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“Al demostrar a los fanáticos que se equivocan no hay que olvidar que se equivocan aposta.” André Maurois

Calvo miente. Ensañamiento del Gobierno con los restos de Franco

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Nunca hubiéramos podido imaginar que, habiendo pasado más de cuarenta años del fallecimiento del general Francisco Franco, aquellos descendientes, al menos políticamente y de ideas de izquierdas, de los que fueron derrotados por el Ejército nacional, dirigido por él, siguieran manteniendo en sus s pechos rencoroso, aquella animadversión, desprecio, irritación u odio en contra de lo que ya nada más es un recuerdo lejano, de un acontecimiento, gracias al cual España no acabó siendo un satélite más de la antigua Unión Soviética rusa.


Cuando los del gobierno socialista del señor Pedro Sánchez ocuparon el poder - mediante un procedimiento que, como menos, podemos tachar de oportunista y gracias al apoyo de aquellos que intentan romper España o convertirla en un país similar a aquellos países bananeros de la América Latina, caracterizados por la miseria que reina en todos ellos, gracias a los dictadores que los gobiernan – una de las primeras cosas que decidieron hacer fue exhumar los restos del general Franco del Valle de los Caídos, en cuya basílica descansaba desde el día de su fallecimiento, el día 20 de noviembre de 1.975. Una vieja idea que les venía rondando y que nunca habían tenido ocasión de llevar a la práctica. Sabían de su fragilidad y de su inseguridad y precisaban de sus facultades para la propaganda intoxicante, sectaria, parcial y engañosa, para mantenerse en el filo del poder gracias a recibir el apoyo, durante el tiempo que quedaba antes de las elecciones generales del 2020, sin que los partidos que los habían apoyado se dieran cuenta de que estaban siendo utilizados y manipulados en beneficio del partido PSOE, del señor P.Sánchez, esgrimiendo el cebo de la vieja repulsa de todos ellos hacia la figura del caudillo del levantamiento militar del 18 de julio de 1.936.


Los 83 diputados del PSOE en el Congreso no garantizaban, en modo alguno, el que pudieran conservar la inestable mayoría que habían logrado para desalojar al señor Rajoy de la jefatura del Gobierno de España, por lo cual se veían obligados a conservar, fuere como fuere, a costa de cesiones y concesiones, amarrados por el interés común de apartar a la derecha de toda posibilidad de obstaculizar sus proyectos y trapicheos ( como en su día hicieron con el pacto del Tinell) ni que les impidieran, a pesar de la mayoría absoluta del PP en el Senado, que sus leyes destructivas y perniciosas pudieran salir del Parlamento enfocadas a permitirles darle el vuelco al sistema democrático en forma de Monarquía Parlamentaria, del que supimos dotarnos gracias a la Constitución de 1.978; e implantar la república comunista a la que han venido aspirando los activistas bolivarianos que nos llegaron de Venezuela. Franco se convirtió, desde entonces, en uno de los amuletos que les permitirían distraer la atención de los españoles y alimentar la sed de venganza que, una parte de los ciudadanos españoles, resabiados por la nueva propaganda contraria a la derecha, ha resucitado en aquellas personas, generalmente pobres de espíritu, que tan fácilmente pueden ser ganadas por quienes saben cómo arrastrarlos a su bando, despertándoles sus sentimientos más bajos y denigrantes.


Lo que ha sucedido es que no les va a resultar tan fácil como se imaginaban, el vencer la resistencia de los franquistas que quedan en España, a la vez que convencer a la familia del general de que deben aceptar, con resignación, la exhumación de su abuelo. La realidad es que a los impedimentos que les surgieron en el caso de la basílica del Valle de los Caídos, ante el rechazo de muchas de las personas que siguen siendo fieles al caudillaje de Franco y que han convertido la visita a aquel sitio en una peregrinación capaz de crear problemas de tránsito en la carretera que conduce a dicho lugar; ahora se ha añadido algo ajeno por completo al tema anterior, consistente en el hecho insospechado de que la familia Franco disponía de un lugar, en la catedral de la Almudena de Madrid, lugar en el que están pensando en enterrar los despojos del general y en el que ya reposan los restos de su única hija, Carmen Franco.


Como dice el dicho, para los socialistas la posibilidad de que el lugar, en el mismo centro de Madrid, se convierta en el del último reposo del Jefe de Estado anterior a la restauración de la monarquía, es algo parecido a aquello de “salir de Guatemala para entrar en Guatepeor” debido a que, la idea de exhumar a Franco del Valle de los caídos, para evitar que aquel lugar se convirtiera en un lugar de culto y peregrinaje para todos aquellos que añoraban la dictadura; con la nueva posibilidad de que, los nietos del incómodo huésped de la basílica del Valle de los Caídos, consigan su propósito y logren inhumar los despojos en la tumba de la Almudena, será algo que les va a saber a rayos a Carmen Calvo a P,Sánchez y a toda la parentela socialista que saben que aquella iglesia se va a convertir en un lugar de encuentro al que van a acudir todos aquellos que todavía conservan un buen recuerdo del gobierno del dictador.


De ahí el precipitado viaje de la vicepresidenta del Gobierno al Vaticano para entrevistarse con el cardenal Pietro Padolin. Es evidente que a la diplomacia vaticana nadie les va a dar lecciones de habilidad, de amabilidad ni de firmeza. La señora Calvo se había permitido lanzar algunas afirmaciones respeto a la visita con el cardenal que, por lo visto no tenían nada que ver con lo que allí se trató. Entendemos que la ministra intentó, como hizo su jefe, el señor Sánchez con los partidos venales de la izquierda, para lograr su apoyo, pretendiendo chantajear a la Iglesia, ofreciéndoles no ir más adelante en el intento de hacerse con la propiedad de las iglesias, algo en que lleva tiempo intentándolo y, también, conseguir que el Vaticano no se oponga a la exhumación de Franco ¿por qué tendría qué oponerse? La Calvo se atrevió a decir que tampoco el Vaticano estaba de acuerdo con que el cuerpo de Franco se enterrase en la Almudena. No ha tardado el Vaticano en reaccionar ante esta inexactitud, evidentemente intentando arrimar el ascua a la sardina del Gobierno socialista español, con un comunicado escueto pero claro: “En ningún momento se habló sobre el entierro de Franco en La Almudena”.


Veamos si nos aclaramos. La Iglesia no puede condenar a Franco como si fuera un terrorista cuando, precisamente fue él el que salvó la vida a miles de religiosos que los de las Juventudes Socialistas, los sindicatos y los chequistas, masacraron sin ninguna compasión de modo que más de 6.000 curas, monjas, religiosos y católicos fueron víctimas del odio de los comunistas y socialistas durante la Guerra Civil española y desde el advenimiento de la II República. La Iglesia católica no puede ceder al chantaje del Gobierno español y es evidente que el hecho de que la enrabietada vicepresidente hable de impedir manu militari el entierro de Franco en la Almudena, puede que le traiga más de un disgusto. Por de pronto, ya ha dado un paso para demostrar que se trata de un gobierno totalitario dispuesto a saltarse todo lo que se le ponga por delante con tal de lograr sus propósitos. ¿Se supone que la Justicia tendrá algo que decir al respecto, antes de que los socialistas saquen los tanques a la calle para impedir el traslado de Franco a la Almudena? Sería muy curiosos que la Iglesia católica negase tierra sagrada a una persona que, en su lucha contra el comunismo, recibió del mismo Vaticano la autorización para que los nacionales “llevaran a cabo la cruzada contra el comunismo ateo”.


No debiera esta señora, evidentemente de pocas creencias religiosas y seguramente una libertaria feminista, olvidarse de aquella frase que pronunció el hidalgo manchego, Don Quijote de la Mancha, cuando le dijo a su fiel escudero Sancho: “Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”. Claro que, en esta cuestión en la que interviene la ley de la Memoria Histórica, de la que, una parte importante de la misma, se está utilizando torticeramente por los comunistas y socialistas, debido a que en su redacción sólo se han tenido en cuenta aquellos datos que favorecen a los perdedores y, en consecuencia, se trata de una nueva visión de la historia evidentemente contemplada desde la visión subjetiva de sus redactores, todos ellos antiguos intelectuales de izquierdas dispuestos a aceptar como buenas opiniones no debidamente contrastadas de supuestos testigos ( cada vez los hay menos) o cartas de particulares a sus familiares evidentemente impregnadas de un partidismo tal que las hacen irrelevantes para ser tenidas como testimonios históricos. Una Ley que mucho nos tememos tendría suficientes motivos para dudar de su constitucionalidad; hecha a la medida de las izquierdas más extremistas y de la que se ha valido la señora Calvo para argumentar que la ley prohíbe cualquier acto que se pueda interpretar como apología del franquismo. Nos gustaría saber lo que opinan ellos del mausoleo de Lenin o del catafalco de Stalin en Rusia, respetados por quienes, en la actualidad, están practicando un capitalismo feroz en todas sus acciones internas del que han salido un cúmulo de millonarios como nunca se había visto en un país de raíces comunistas. Y por si dudan vean a China, el gran país comunista sucesor de Mau-ze-dong, que se ha convertido en uno de los países en los que más millonarios habitan. Pero siguen rindiendo culto a la persona y las enseñanzas del gran masacrador comunista. Nuestro Gobierno quiere explotar todo lo que tenemos de malo los españoles y no hay duda que el hecho de atribuir al general Franco todo lo que de malo tenemos en España y no reconocer todo lo que de bueno hizo se ha convertido en el deporte nacional, junto al fútbol. Pero seguiremos insistiendo en que la verdad se sobreponga a todos estos intentos de pervertir la realidad para alimentar el comunismo explotador y criminal que está avanzando peligrosamente en nuestra patria.

Calvo miente. Ensañamiento del Gobierno con los restos de Franco

“Al demostrar a los fanáticos que se equivocan no hay que olvidar que se equivocan aposta.” André Maurois
Miguel Massanet
miércoles, 31 de octubre de 2018, 08:40 h (CET)

Nunca hubiéramos podido imaginar que, habiendo pasado más de cuarenta años del fallecimiento del general Francisco Franco, aquellos descendientes, al menos políticamente y de ideas de izquierdas, de los que fueron derrotados por el Ejército nacional, dirigido por él, siguieran manteniendo en sus s pechos rencoroso, aquella animadversión, desprecio, irritación u odio en contra de lo que ya nada más es un recuerdo lejano, de un acontecimiento, gracias al cual España no acabó siendo un satélite más de la antigua Unión Soviética rusa.


Cuando los del gobierno socialista del señor Pedro Sánchez ocuparon el poder - mediante un procedimiento que, como menos, podemos tachar de oportunista y gracias al apoyo de aquellos que intentan romper España o convertirla en un país similar a aquellos países bananeros de la América Latina, caracterizados por la miseria que reina en todos ellos, gracias a los dictadores que los gobiernan – una de las primeras cosas que decidieron hacer fue exhumar los restos del general Franco del Valle de los Caídos, en cuya basílica descansaba desde el día de su fallecimiento, el día 20 de noviembre de 1.975. Una vieja idea que les venía rondando y que nunca habían tenido ocasión de llevar a la práctica. Sabían de su fragilidad y de su inseguridad y precisaban de sus facultades para la propaganda intoxicante, sectaria, parcial y engañosa, para mantenerse en el filo del poder gracias a recibir el apoyo, durante el tiempo que quedaba antes de las elecciones generales del 2020, sin que los partidos que los habían apoyado se dieran cuenta de que estaban siendo utilizados y manipulados en beneficio del partido PSOE, del señor P.Sánchez, esgrimiendo el cebo de la vieja repulsa de todos ellos hacia la figura del caudillo del levantamiento militar del 18 de julio de 1.936.


Los 83 diputados del PSOE en el Congreso no garantizaban, en modo alguno, el que pudieran conservar la inestable mayoría que habían logrado para desalojar al señor Rajoy de la jefatura del Gobierno de España, por lo cual se veían obligados a conservar, fuere como fuere, a costa de cesiones y concesiones, amarrados por el interés común de apartar a la derecha de toda posibilidad de obstaculizar sus proyectos y trapicheos ( como en su día hicieron con el pacto del Tinell) ni que les impidieran, a pesar de la mayoría absoluta del PP en el Senado, que sus leyes destructivas y perniciosas pudieran salir del Parlamento enfocadas a permitirles darle el vuelco al sistema democrático en forma de Monarquía Parlamentaria, del que supimos dotarnos gracias a la Constitución de 1.978; e implantar la república comunista a la que han venido aspirando los activistas bolivarianos que nos llegaron de Venezuela. Franco se convirtió, desde entonces, en uno de los amuletos que les permitirían distraer la atención de los españoles y alimentar la sed de venganza que, una parte de los ciudadanos españoles, resabiados por la nueva propaganda contraria a la derecha, ha resucitado en aquellas personas, generalmente pobres de espíritu, que tan fácilmente pueden ser ganadas por quienes saben cómo arrastrarlos a su bando, despertándoles sus sentimientos más bajos y denigrantes.


Lo que ha sucedido es que no les va a resultar tan fácil como se imaginaban, el vencer la resistencia de los franquistas que quedan en España, a la vez que convencer a la familia del general de que deben aceptar, con resignación, la exhumación de su abuelo. La realidad es que a los impedimentos que les surgieron en el caso de la basílica del Valle de los Caídos, ante el rechazo de muchas de las personas que siguen siendo fieles al caudillaje de Franco y que han convertido la visita a aquel sitio en una peregrinación capaz de crear problemas de tránsito en la carretera que conduce a dicho lugar; ahora se ha añadido algo ajeno por completo al tema anterior, consistente en el hecho insospechado de que la familia Franco disponía de un lugar, en la catedral de la Almudena de Madrid, lugar en el que están pensando en enterrar los despojos del general y en el que ya reposan los restos de su única hija, Carmen Franco.


Como dice el dicho, para los socialistas la posibilidad de que el lugar, en el mismo centro de Madrid, se convierta en el del último reposo del Jefe de Estado anterior a la restauración de la monarquía, es algo parecido a aquello de “salir de Guatemala para entrar en Guatepeor” debido a que, la idea de exhumar a Franco del Valle de los caídos, para evitar que aquel lugar se convirtiera en un lugar de culto y peregrinaje para todos aquellos que añoraban la dictadura; con la nueva posibilidad de que, los nietos del incómodo huésped de la basílica del Valle de los Caídos, consigan su propósito y logren inhumar los despojos en la tumba de la Almudena, será algo que les va a saber a rayos a Carmen Calvo a P,Sánchez y a toda la parentela socialista que saben que aquella iglesia se va a convertir en un lugar de encuentro al que van a acudir todos aquellos que todavía conservan un buen recuerdo del gobierno del dictador.


De ahí el precipitado viaje de la vicepresidenta del Gobierno al Vaticano para entrevistarse con el cardenal Pietro Padolin. Es evidente que a la diplomacia vaticana nadie les va a dar lecciones de habilidad, de amabilidad ni de firmeza. La señora Calvo se había permitido lanzar algunas afirmaciones respeto a la visita con el cardenal que, por lo visto no tenían nada que ver con lo que allí se trató. Entendemos que la ministra intentó, como hizo su jefe, el señor Sánchez con los partidos venales de la izquierda, para lograr su apoyo, pretendiendo chantajear a la Iglesia, ofreciéndoles no ir más adelante en el intento de hacerse con la propiedad de las iglesias, algo en que lleva tiempo intentándolo y, también, conseguir que el Vaticano no se oponga a la exhumación de Franco ¿por qué tendría qué oponerse? La Calvo se atrevió a decir que tampoco el Vaticano estaba de acuerdo con que el cuerpo de Franco se enterrase en la Almudena. No ha tardado el Vaticano en reaccionar ante esta inexactitud, evidentemente intentando arrimar el ascua a la sardina del Gobierno socialista español, con un comunicado escueto pero claro: “En ningún momento se habló sobre el entierro de Franco en La Almudena”.


Veamos si nos aclaramos. La Iglesia no puede condenar a Franco como si fuera un terrorista cuando, precisamente fue él el que salvó la vida a miles de religiosos que los de las Juventudes Socialistas, los sindicatos y los chequistas, masacraron sin ninguna compasión de modo que más de 6.000 curas, monjas, religiosos y católicos fueron víctimas del odio de los comunistas y socialistas durante la Guerra Civil española y desde el advenimiento de la II República. La Iglesia católica no puede ceder al chantaje del Gobierno español y es evidente que el hecho de que la enrabietada vicepresidente hable de impedir manu militari el entierro de Franco en la Almudena, puede que le traiga más de un disgusto. Por de pronto, ya ha dado un paso para demostrar que se trata de un gobierno totalitario dispuesto a saltarse todo lo que se le ponga por delante con tal de lograr sus propósitos. ¿Se supone que la Justicia tendrá algo que decir al respecto, antes de que los socialistas saquen los tanques a la calle para impedir el traslado de Franco a la Almudena? Sería muy curiosos que la Iglesia católica negase tierra sagrada a una persona que, en su lucha contra el comunismo, recibió del mismo Vaticano la autorización para que los nacionales “llevaran a cabo la cruzada contra el comunismo ateo”.


No debiera esta señora, evidentemente de pocas creencias religiosas y seguramente una libertaria feminista, olvidarse de aquella frase que pronunció el hidalgo manchego, Don Quijote de la Mancha, cuando le dijo a su fiel escudero Sancho: “Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”. Claro que, en esta cuestión en la que interviene la ley de la Memoria Histórica, de la que, una parte importante de la misma, se está utilizando torticeramente por los comunistas y socialistas, debido a que en su redacción sólo se han tenido en cuenta aquellos datos que favorecen a los perdedores y, en consecuencia, se trata de una nueva visión de la historia evidentemente contemplada desde la visión subjetiva de sus redactores, todos ellos antiguos intelectuales de izquierdas dispuestos a aceptar como buenas opiniones no debidamente contrastadas de supuestos testigos ( cada vez los hay menos) o cartas de particulares a sus familiares evidentemente impregnadas de un partidismo tal que las hacen irrelevantes para ser tenidas como testimonios históricos. Una Ley que mucho nos tememos tendría suficientes motivos para dudar de su constitucionalidad; hecha a la medida de las izquierdas más extremistas y de la que se ha valido la señora Calvo para argumentar que la ley prohíbe cualquier acto que se pueda interpretar como apología del franquismo. Nos gustaría saber lo que opinan ellos del mausoleo de Lenin o del catafalco de Stalin en Rusia, respetados por quienes, en la actualidad, están practicando un capitalismo feroz en todas sus acciones internas del que han salido un cúmulo de millonarios como nunca se había visto en un país de raíces comunistas. Y por si dudan vean a China, el gran país comunista sucesor de Mau-ze-dong, que se ha convertido en uno de los países en los que más millonarios habitan. Pero siguen rindiendo culto a la persona y las enseñanzas del gran masacrador comunista. Nuestro Gobierno quiere explotar todo lo que tenemos de malo los españoles y no hay duda que el hecho de atribuir al general Franco todo lo que de malo tenemos en España y no reconocer todo lo que de bueno hizo se ha convertido en el deporte nacional, junto al fútbol. Pero seguiremos insistiendo en que la verdad se sobreponga a todos estos intentos de pervertir la realidad para alimentar el comunismo explotador y criminal que está avanzando peligrosamente en nuestra patria.

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