MADRID, 18 (SERVIMEDIA)
El PP de Madrid coincide con "el espíritu" de las nuevas primarias por Génova, que apuesta por un modelo de compromisarios similar al de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, pero analiza ya la posibilidad de presentar enmiendas sobre cuestiones que "deben ser concretadas" para garantizar que cumpla "su objetivo", según fuentes de la organización consultadas por Servimedia.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, es una de las principales defensoras del principio 'un militante, un voto'. De hecho, en una entrevista en 'ABC', avanzó que hará "las propuestas necesarias para que se cumpla" tras el Congreso Nacional de julio, que aprobará los nuevos Estatutos que contienen esta reforma.
La ponencia coordinada por el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, recoge que los afiliados dejarán de votar directamente al candidato a la Presidencia del PP y lo harán a una lista de compromisarios vinculados a un candidato que encabezará la misma.
Fuentes del PP de Madrid reconocieron que les gusta "el espíritu" del nuevo modelo porque, al integrarse al candidato en una lista, se "respeta" el principio de "un afiliado un voto". No obstante, están haciendo un análisis pormenorizado del texto porque "hay cuestiones que deben ser concretadas para garantizar que esta reforma cumple su objetivo", por lo que no descartan presentar enmiendas en el cónclave que se celebrará del 4 al 6 de julio en la capital. El partido liderado por Ayuso tiene una semana, hasta el proximo 25 de junio, para proponer mejoras al texto.
Desde Génova se han esforzado en explicar que se trata de un modelo de "democracia representativa" similar al de las elecciones generales españolas. Los candidatos a presidir el Gobierno se presentan en las listas de sus respectivos partidos y, tras las urnas, el Parlamento elige a un nuevo jefe del Ejecutivo. Pero hay una diferencia sustancial y es que el modelo americano se rige por el principio 'winner-takes-all'. Es decir, que si un candidato gana en un estado —en este caso, una provincia—, los compromisarios no se reparten proporcionalmente, sino que se asignan íntegramente a la lista ganadora, aunque esta haya obtenido solo un voto más que sus rivales.
Esta vía abre la posibilidad a que gane un candidato sin el apoyo mayoritario de las bases. En las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 2000, el republicano George W. Bush se impuso a Al Gore gracias a una ajustada victoria en Florida –por solo 537 votos– que le otorgó todos los compromisarios del estado, a pesar de que el candidato demócrata ganó el voto popular nacional por más de 500.000 sufragios. Y en 2016, Donald Trump venció a Hillary Clinton con una holgada ventaja en compromisarios a pesar de que ella obtuvo cerca de tres millones de votos más en todo el país.
Además, acentúa la importancia del peso territorial de las comunidades autónomas, que pueden ser definitivas para inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Por ejemplo, en el Congreso de julio, las 20 provincias de Andalucía, Comunidad Valenciana y Castilla y León aportan unos 1.250 compromisarios, más de un tercio de los 3.264. Este número se determina principalmente por la cifra de afiliados y, en menor medida, por los últimos resultados electorales. No obstante, los nuevos estatutos establecen que ningún territorio podrá superar el 20% de los compromisarios totales.
El sistema es un paso intermedio entre el sistema puro de compromisarios anterior, y el actual, en el que el militante sí vota directamente al presidente del partido, aunque luego el compromisario puede desdecirle como sucedió en 2018 –el texto no recoge ninguna cláusula para evitarlo–. Entonces, Soraya Sáenz de Santamaría ganó entre la militancia, pero Pablo Casado se impuso en la segunda vuelta tras la eliminación de María Dolores de Cospedal.
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