El Día Mundial de la Salud de la Mujer recuerda que la salud femenina merece mayor atención, recursos y visibilidad

MADRID, 28 (SERVIMEDIA)

Con motivo de la conmemoración, este miércoles, 28 de mayo, del Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, desde distintas sociedades profesionales y entidades se ha recordado que durante siglos el papel de la mujer ha estado marcado por el cuidado de los demás, relegando a un segundo plano su propia salud, lo cual ha provocado una invisibilización que ha tenido consecuencias directas, como que muchas de las enfermedades que más afectan a las mujeres han sido históricamente infradiagnosticadas, infravaloradas o, simplemente, ignoradas.

Por ello, cada 28 de mayo, con motivo de esa efeméride se alza la voz para recordar que la salud femenina merece mayor atención, recursos y visibilidad. En este sentido, el cáncer es una realidad en todas las sociedades, pero cuando se habla de mujeres, el cáncer de mama destaca por su impacto: una de cada ocho lo desarrollará a lo largo de su vida. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en España se diagnostican más de 37.000 casos nuevos al año, lo que lo convierte en el tumor más frecuente y en la principal causa de muerte oncológica entre mujeres.

Aunque el 95% de los diagnósticos se producen en fases localizadas, muchas pacientes —especialmente con cáncer HR+/HER2- en estadios II y III— siguen enfrentándose a un elevado riesgo de recaída. Por ello, entidades como Solti, Geicam, Fecma y Novartis han impulsado una encuesta para conocer las barreras que aún existen en el abordaje clínico, psicológico y social de la enfermedad.

SALUD REPRODUCTIVA

A la lucha contra el cáncer se suman otras preocupaciones específicas, como la infertilidad, en este caso la femenina. enfermedades crónicas como la endometriosis, que afecta al 5% de las mujeres en edad fértil, pueden derivar en dolor incapacitante y problemas para concebir.

A esto se añade el descenso natural de la fertilidad a partir de los 40 años, una etapa en la que cada vez más mujeres deciden ser madres con el apoyo de técnicas de reproducción asistida. El reciente anuncio de la actriz Cristina Castaño, embarazada a los 46 años, ha reabierto el debate sobre el derecho a decidir frente a los riesgos médicos.

POSPARTO Y MENOPAUSIA

Los cambios hormonales que acompañan al embarazo, el posparto o la menopausia también afectan a la salud visual, provocando molestias como sequedad ocular o intolerancia a las lentillas. Afortunadamente, empiezan a surgir iniciativas, como el Plan de Salud Visual de ÓPTICA2000, que ofrecen soluciones adaptadas al estilo de vida y necesidades hormonales femeninas.

Lo mismo ocurre con la salud íntima: en etapas como el posparto o la menopausia, las mucosas se vuelven más sensibles y requieren una higiene más delicada. En este sentido, el uso de tecnologías como los inodoros con funciones de higiene mejorada (tipo In-Wash) se presenta como una alternativa útil y respetuosa con el cuerpo femenino.

COLANGITIS BILIAR PRIMARIA

Más allá de las patologías más conocidas, otras enfermedades menos visibles también merecen atención. Es el caso de la colangitis biliar primaria, una dolencia hepática autoinmune que afecta, principalmente, a mujeres de entre 35 y 70 años.

Sus síntomas iniciales, como el picor o el cansancio, pueden ser subestimados, dificultando un diagnóstico precoz. En España, hasta hace poco solo existía una opción terapéutica, pero la reciente llegada de seladelpar abre nuevas esperanzas para estas personas.

SALUD MENTAL

La salud mental femenina sigue siendo uno de los grandes retos del sistema sanitario. Trastornos como la ansiedad y la depresión afectan de forma desproporcionada a las mujeres: el 6,7% de la población sufre ansiedad -con mayor prevalencia femenina- y la depresión es hasta tres veces más común entre mujeres adultas. El insomnio, la anorexia y el consumo de psicofármacos son también indicadores preocupantes.

Según datos del Ministerio de Sanidad, el 34,3% de las mujeres mayores de 40 años tomó ansiolíticos, antidepresivos o sedantes en el último año. Edad, menor nivel de ingresos y residir en zonas rurales aumentan aún más la probabilidad de tratamiento farmacológico, reflejando desigualdades estructurales que no pueden ignorarse.