Las bacterias que viven naturalmente en el suelo tienen una vasta colección de genes para luchar contra los antibióticos, pero son mucho menos propensas a compartir estos genes, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de St. Louis de la Universidad de Washington, en Estados Unidos. Los hallazgos sugieren que la mayoría de los genes de las bacterias del suelo no están en condiciones de contribuir a la resistencia a los antibióticos con las bacterias infecciosas.
Los investigadores esperan que lo que están aprendiendo de las bacterias del suelo ayude a identificar maneras de reducir el intercambio de genes entre bacterias infecciosas para frenar la propagación de superbacterias resistentes a los medicamentos, según explica el profesor asistente de Patología e Inmunología de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, Gautam Dantas, autor principal de este trabajo, cuyos resultados publica este miércoles 'Nature'.
"Las bacterias del suelo tienen estrategias para luchar contra los antibióticos sobre las cuales estamos ahora sólo empezando a aprender", afirma Dantas. "Tenemos que asegurarnos de que los genes que hacen posible estas estrategias no se comparten con las bacterias infecciosas, ya que pueden hacer que el problema de las infecciones resistentes a los medicamentos sea mucho peor", alerta.
La mayoría de los antibióticos que se utilizan para combatir las enfermedades en la actualidad fueron ideados por los microorganismos del suelo, que los emplean como armas en la competencia por los recursos y la supervivencia. Por ejemplo, la penicilina, el primer antibiótico que tuvo éxito, procedió del hongo del suelo 'Penicillium'.
Pero el uso generalizado de la penicilina y otros antibióticos más nuevos ha llevado a las bacterias a desarrollar estrategias para bloquear su acción, evadirla o resistir de otra forma el ataque de estos medicamentos. En el nuevo estudio, los científicos analizaron el ADN bacteriano de 18 muestras del suelo de zonas agrícolas y de pastizales de Minnesota y Michigan, Estados Unidos.
Mediante el uso de una técnica que ellos mismos ayudaron a desarrollar, los investigadores aislaron pequeños fragmentos de ADN bacteriano a partir de los suelos y seleccionaron aquellas piezas de los genes que confieren resistencia a los antibióticos.
Otros científicos han identificado secciones de código genético que hacen que sea posible que las bacterias compartan genes, pero un gen debe estar cerca de estos "elementos de movilidad" para ser compartido. Los aproximadamente 3.000 genes resistentes a los antibióticos detectados por los investigadores en las bacterias del suelo, por lo general, no estaban cerca de esos elementos.
Los científicos también vieron que los genes de resistencia a los antibióticos en el suelo están vinculados estrechamente a bacterias específicas, lo que indica poco intercambio entre las especies. Sin embargo, en las bacterias infecciosas, un intercambio más frecuente de genes crea grupos de resistencia a antibióticos que difieren en gran medida entre las bacterias relacionadas.
"Sospechamos que uno de los principales factores que impulsa el intercambio de genes de resistencia a los antibióticos es la exposición a nuevos antibióticos -apunta Dantas--. Debido a que las bacterias del suelo necesitan muchos miles de años para desarrollar nuevos antibióticos, las bacterias en esa comunidad no encuentran estas amenazas tan a menudo como las bacterias que causan enfermedades, que tratamos habitualmente con diferentes antibióticos".
Las bacterias que viven naturalmente en el suelo tienen una vasta colección de genes para luchar contra los antibióticos, pero son mucho menos propensas a compartir estos genes, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de St. Louis de la Universidad de Washington, en Estados Unidos. Los hallazgos sugieren que la mayoría de los genes de las bacterias del suelo no están en condiciones de contribuir a la resistencia a los antibióticos con las bacterias infecciosas.
Los investigadores esperan que lo que están aprendiendo de las bacterias del suelo ayude a identificar maneras de reducir el intercambio de genes entre bacterias infecciosas para frenar la propagación de superbacterias resistentes a los medicamentos, según explica el profesor asistente de Patología e Inmunología de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, Gautam Dantas, autor principal de este trabajo, cuyos resultados publica este miércoles 'Nature'.
"Las bacterias del suelo tienen estrategias para luchar contra los antibióticos sobre las cuales estamos ahora sólo empezando a aprender", afirma Dantas. "Tenemos que asegurarnos de que los genes que hacen posible estas estrategias no se comparten con las bacterias infecciosas, ya que pueden hacer que el problema de las infecciones resistentes a los medicamentos sea mucho peor", alerta.
La mayoría de los antibióticos que se utilizan para combatir las enfermedades en la actualidad fueron ideados por los microorganismos del suelo, que los emplean como armas en la competencia por los recursos y la supervivencia. Por ejemplo, la penicilina, el primer antibiótico que tuvo éxito, procedió del hongo del suelo 'Penicillium'.
Pero el uso generalizado de la penicilina y otros antibióticos más nuevos ha llevado a las bacterias a desarrollar estrategias para bloquear su acción, evadirla o resistir de otra forma el ataque de estos medicamentos. En el nuevo estudio, los científicos analizaron el ADN bacteriano de 18 muestras del suelo de zonas agrícolas y de pastizales de Minnesota y Michigan, Estados Unidos.
Mediante el uso de una técnica que ellos mismos ayudaron a desarrollar, los investigadores aislaron pequeños fragmentos de ADN bacteriano a partir de los suelos y seleccionaron aquellas piezas de los genes que confieren resistencia a los antibióticos.
Otros científicos han identificado secciones de código genético que hacen que sea posible que las bacterias compartan genes, pero un gen debe estar cerca de estos "elementos de movilidad" para ser compartido. Los aproximadamente 3.000 genes resistentes a los antibióticos detectados por los investigadores en las bacterias del suelo, por lo general, no estaban cerca de esos elementos.
Los científicos también vieron que los genes de resistencia a los antibióticos en el suelo están vinculados estrechamente a bacterias específicas, lo que indica poco intercambio entre las especies. Sin embargo, en las bacterias infecciosas, un intercambio más frecuente de genes crea grupos de resistencia a antibióticos que difieren en gran medida entre las bacterias relacionadas.
"Sospechamos que uno de los principales factores que impulsa el intercambio de genes de resistencia a los antibióticos es la exposición a nuevos antibióticos -apunta Dantas--. Debido a que las bacterias del suelo necesitan muchos miles de años para desarrollar nuevos antibióticos, las bacterias en esa comunidad no encuentran estas amenazas tan a menudo como las bacterias que causan enfermedades, que tratamos habitualmente con diferentes antibióticos".
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