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La Constitución de 1978 no prevé el caso de la reciente sentencia del caso Gürtel que pone en duda la veracidad de las declaraciones del presidente en sede parlamentaria

¿Una Constituyente?

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Es, sin embargo, muy grave: el poder judicial no puede limitarse a emitir sospecha en un tema que afecta a los cimientos del Estado de Derecho: la separación de poderes.


El jefe del ejecutivo no puede mentir al legislativo y el judicial es a quien incumbe resolver las dudas que emite la sentencia.


De la lectura del Título IV: “Del gobierno y de la administración”, no deduzco sino una alternativa: la moción de censura.


Ya ha sido presentada, se ha abierto un procedimiento que puede ser largo y cuyos resultados pueden ser una alternativa de formar un nuevo ejecutivo, pero nada nos garantiza que éste resuelva el déficit de Estado de Derecho que sufrimos.


No he hecho referencia al problema de la corrupción o a los recortes y el cada vez más peligroso endeudamiento. Son, sin embargo, argumentos de peso. Tenemos que centrar el debate en la urgencia de reforma constitucional.


Puesto que la única vía parece ser la moción de censura y que las negociaciones que conlleva ésta van a abrir nuestra caja de Pandora, pues a ello, pero exijamos trasparencia, reglas de juego y representatividad.


Quitar el gobierno a Rajoy es un objetivo, pero, de nada sirve si no se crean mecanismos de control que nos protejan de las fechorías cometidas durante el imperio de la Constitución de 1978.

¿Una Constituyente?

La Constitución de 1978 no prevé el caso de la reciente sentencia del caso Gürtel que pone en duda la veracidad de las declaraciones del presidente en sede parlamentaria
Carlos Ortiz de Zárate
domingo, 27 de mayo de 2018, 11:27 h (CET)

Es, sin embargo, muy grave: el poder judicial no puede limitarse a emitir sospecha en un tema que afecta a los cimientos del Estado de Derecho: la separación de poderes.


El jefe del ejecutivo no puede mentir al legislativo y el judicial es a quien incumbe resolver las dudas que emite la sentencia.


De la lectura del Título IV: “Del gobierno y de la administración”, no deduzco sino una alternativa: la moción de censura.


Ya ha sido presentada, se ha abierto un procedimiento que puede ser largo y cuyos resultados pueden ser una alternativa de formar un nuevo ejecutivo, pero nada nos garantiza que éste resuelva el déficit de Estado de Derecho que sufrimos.


No he hecho referencia al problema de la corrupción o a los recortes y el cada vez más peligroso endeudamiento. Son, sin embargo, argumentos de peso. Tenemos que centrar el debate en la urgencia de reforma constitucional.


Puesto que la única vía parece ser la moción de censura y que las negociaciones que conlleva ésta van a abrir nuestra caja de Pandora, pues a ello, pero exijamos trasparencia, reglas de juego y representatividad.


Quitar el gobierno a Rajoy es un objetivo, pero, de nada sirve si no se crean mecanismos de control que nos protejan de las fechorías cometidas durante el imperio de la Constitución de 1978.

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