, después y durante el tratamiento’. Este documento proporciona recomendaciones para manejar el dolor asociado a las enfermedades hematológicas en sus diferentes etapas del tratamiento, así como a nivel emocional por el impacto psicológico y funcional que tiene en los pacientes.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto