El bando provida avanza en Estados Unidos y retrocede en Europa. Pensar que Trump es causa o efecto es reducir mucho la cuestión. El factor quizás más significativo es la hegemonía cultural, que en EEUU parece corresponder desde los años 70 más bien al modelo conservador, que tiene una más adecuada comprensión del concepto “vida”, en tanto que en Europa pertenece indiscutiblemente al “progresismo”.
La batalla cultural, también en España, no será solo de lenguaje, ni de propuestas políticas. Será de “marcos conceptuales”. Según el lingüista y politólogo de moda, George Lakoff, la clave son los marcos mentales, los “frame”. Debemos desechar el “mito ilustrado” según el cual “basta con explicar los hechos a la gente: como son seres racionales, llegarán entonces a las conclusiones correctas”.
Lakoff sostiene que las personas no analizan los hechos uno a uno, sino que piensan “en paquetes”: están comprometidas previamente con marcos o estructuras intelectuales generales, e interpretan los hechos en función de su acomodabilidad a ellos. Si el nuevo dato es del todo incompatible con el marco sustentado, se lo rechazará o negará (se pensará que se trata de una fábula, una exageración demagógica urdida por el enemigo). Si los hechos no encajan en nuestro marco ideológico previo, son simplemente expulsados por la mente: resulta más “económico” negar el hecho que revisar el marco.
Teoría que debe dar que pensar. Por lo tanto, la batalla cultural en España es una batalla de “marcos mentales”. ¿Cómo se crean? Cultura, educación, medios de comunicación, es decir, industrias culturales y productos culturales… Ánimo pues.