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Antes de estar con Morfeo
escribo “que soy feliz”,
tengo casa, tengo coche,
tengo familia y sé andar,
tengo amigos en París,
tengo ganas de vivir.
Vivo en paz con lo aprendido,
quiero seguir estudiando,
no me importa llevar golpes
ni bater todos los récords.
Yo soy eso,
y si suspendo en la vida,
siempre me quedará
seguir sonriendo,
porque vivo, soy feliz,
tengo gatos, tengo amigos,
tengo ganas de vivir.
Tierra mía: ¡Me llaman nativo de África! A ellos los parece una situación patética, mientras que por acá la vida es pacífica. ¡Todo se piensa más allá de la física!
Trompifai: Entre ceja y ceja yo entusiasmado por una damita a la que conturba mi grandilocuencia. Protagonistas: ¡A mí! Antagonistas: ¡Conmigo!
El mundo de los escritores goza de las virtudes y defectos de los humanos. Más o menos neuróticos, normalitos, empáticos o soberbios, un artista, un escribidor, un narrador, un poeta, un novelista no están eximidos de las carnaduras propias de la vida.
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