MADRID, 24 (SERVIMEDIA)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, volverá a reunir este lunes a su Comité de Dirección para dar inicio al nuevo curso político y elevar la presión sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a cuenta de los casos de presunta corrupción que salpican al Ejecutivo y a su esposa, Begoña Gómez. Sin embargo, en su vuelta a Madrid se encontrará con un frente inesperado: la gestión de sus gobiernos autonómicos ante la ola de incendios, que puede marcar la recta final hacia las elecciones autonómicas de Castilla y León.
El PP había diseñado una hoja de ruta para afrontar el "último asalto" contra Sánchez. La idea era irse de vacaciones con Feijóo reelegido como líder del partido y con un equipo renovado para relanzar su candidatura a la Presidencia del Gobierno. Su estrategia sufrió un primer varapalo con la dimisión de Noelia Núñez, forzada a dejar su cargo tras falsear su currículum, y un segundo con la imputación del exministro Cristóbal Montoro por la supuesta comisión de varios delitos durante su etapa como ministro de Hacienda de Mariano Rajoy. Los dos antes de llegar al mes de agosto.
Ahora, la ola de incendios copa la actualidad política después de calcinar 350.000 hectáreas, principalmente en las comunidades gobernadas por el PP, que tienen las competencias de prevención y extinción de estas catástrofes. La presión ha sido creciente sobre los barones del PP, especialmente sobre el castellanoleonés Alfonso Fernández Mañueco.
El salmantino fue muy criticado por no interrumpir sus vacaciones en los primeros días de los incendios, aunque él se excusó en que el operativo era "suficiente". Solo dos días después, ante el avance descontrolado del fuego, acabó por solicitar el despliegue de la UME. Y en plena ofensiva contra el Gobierno por la supuesta falta de medios, su Gobierno pidió perdón por no utilizar recursos estatales en Bembibre y Cistierna.
El principal ariete de Mañueco ha sido el ministro Óscar Puente, exalcalde de Valladolid, a través de sus redes sociales. Las próximas elecciones en el calendario son las autonómicas de Castilla y León, y la idea de Mañueco es retrasarlas lo máximo posible, pudiendo llegar hasta el 15 de marzo. En septiembre, el PP tiene previsto convocar el congreso que le confirmaría como candidato a la reelección. El cónclave podría coincidir con una eventual comisión de investigación en las Cortes.
Feijóo intentará centrar la agenda política en los escándalos del Gobierno con el objetivo de maximizar el desgaste del PSOE por las presuntas mordidas que cobraron Santos Cerdán y el exministro José Luis Ábalos, exsecretario de Organización del PSOE, así como los audios del propio Ábalos intercambiándose mujeres en un contexto sexual con su asesor Koldo García. La ofensiva se articulará en los tribunales y las Cortes, aunque no se descarta volver a recurrir a las calles.
Este martes, la oposición intentará impulsar una comparecencia urgente de Sánchez para que "rinda cuentas" de la imputación de su esposa por presunta malversación. Los populares buscarán a Junts y Podemos, los apoyos más débiles del PSOE, pero es poco probable que los contactos lleguen a buen puerto.
Uno de los deberes del PP para el nuevo curso político será volver a tejer mayorías parlamentarias para evidenciar la soledad del Gobierno de Sánchez. Ester Muñoz, nueva portavoz en el Congreso, será la encargada de recoger el testigo de Miguel Tellado y liderar este diálogo que el 'número dos' de Feijóo engrasó silenciosamente con Junts y Podemos. La papeleta más complicada será reconducir los contactos con el PNV, con quien Tellado dinamitó todos los puentes.
Otra de las prioridades del PP para el nuevo curso político será concretar su propuesta migratoria, ante la presión creciente de Vox. El partido de Santiago Abascal empujará con la prohibición de los rezos musulmanes y los populares deberán clarificar su postura. Del mismo modo, deberán decidir si llevan al Congreso su propuesta de prohibir el burka o el niqab.
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