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La educación a través del ejemplo es eminentemente ética

Cercanía, clave para la educación a través del ejemplo

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Educar mediante el ejemplo es una de las mejores formas de incidir en las generaciones que conviven en torno a nosotros, además de que sus efectos perduran en el tiempo y se propagan no obstante la distancia. La cercanía es un punto muy importante.

Educar a través del ejemplo es haber incorporado a nuestro comportamiento -a nuestra vida diaria-, conductas, prácticas, valores, conocimientos y saberes que merecen ser imitados o propagados porque llevan implícitos en sí una fuerte carga ética, además de que propician la convivencia humana pacífica, la comprensión inter e intrapersonal y el desarrollo sustentable de las personas y de los pueblos.

Una característica inherente a la educación mediante el ejemplo es su visibilidad, es decir, salta a la vista de todos cuando una persona o un colectivo están propiciando la formación de otros a partir de su quehacer cotidiano.

Al leer estas líneas estoy seguro de que más de un caso vienen a tu mente como ejemplo de lo que vengo exponiendo.

Mientras escribo esto, pienso en aquellas personas que arriesgan su vida para dar alimento y cobijo a mujeres violentadas, en quienes cuidan de los animales abandonados, en aquellos que se han enfrentado a los poderosos para hacer valer los derechos de sus comunidades, en fin, todos podemos hacer una larga lista al respecto.

Sin embargo, seguramente muchos de los ejemplos que recordamos tienen nombre, apellido y rostro, es decir, no se pierden en la generalidad, pues lo que se ha descubierto es que la cercanía es uno de los puntos clave del por qué ciertas personas nos influyen.

A propósito de recordar cómo es que hemos sido influidos positivamente por otras personas, en los días previos a escribir este artículo, estuve pensando en torno a las influencias que recibí en mi infancia y que contribuyeron en cierta medida a mi trayectoria como escritor.

En múltiples entrevistas siempre he compartido el caso de mi madre, y cómo es que ella siendo una mujer con solamente estudios de segundo año de primaria y origen muy humilde, siempre inculcó a mi familia el amor por el saber.

La huella tan fuerte que dejó en mi infancia la figura de mi madre no me había permitido reflexionar sobre otras influencias que recibí siendo niño.

No me había percatado de la influencia y el ejemplo que recibí de mi tío Francisco Rojas de la Rosa, familiarmente sólo llamado como el “tío Pancho”.

Mi tío Pacho no sé cómo empezó a escribir poesía -espero algún día tener la oportunidad de preguntarle-, pero de repente, y perdido en mi memoria de niño, recuerdo a mi tío Pancho acudir con mi hermano Miguel para que le transcribiera sus poemas.

Con el paso del tiempo mi hermano se convirtió en el escribano de mi tío y seguramente también mi tío lo influyó para que años después él incursionara tan exitosamente en la literatura.

Le recuerdo a mi tío escribiendo poesía sobre cualquier cosa, en torno a cualquier suceso y seguramente a muchas de sus vivencias.


Le recuerdo acudiendo al noticiero radiofónico más escuchado de Tehuacán para leer sus poemas y dar su reporte de los resultados de béisbol.


Recuerdo que conforme pasó el tiempo mi opinión sobre su obra fue cambiando y también recuerdo aquella ocasión tan significativa, cuando ganamos, él en poesía y yo en la categoría epistolar, un concurso literario organizado por una radiodifusora del lugar, con motivo del Día del Amor y la Amistad.


Sin lugar a duda, mi tío Pancho influyó mucho en mí, pero yo no me había percatado de ello.


Ahora que traigo este pasaje de mi vida y pongo especial atención en esto, me queda claro en carne propia que no podemos saber con exactitud la medida y dimensión de las influencias que recibimos, pero sí es muy evidente que como sistemas abiertos que somos, estamos en constante modificación por los estímulos del medio ambiente y por supuesto de las personas cercanas.


Actualmente los científicos han aportado muchos elementos para sustentar la educación mediante el ejemplo de vida, tal es el caso del funcionamiento de las neuronas espejo, entre otros tantos descubrimientos que hoy dan mayor certeza a lo que ya sabíamos desde hace mucho tiempo.


Así que ahora contamos con más elementos para sustentar la educación mediante el ejemplo.

Es importante reflexionar sobre todas estas situaciones formativas que son muy evidentes, pero que pasan inadvertidas porque son muy simples, aunque hay que acentuarlo, son muy efectivas.


Revisemos con ojo crítico nuestro actuar, porque debemos tener presente que estamos influyendo a más de uno y que nuestro ejemplo puede estar contribuyendo para hacer de este mundo un lugar mejor o para perpetuar la fatídica inercia que nos está destruyendo como humanidad.


Vale la pena darse cuenta, vale la pena intentarlo.

Cercanía, clave para la educación a través del ejemplo

La educación a través del ejemplo es eminentemente ética
Abel Pérez Rojas
lunes, 18 de marzo de 2019, 14:53 h (CET)

Educar mediante el ejemplo es una de las mejores formas de incidir en las generaciones que conviven en torno a nosotros, además de que sus efectos perduran en el tiempo y se propagan no obstante la distancia. La cercanía es un punto muy importante.

Educar a través del ejemplo es haber incorporado a nuestro comportamiento -a nuestra vida diaria-, conductas, prácticas, valores, conocimientos y saberes que merecen ser imitados o propagados porque llevan implícitos en sí una fuerte carga ética, además de que propician la convivencia humana pacífica, la comprensión inter e intrapersonal y el desarrollo sustentable de las personas y de los pueblos.

Una característica inherente a la educación mediante el ejemplo es su visibilidad, es decir, salta a la vista de todos cuando una persona o un colectivo están propiciando la formación de otros a partir de su quehacer cotidiano.

Al leer estas líneas estoy seguro de que más de un caso vienen a tu mente como ejemplo de lo que vengo exponiendo.

Mientras escribo esto, pienso en aquellas personas que arriesgan su vida para dar alimento y cobijo a mujeres violentadas, en quienes cuidan de los animales abandonados, en aquellos que se han enfrentado a los poderosos para hacer valer los derechos de sus comunidades, en fin, todos podemos hacer una larga lista al respecto.

Sin embargo, seguramente muchos de los ejemplos que recordamos tienen nombre, apellido y rostro, es decir, no se pierden en la generalidad, pues lo que se ha descubierto es que la cercanía es uno de los puntos clave del por qué ciertas personas nos influyen.

A propósito de recordar cómo es que hemos sido influidos positivamente por otras personas, en los días previos a escribir este artículo, estuve pensando en torno a las influencias que recibí en mi infancia y que contribuyeron en cierta medida a mi trayectoria como escritor.

En múltiples entrevistas siempre he compartido el caso de mi madre, y cómo es que ella siendo una mujer con solamente estudios de segundo año de primaria y origen muy humilde, siempre inculcó a mi familia el amor por el saber.

La huella tan fuerte que dejó en mi infancia la figura de mi madre no me había permitido reflexionar sobre otras influencias que recibí siendo niño.

No me había percatado de la influencia y el ejemplo que recibí de mi tío Francisco Rojas de la Rosa, familiarmente sólo llamado como el “tío Pancho”.

Mi tío Pacho no sé cómo empezó a escribir poesía -espero algún día tener la oportunidad de preguntarle-, pero de repente, y perdido en mi memoria de niño, recuerdo a mi tío Pancho acudir con mi hermano Miguel para que le transcribiera sus poemas.

Con el paso del tiempo mi hermano se convirtió en el escribano de mi tío y seguramente también mi tío lo influyó para que años después él incursionara tan exitosamente en la literatura.

Le recuerdo a mi tío escribiendo poesía sobre cualquier cosa, en torno a cualquier suceso y seguramente a muchas de sus vivencias.


Le recuerdo acudiendo al noticiero radiofónico más escuchado de Tehuacán para leer sus poemas y dar su reporte de los resultados de béisbol.


Recuerdo que conforme pasó el tiempo mi opinión sobre su obra fue cambiando y también recuerdo aquella ocasión tan significativa, cuando ganamos, él en poesía y yo en la categoría epistolar, un concurso literario organizado por una radiodifusora del lugar, con motivo del Día del Amor y la Amistad.


Sin lugar a duda, mi tío Pancho influyó mucho en mí, pero yo no me había percatado de ello.


Ahora que traigo este pasaje de mi vida y pongo especial atención en esto, me queda claro en carne propia que no podemos saber con exactitud la medida y dimensión de las influencias que recibimos, pero sí es muy evidente que como sistemas abiertos que somos, estamos en constante modificación por los estímulos del medio ambiente y por supuesto de las personas cercanas.


Actualmente los científicos han aportado muchos elementos para sustentar la educación mediante el ejemplo de vida, tal es el caso del funcionamiento de las neuronas espejo, entre otros tantos descubrimientos que hoy dan mayor certeza a lo que ya sabíamos desde hace mucho tiempo.


Así que ahora contamos con más elementos para sustentar la educación mediante el ejemplo.

Es importante reflexionar sobre todas estas situaciones formativas que son muy evidentes, pero que pasan inadvertidas porque son muy simples, aunque hay que acentuarlo, son muy efectivas.


Revisemos con ojo crítico nuestro actuar, porque debemos tener presente que estamos influyendo a más de uno y que nuestro ejemplo puede estar contribuyendo para hacer de este mundo un lugar mejor o para perpetuar la fatídica inercia que nos está destruyendo como humanidad.


Vale la pena darse cuenta, vale la pena intentarlo.

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