MADRID, 30 (SERVIMEDIA)
Un estudio liderado por el Laboratorio Clínico Territorial Metropolitana Sur del Hospital de Bellvitge en Barcelona identificó un marcador biológico, la proteína enolasa neuronal específica (NSE), como posible indicador del pronóstico del daño cerebral causado por una parada cardiorrespiratoria.
Según informó este lunes el centro hospitalario, un análisis retrospectivo de 600 pacientes demostró que los niveles elevados de esta proteína, medidos a las 48 y 72 horas tras la parada, se asocian con un peor pronóstico neurológico. Esto puede indicar qué personas tienen más probabilidades de sufrir secuelas graves, como estado vegetativo, discapacidades cognitivas o, en los casos más extremos, la muerte.
A este respecto, la especialista en Bioquímica Clínica e investigadora principal del estudio, la doctora María José Castro, explicó que "este biomarcador puede ofrecernos una orientación muy valiosa durante las primeras horas, cuando aún no sabemos si el cerebro del paciente ha sufrido daños irreversibles".
Las paradas cardiorrespiratorias son una de las causas más graves de ingreso en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y afectan especialmente al cerebro debido a la falta repentina de oxígeno. En muchos casos, no es fácil saber si la persona podrá recuperarse ni qué tipo de secuelas presentará.
De hecho, destacó la doctora Misericòrdia Veciana, de la Sección de Neurofisiología del Hospital de Bellvitge, "la NSE, junto con otras pruebas clínicas y neurofisiológicas, puede ayudarnos a realizar una evaluación más completa y rápida del daño cerebral".
LA MITAD SOBREVIVE
A pesar de los avances médicos, los estudios indican que menos de la mitad de las personas que llegan con vida al hospital tras una parada cardiorrespiratoria logran sobrevivir, y solo un tercio lo hace con un buen pronóstico neurológico.
Este trabajo puso en valor la colaboración entre laboratorios clínicos y servicios asistenciales, como las UCI o neurología, y se alinea con el modelo de medicina personalizada: utilizar datos objetivos y específicos de cada caso para adaptar mejor los tratamientos.
Los resultados también abrirán la puerta a futuras líneas de investigación con otros biomarcadores que podrían detectar el daño cerebral incluso antes que la NSE, como las proteínas S100beta, TAU o los neurofilamentos.
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