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El síntoma de que Pedro Sánchez es prescindible apareció en La Sexta

Sánchez ya no es necesario

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Por primera vez la cadena de Roures dañaba la imagen de Sánchez poniendo en evidencia su credibilidad. Lo hizo Iñaki López, el conductor de La Sexta Noche, publicando dos opiniones opuestas del Presidente del Gobierno sobre el mismo hecho.


Antes de entrar en el hecho, para tomar conciencia de lo que significa La Sexta de Roures y lo hecho en ella por Iñaki López, veamos quien es Roures. De él, dice Wikipedia que ‘alcanzó especial relevancia pública al obtener en 2005 la concesión de la última licencia de televisión en abierto que se concedió (La Sexta)’ por parte del gobierno de Rodríguez Zapatero, sin concurso alguno cuando se había decidido no dar más licencias de televisión’. También, que ‘se define como de izquierdas y catalanista. En su juventud militó en el Front Obrer de Catalunya, en la trotskista Liga Comunista Revolucionaria y en la IV internacional’. ‘(Ser trotskista) - sigue Wikipedia atribuyendo a Roures - Para mí es una filosofía política y un método de análisis de la realidad. La situación política de aquí y de fuera ha terminado por dar la razón a todo este pensamiento marxista... Se manifiesta partidario de la aplicación del Derecho de autodeterminación de los pueblos de Cataluña’. Convendría añadir que el trotskismo es la rama del marxismo partidaria de la revolución permanente.


Con lo anterior asumido, repasemos la actividad política nacional: Hace unos meses, con conocimiento de quien debiera, preparado por quien fuera y con el beneplácito de La Sexta, se consiguió la unión de la izquierda parlamentaria con los independentistas para lograr la moción de censura que echó a Rajoy de la Presidencia del Gobierno e hizo Presidente a Pedro Sánchez. Desde entonces, la figura de Sánchez ha sido respetada y loada por La Sexta. Sin embargo, el otro día apareció como síntoma el hecho descrito que afianza uno de los supuestos que se barajaron con ocasión de la moción de censura: La decisión de usar a Sánchez para derrocar a Rajoy e impulsar la revolución permanente, trotskista, que convenía al Podemos de Pablo Iglesias acaso bajo la tutela de Roures. Revolución permanente que llevaría aparejada, también, la puesta en cuestión del futuro de España en dos ámbitos no magnificados pero tampoco ocultados por Iglesias desde Podemos ni por La Sexta de Roures: La Organización Autonómica del Estado Nacional que conviene a algunos de los partícipes en la moción que sostienen a Sánchez, Podemos incluido. Y la situación de España en la Unión Europea, que replantea Podemos con silencio de los independentistas.


Pues bien, con Rajoy apartado y Sánchez salpicado por los hechos que se conocen, los que existen y se sabe que van a aparecer y los que se estén preparando, parece poco probable que Sánchez siga siendo tenido como necesario para conseguir los fines pretendidos para la época actual.


Por las actuaciones de los actores de la moción, es obvio que el motivo usado para conseguirla no era sólo echar a Rajoy. Si ese hubiera sido el único propósito, parece lógico que, una vez conseguido, se hubiera hecho lo ofertado: convocar Elecciones Generales. Pero después de cuatro meses, el Presidente no las convoca y los que le apoyaron parecen satisfechos con que siga. Las razones que se arguyen son tan débiles que resultan no creíbles. Y es que se trata de razonar que ahora no conviene un proceso electoral. Si ésa fuera la razón, no se habría ofertado. Por ello, la razón para sostener al Gobierno hay que buscarla en la conveniencia partidista, incluso personal, de quienes lo apoyan: El propio Sánchez, El PSOE, los independentistas y Podemos.


Aunque de forma somera, veamos qué pasa con ellos: Es lógico y humano que Sánchez intente prorrogar su presidencia. Por coherencia, el PSOE no puede echar del Gobierno a su Secretario General (aunque se hable de patriotismo). Los independentistas, con la cuestión catalana en ebullición, están desunidos y en una incertidumbre rupturista que hace peligroso el albur de unas Elecciones Generales. En esta situación, el único sin ataduras es Podemos, que es tratado con guante blanco en La Sexta de Roures.


Por lo anterior, es obvio, Sánchez depende de Pablo Iglesias y Podemos. A cambio de apoyo, obediencia y condiciones. Como se vio en La Sexta, unas de las condiciones a Sánchez son crítica, deterioro de imagen y dureza. Las preguntas surgen a montones: ¿Con el deterioro de la imagen de Sánchez que se vio en La Sexta se pretende beneficiar a Podemos? ¿Se trata de debilitar al Presidente frente a los independentistas para conseguir la autodeterminación que gusta a Roures? ¿Se ha decidido convertir a Sánchez en un gerifalte obediente para usarlo de comodín socialista de Podemos cuando convenga?


De momento, hay un síntoma que es incuestionable: El trato de Iñaki López, empleado de La Sexta de Roures, a Pedro Sánchez. No fue por equivocación, no puede serlo; ni fruto del azar. López está ahí para lo que está y ha de hacer lo que deba hacer.


De momento, mostrar que Sánchez ya no es necesario.

Sánchez ya no es necesario

El síntoma de que Pedro Sánchez es prescindible apareció en La Sexta
José Luis Heras Celemín
martes, 30 de octubre de 2018, 08:02 h (CET)

Por primera vez la cadena de Roures dañaba la imagen de Sánchez poniendo en evidencia su credibilidad. Lo hizo Iñaki López, el conductor de La Sexta Noche, publicando dos opiniones opuestas del Presidente del Gobierno sobre el mismo hecho.


Antes de entrar en el hecho, para tomar conciencia de lo que significa La Sexta de Roures y lo hecho en ella por Iñaki López, veamos quien es Roures. De él, dice Wikipedia que ‘alcanzó especial relevancia pública al obtener en 2005 la concesión de la última licencia de televisión en abierto que se concedió (La Sexta)’ por parte del gobierno de Rodríguez Zapatero, sin concurso alguno cuando se había decidido no dar más licencias de televisión’. También, que ‘se define como de izquierdas y catalanista. En su juventud militó en el Front Obrer de Catalunya, en la trotskista Liga Comunista Revolucionaria y en la IV internacional’. ‘(Ser trotskista) - sigue Wikipedia atribuyendo a Roures - Para mí es una filosofía política y un método de análisis de la realidad. La situación política de aquí y de fuera ha terminado por dar la razón a todo este pensamiento marxista... Se manifiesta partidario de la aplicación del Derecho de autodeterminación de los pueblos de Cataluña’. Convendría añadir que el trotskismo es la rama del marxismo partidaria de la revolución permanente.


Con lo anterior asumido, repasemos la actividad política nacional: Hace unos meses, con conocimiento de quien debiera, preparado por quien fuera y con el beneplácito de La Sexta, se consiguió la unión de la izquierda parlamentaria con los independentistas para lograr la moción de censura que echó a Rajoy de la Presidencia del Gobierno e hizo Presidente a Pedro Sánchez. Desde entonces, la figura de Sánchez ha sido respetada y loada por La Sexta. Sin embargo, el otro día apareció como síntoma el hecho descrito que afianza uno de los supuestos que se barajaron con ocasión de la moción de censura: La decisión de usar a Sánchez para derrocar a Rajoy e impulsar la revolución permanente, trotskista, que convenía al Podemos de Pablo Iglesias acaso bajo la tutela de Roures. Revolución permanente que llevaría aparejada, también, la puesta en cuestión del futuro de España en dos ámbitos no magnificados pero tampoco ocultados por Iglesias desde Podemos ni por La Sexta de Roures: La Organización Autonómica del Estado Nacional que conviene a algunos de los partícipes en la moción que sostienen a Sánchez, Podemos incluido. Y la situación de España en la Unión Europea, que replantea Podemos con silencio de los independentistas.


Pues bien, con Rajoy apartado y Sánchez salpicado por los hechos que se conocen, los que existen y se sabe que van a aparecer y los que se estén preparando, parece poco probable que Sánchez siga siendo tenido como necesario para conseguir los fines pretendidos para la época actual.


Por las actuaciones de los actores de la moción, es obvio que el motivo usado para conseguirla no era sólo echar a Rajoy. Si ese hubiera sido el único propósito, parece lógico que, una vez conseguido, se hubiera hecho lo ofertado: convocar Elecciones Generales. Pero después de cuatro meses, el Presidente no las convoca y los que le apoyaron parecen satisfechos con que siga. Las razones que se arguyen son tan débiles que resultan no creíbles. Y es que se trata de razonar que ahora no conviene un proceso electoral. Si ésa fuera la razón, no se habría ofertado. Por ello, la razón para sostener al Gobierno hay que buscarla en la conveniencia partidista, incluso personal, de quienes lo apoyan: El propio Sánchez, El PSOE, los independentistas y Podemos.


Aunque de forma somera, veamos qué pasa con ellos: Es lógico y humano que Sánchez intente prorrogar su presidencia. Por coherencia, el PSOE no puede echar del Gobierno a su Secretario General (aunque se hable de patriotismo). Los independentistas, con la cuestión catalana en ebullición, están desunidos y en una incertidumbre rupturista que hace peligroso el albur de unas Elecciones Generales. En esta situación, el único sin ataduras es Podemos, que es tratado con guante blanco en La Sexta de Roures.


Por lo anterior, es obvio, Sánchez depende de Pablo Iglesias y Podemos. A cambio de apoyo, obediencia y condiciones. Como se vio en La Sexta, unas de las condiciones a Sánchez son crítica, deterioro de imagen y dureza. Las preguntas surgen a montones: ¿Con el deterioro de la imagen de Sánchez que se vio en La Sexta se pretende beneficiar a Podemos? ¿Se trata de debilitar al Presidente frente a los independentistas para conseguir la autodeterminación que gusta a Roures? ¿Se ha decidido convertir a Sánchez en un gerifalte obediente para usarlo de comodín socialista de Podemos cuando convenga?


De momento, hay un síntoma que es incuestionable: El trato de Iñaki López, empleado de La Sexta de Roures, a Pedro Sánchez. No fue por equivocación, no puede serlo; ni fruto del azar. López está ahí para lo que está y ha de hacer lo que deba hacer.


De momento, mostrar que Sánchez ya no es necesario.

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