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Parece mentira, pero en pleno siglo XXI seguimos necesitando dar de comer al hambriento, en esta sociedad progresista y europea

Dar de comer

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Digan lo que digan “las lenguas de doble filo”, el precepto evangélico de “dar de comer al hambriento”, se sigue necesitando aplicar pese al desarrollo económico de la humanidad. Desde siempre las instituciones cristianas lo han tenido muy presente y han utilizado sus recursos para aliviar la penuria de las clases más necesitadas o, como se dice ahora “familias en riesgo de exclusión social”.

En Málaga, allá por los últimos años del pasado siglo, se reunieron un grupo de malagueños (naturales o de adopción) unidos por su fe católica encomendándose a la Virgen de los Remedios (Patrona de Cártama). Decidieron crear un Banco de Alimentos en Málaga bajo el nombre de Bancosol; el Banco de Alimentos de la Costa del Sol. En una cuartelada del mercado de mayoristas malacitano, iniciaron una andadura que ha continuado a lo largo de los años y consolidado en unos almacenes de casi dos mil metros cuadrados, que les que permiten recepcionar, clasificar y repartir -mediante sus entidades de reparto-, una cifra de alimentos que se puede cuantificar por millones de kilos.

Cada año, por estas fechas, se procede a realizar una campaña de recogida de alimentos bajo el nombre de la gran recogida. Este año se celebrará los días 22 y 23 de noviembre en la gran mayoría de las cadenas de abastecimiento de alimentos, supermercados y grandes superficies. Miles de voluntarios de todas las edades, provistos de petos identificativos, se harán visibles en las puertas de estos establecimientos solicitando la colaboración de todos los malagueños que, en esta campaña, alcance la cifra de 800.000 kilos.

Detrás de todo este despliegue de medios se encuentra el espíritu cristiano que alentó a los fundadores de Bancosol (un Banco con mucho interés). Algunos de ellos se encuentran ya con el Padre y, desde allí, nos siguen alentando a cuantos aliviamos la penuria de nuestros hermanos menos afortunados.

Y, como siempre, tengo que resaltar que los miembros “del segmento de plata” se encuentran en primera fila de esta maravillosa obra. Ellos esperan que el resto de los malagueños se involucre en esta tarea con sus aportaciones, y que, de una vez por todas, consigamos erradicar del mundo la pobreza y el hambre. Que consigamos que la justicia distributiva haga innecesaria la caridad.

Dar de comer

Parece mentira, pero en pleno siglo XXI seguimos necesitando dar de comer al hambriento, en esta sociedad progresista y europea
Manuel Montes Cleries
viernes, 22 de noviembre de 2019, 08:34 h (CET)

Digan lo que digan “las lenguas de doble filo”, el precepto evangélico de “dar de comer al hambriento”, se sigue necesitando aplicar pese al desarrollo económico de la humanidad. Desde siempre las instituciones cristianas lo han tenido muy presente y han utilizado sus recursos para aliviar la penuria de las clases más necesitadas o, como se dice ahora “familias en riesgo de exclusión social”.

En Málaga, allá por los últimos años del pasado siglo, se reunieron un grupo de malagueños (naturales o de adopción) unidos por su fe católica encomendándose a la Virgen de los Remedios (Patrona de Cártama). Decidieron crear un Banco de Alimentos en Málaga bajo el nombre de Bancosol; el Banco de Alimentos de la Costa del Sol. En una cuartelada del mercado de mayoristas malacitano, iniciaron una andadura que ha continuado a lo largo de los años y consolidado en unos almacenes de casi dos mil metros cuadrados, que les que permiten recepcionar, clasificar y repartir -mediante sus entidades de reparto-, una cifra de alimentos que se puede cuantificar por millones de kilos.

Cada año, por estas fechas, se procede a realizar una campaña de recogida de alimentos bajo el nombre de la gran recogida. Este año se celebrará los días 22 y 23 de noviembre en la gran mayoría de las cadenas de abastecimiento de alimentos, supermercados y grandes superficies. Miles de voluntarios de todas las edades, provistos de petos identificativos, se harán visibles en las puertas de estos establecimientos solicitando la colaboración de todos los malagueños que, en esta campaña, alcance la cifra de 800.000 kilos.

Detrás de todo este despliegue de medios se encuentra el espíritu cristiano que alentó a los fundadores de Bancosol (un Banco con mucho interés). Algunos de ellos se encuentran ya con el Padre y, desde allí, nos siguen alentando a cuantos aliviamos la penuria de nuestros hermanos menos afortunados.

Y, como siempre, tengo que resaltar que los miembros “del segmento de plata” se encuentran en primera fila de esta maravillosa obra. Ellos esperan que el resto de los malagueños se involucre en esta tarea con sus aportaciones, y que, de una vez por todas, consigamos erradicar del mundo la pobreza y el hambre. Que consigamos que la justicia distributiva haga innecesaria la caridad.

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