MADRID, 25 (SERVIMEDIA)
Las adolescentes con anorexia nerviosa presentan niveles de sedentarismo elevados (10 horas y media al día) y practican escasa actividad física moderada o vigorosa.
Así lo pone de manifiesto un estudio del grupo de investigación DiANa de la Universidad de Oviedo publicado este lunes, que pone en cuestión ciertas concepciones tradicionales sobre los hábitos de estos pacientes y sugiere, por tanto, nuevas formas de abordar dicha patología.
Según el trabajo, los adultos con el mismo diagnóstico registran, en cambio, niveles de ejercicio superiores a los recomendados por la OMS, con una media de 100 minutos diarios de actividad moderada y más de 90 minutos de actividad mmoderada-vigorosa.
Los resultados de esta investigación se publicaron en la revista 'European Eating Disorders Review' y proceden del primer metaanálisis que evaluó de forma objetiva la actividad física de 658 personas (651 mujeres y 7 varones) diagnosticadas con anorexia nerviosa.
Los datos estudiados no procedían de cuestionarios autoadministrados, entrevistas u otras pruebas subjetivas, sino de mediciones registradas por dispositivos electrónicos como acelerómetros.
CONCLUSIONES
Liderado por la investigadora María Fernández del Valle, el trabajo desvela patrones diferenciados en cuanto a la práctica de ejercicio físico en función de la edad y el momento del tratamiento -hospitalización, hospital de día o seguimiento ambulatorio- de cada paciente. Ello ofrece nuevas herramientas para adaptar la intervencióna cada caso.
En concreto, revela que los adultos con anorexia cumplen los niveles de ejercicio recomendados e incluso los superan, pero los adolescentes presentan un nivel muy alto de sedentarismo.
Entre los adultos, estos pacientes presentan con mucha frecuencia lo que se denomina 'movimiento desadaptativo' (caminar sin descanso, evitar el reposo o practicar ejercicio extenuante), con el objetivo de controlar el peso y la imagen corporal.
Este comportamiento compulsivo, que aparece incluso en la fase de recuperación, suele ser predictor de un trastorno grave y de posibles recaídas. Los riesgos para la salud asociados al sedentarismo de los adolescentes obedecen, en cambio, a causas más físicas.
Según los investigadores, en la actualidad no hay herramientas objetivas adecuadas con las que medir la cantidad e intensidad del ejercicio físico que realizan estos pacientes. Por ello, recomendaron incorporar profesionales del ejercicio físico en los equipos multidisciplinares para una evaluación más precisa y un diseño óptimo de tratamientos personalizados.
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