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En poco tiempo hemos conseguido retroceder en el tiempo y empobrecernos como nunca

Retrocedemos 16 años

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Iluminados por el glamour, las alharacas y el toma del frasco, Carrasco, del bisoño monarca Felipe VI, no se comenta que hemos retrocedido 16 años.

La renta española por habitante queda de nuevo por debajo de la media europea. Como hace 16 años. En poco tiempo hemos conseguido retroceder en el tiempo y empobrecernos como nunca. Y seguimos cayendo denodamente hasta la derrota final. Sabemos que en los últimos seis meses de nuevo han subido las ejecuciones hipotecarias y los desahucios hasta cuatrocientas mil hogares, aunque los desahuciados no aparezcan en los medios de comunicación para dar noticia de ello, en lo que simula un pacto vergonzante de la prensa con el nuevo statu quo.

España sigue siendo una deformación grotesca de la civilización europea. Y de nuevo hay que resucitar a los héroes del Callejón del Gato: los únicos que nos quedan en estos momentos para sacarnos del atolladero de la historia. De nuevo el drama familiar se sirve en pequeñas dosis mientras los medios hablan de la infamante derrota de la selección española y la llegada del monarca demediado.

Desque aquel “vamos a superar a Alemania” del cándido Zapatero en 2007 hasta el momento actual, la realidad ha sido que Alemania ha aumentado su renta y producto interior bruto más de nueve puntos y España ha caído en picado a posiciones de hace tres lustros. Esta es la realidad. Lo demás: ceremonias, proclamaciones y decesos que caen en el folklore atroz de la historia.

En esta crisis beneficiosa para Alemania hemos perdido los del Sur. Mientras la miseria aumenta y los contenedores de basura son el refugio natural de algunos que pretenden recuperar poder adquisitivo, los ricos del centro y norte de Europa llegan de nuevo como en los años 60 a ocupar nuestras playas, a comprar nuestras viviendas y a enseñarnos que España siempre fue durante mucho tiempo un país de emigrantes. Un país en la infrahistoria.

¡Triste España! Una España de charanga y pandereta que se viste en las grandes ocasiones con los zapatos nuevos que le aprietan para conmemorar falseadas onomásticas y sarpullidos históricos.

Los perdedores viven en el Sur. Lo sabemos. Los hemos visto y los vemos todos los días en los comedores sociales. Los vemos en los desempleados y en los desahuciados. Lo vemos en la reducción de salarios y la pérdida de consumo. Los vemos en los ojos dolientes de los habitantes de esta nación que siempre está tratando de construirse y destruirse a sí misma como sea.

Los políticos españoles y europeos con sus recetas han creado esta indigencia. ¿Cómo vamos ahora a querer a Europa? Ya no nos queda nada. Acaso la costumbre de la queja y la farsa y licencia del rey castizo.

Retrocedemos 16 años

En poco tiempo hemos conseguido retroceder en el tiempo y empobrecernos como nunca
Francisco Morales Lomas
viernes, 20 de junio de 2014, 08:54 h (CET)
Iluminados por el glamour, las alharacas y el toma del frasco, Carrasco, del bisoño monarca Felipe VI, no se comenta que hemos retrocedido 16 años.

La renta española por habitante queda de nuevo por debajo de la media europea. Como hace 16 años. En poco tiempo hemos conseguido retroceder en el tiempo y empobrecernos como nunca. Y seguimos cayendo denodamente hasta la derrota final. Sabemos que en los últimos seis meses de nuevo han subido las ejecuciones hipotecarias y los desahucios hasta cuatrocientas mil hogares, aunque los desahuciados no aparezcan en los medios de comunicación para dar noticia de ello, en lo que simula un pacto vergonzante de la prensa con el nuevo statu quo.

España sigue siendo una deformación grotesca de la civilización europea. Y de nuevo hay que resucitar a los héroes del Callejón del Gato: los únicos que nos quedan en estos momentos para sacarnos del atolladero de la historia. De nuevo el drama familiar se sirve en pequeñas dosis mientras los medios hablan de la infamante derrota de la selección española y la llegada del monarca demediado.

Desque aquel “vamos a superar a Alemania” del cándido Zapatero en 2007 hasta el momento actual, la realidad ha sido que Alemania ha aumentado su renta y producto interior bruto más de nueve puntos y España ha caído en picado a posiciones de hace tres lustros. Esta es la realidad. Lo demás: ceremonias, proclamaciones y decesos que caen en el folklore atroz de la historia.

En esta crisis beneficiosa para Alemania hemos perdido los del Sur. Mientras la miseria aumenta y los contenedores de basura son el refugio natural de algunos que pretenden recuperar poder adquisitivo, los ricos del centro y norte de Europa llegan de nuevo como en los años 60 a ocupar nuestras playas, a comprar nuestras viviendas y a enseñarnos que España siempre fue durante mucho tiempo un país de emigrantes. Un país en la infrahistoria.

¡Triste España! Una España de charanga y pandereta que se viste en las grandes ocasiones con los zapatos nuevos que le aprietan para conmemorar falseadas onomásticas y sarpullidos históricos.

Los perdedores viven en el Sur. Lo sabemos. Los hemos visto y los vemos todos los días en los comedores sociales. Los vemos en los desempleados y en los desahuciados. Lo vemos en la reducción de salarios y la pérdida de consumo. Los vemos en los ojos dolientes de los habitantes de esta nación que siempre está tratando de construirse y destruirse a sí misma como sea.

Los políticos españoles y europeos con sus recetas han creado esta indigencia. ¿Cómo vamos ahora a querer a Europa? Ya no nos queda nada. Acaso la costumbre de la queja y la farsa y licencia del rey castizo.

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