MADRID, 02 (SERVIMEDIA)
Un equipo de investigadores ha secuenciado el primer genoma completo del antiguo Egipto de un individuo que vivió hace entre 4.500 y 4.800 años, con lo que han logrado la muestra de ADN más antigua de esa civilización hasta la fecha.
El 80% de su ascendencia estaba relacionada con pueblos antiguos del norte de África y un 20% con otros del oeste de Asia, lo que aporta conocimientos genéticos sobre los posibles movimientos de personas.
Las marcas en su esqueleto indican una vida de duro trabajo, posiblemente como alfarero o algo similar.
Investigadores del Instituto Francis Crick y la Universidad John Moores de Liverpool (Reino Unido) extrajeron y secuenciaron el ADN egipcio más antiguo hasta la fecha de un hombre que vivió hace unos 4.500 a 4.800 años, la edad de las primeras pirámides, en un estudio publicado este miércoles en la revista 'Nature'.
Cuarenta años después de los intentos pioneros del ganador del Premio Nobel Svante Pääbo de extraer ADN antiguo de individuos del antiguo Egipto, las mejoras en la tecnología han allanado el camino para el gran avance de hoy, que también es el primer genoma completo (el conjunto completo de ADN de un individuo) del antiguo Egipto.
Durante este período de la historia del antiguo Egipto, la evidencia arqueológica ha sugerido que existían conexiones comerciales y culturales con la Media Luna Fértil, un área de Asia occidental que abarca los actuales Irak, Irán y Jordania, entre otros países.
Los investigadores creían que se intercambiaban objetos e imágenes, como sistemas de escritura o cerámica, pero la evidencia genética ha sido limitada debido a que las temperaturas cálidas impiden la preservación del ADN.
ANTES DE LA MOMIFICACIÓN ARTIFICIAL
En este estudio, el equipo de investigación extrajo ADN del diente de un individuo enterrado en Nuwayrat, un pueblo a 265 kilómetros al sur de El Cairo, y lo utilizó para secuenciar su genoma.
El entierro fue donado por el Servicio de Antigüedades Egipcias, durante el dominio británico, a un comité de excavación. Inicialmente se albergó en el Instituto de Arqueología de Liverpool y después se trasladó al Museo Mundial de Liverpool.
El individuo falleció en algún momento de la superposición entre dos períodos de la historia egipcia, el Dinástico Temprano y el Imperio Antiguo, y fue enterrado en una vasija de cerámica en una tumba excavada en la ladera.
Su entierro tuvo lugar antes de que la momificación artificial fuera práctica habitual, lo que pudo haber ayudado a preservar su ADN.
Al analizar su código genético, los investigadores demostraron que la mayor parte de su ascendencia se correlacionaba con individuos antiguos que vivieron en el norte de África.
El 20% restante de su ascendencia podía rastrearse hasta individuos antiguos que vivieron en el Creciente Fértil, en particular en una zona llamada Mesopotamia (aproximadamente el actual Iraq).
Este hallazgo constituye evidencia genética de que las personas se trasladaron a Egipto y se mezclaron con las poblaciones locales en esa época, algo que anteriormente solo era visible en artefactos arqueológicos.
HISTORIA ESCRITA
Al investigar señales químicas en sus dientes relacionadas con la dieta y el medio ambiente, los científicos demostraron que el individuo probablemente había crecido en Egipto.
Luego, utilizaron la evidencia de su esqueleto para estimar el sexo, la edad, la altura e información sobre su ascendencia y estilo de vida. Estos indicios sugerían que podría haber trabajado como alfarero o en un oficio que requería movimientos similares, ya que sus huesos presentaban marcas musculares por permanecer sentado durante largos periodos con las piernas estiradas.
"Reunir todas las pistas del ADN, los huesos y los dientes de este individuo nos ha permitido construir una imagen completa. Esperamos que futuras muestras de ADN del antiguo Egipto permitan determinar con mayor precisión cuándo comenzó este movimiento desde Asia Occidental", según Adeline Morez Jacobs, investigadora visitante y exdoctoranda de la Universidad John Moores de Liverpool.
Linus Girdland Flink, profesor de Biomoléculas Antiguas en la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), añadió: "Este individuo realizó una trayectoria extraordinaria. Vivió y murió durante un periodo crítico de cambio en el antiguo Egipto, y su esqueleto fue excavado en 1902 y donado al Museo Mundial de Liverpool, donde sobrevivió a los bombardeos del Blitz que destruyeron la mayor parte de los restos humanos de su colección".
Pontus Skoglund, jefe de grupo del Laboratorio de Genómica Antigua del Instituto Francis Crick, apunta: "Han transcurrido 40 años desde los primeros intentos pioneros de recuperar ADN de momias sin lograr una secuenciación exitosa del genoma del antiguo Egipto. El Antiguo Egipto es un lugar de extraordinaria historia escrita y arqueología, pero las dificultades para preservar el ADN han impedido que exista un registro genómico de la ascendencia en el antiguo Egipto para su comparación".
"Basándonos en esta investigación previa, nuevas y potentes técnicas genéticas nos han permitido superar estas barreras técnicas y descartar la contaminación del ADN, lo que proporciona la primera evidencia genética de posibles movimientos de personas en Egipto en esa época", indica.
Joel Irish, profesor de Antropología y Arqueología en la Universidad John Moores de Liverpool, afirma: "Las marcas en el esqueleto ofrecen indicios de la vida y el estilo de vida del individuo: sus isquiones están agrandados, sus brazos mostraban evidencia de un amplio movimiento hacia adelante y hacia atrás, y presenta una artritis importante solo en el pie derecho".
"Aunque circunstanciales, estas pistas apuntan a la presencia de cerámica, incluyendo el uso de un torno de alfarería, que llegó a Egipto aproximadamente en la misma época. Dicho esto, no se espera que un alfarero de clase alta reciba un entierro de este tipo. Quizás era excepcionalmente hábil o tuvo éxito en ascender socialmente", subraya.
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