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"Nos sentimos abandonados": Vecinos de Cernego y San Vicente (Ourense) tras perder sus casas

Agencias
martes, 19 de agosto de 2025, 20:38 h (CET)

Entre el 80% y el 90% del municipio de Vilamartín de Valdeorras (Ourense) quedó calcinado por el fuego

Entrando en esta segunda semana de incendios en Ourense, con más de 60.000 hectáreas calcinadas, alcaldes y habitantes de los distintos municipios afectados empiezan a digerir, poco a poco, las consecuencias de las llamas.

"Nos sentimos abandonados", así lo ha transmitido Ignacio Zaraoza, vecino de Cernego, uno de los pueblos afectados en Vilamartín de Valdeorras, consultado por Europa Press. Él y su mujer, Isabel, se han convertido en uno de los pocos vecinos de la zona que han logrado salvar su casa de las llamas.

"Se calcinaron 10 de las casas del pueblo, la mayoría de vecinos que pasaban aquí el verano, pero dos de ellas eran de vecinos que viven aquí todo el año", ha añadido Ignacio.

"Desamparo total", así describe Gorane Barrueko, una de las vecinas de Cernego, la realidad del pueblo. "No vino absolutamente nadie, se aviso y nos dijeron 'salid de ahí, sois cuatro, si se quema se quemó', ha sido horrible", explica acompañada de su tía, Manoli Taboas, que, destrozada y entre lágrimas, añade "Me he quedado sin nada", pues su casa ha sido una de las consumidas por el fuego.

Ahora, los habitantes de Cernego, sin luz, sin agua y recurriendo a generadores, lamentan que "aquí no aparece nadie". "Se nos viene el mundo abajo", ha exclamado Nagore Fincias al revisitar la casa de su madre, completamente destruida.

"Es horrible ver esto, recuerdos quemados, solo quedan estas cuatro paredes, a los pueblos pequeños nos han abandonado por completo" ha lamentado Nagore que, entre lágrimas, ha manifestado su deseo de "volver a levantar la casa" aunque "sé que mi madre no tiene fuerzas"."Nos organizamos personas con personas, si no fuese por las personas no habría nada", añade.

Y también en San Vicente de Leira los vecinos se enfrentan a un pueblo calcinado casi al completo después de un fin de semana solos contra las llamas. "Aquí vinieron y dijeron, cuando podáis marcharos porque aquí no vamos a mandaros a nadie" ha señalado Antonio Fernández, uno de los pocos vecinos de la zona que logró salvar su vivienda porque, dice, "la tenía preparada con mucho césped alrededor".

Escondido, Antonio ha encontrado este martes a uno de sus gatos, después de horas buscando y tras haberse quemado gran parte de sus gallinas.

COMO "UN BOMBA DE GUERRA"
Por otra parte, todos coinciden en que el fuego ha arrasado los pueblos como "una bomba de guerra". "Aquí no quedó nada, había tanto humo que no se veía, y ya vino el fuego, prendió una casa y ya no hubo nada que hacer porque empezaron a arder las otras", ha contado Antonio.

"Fue un infierno, no hay otra manera de describirlo", ha añadido Jaime Fernández, el único vecino de San Vicente que permaneció en el pueblo durante el incendio intentando hacer frente a las llamas de "de 50 metros o más". "Apagué 5 casas, contando la mía, hasta que me quedé sin agua, es como quien se mete en un horno, solo el verlo metía miedo", apostilla Jaime.

Un fuego que se venía anunciando "con un ruido tremendo", explica desde el viernes y, aunque parecía desviarse, una ráfaga de viento lo recondujo cara a los pueblos de la zona. "Fue algo tremendo, estábamos aterrados", ha contado otro de los vecinos, Rubén Álvarez.

Y fue gracias a la pista de emergencia, abierta apenas dos meses atrás, en el barrio de Aldea que los vecinos lograron escapar de las llamas, mientras que la carretera habitual, la única que daba acceso al pueblo durante años, estaba colapsada por el fuego. "Imagínate con eso ardiendo, tener que bajar por la otra, en este caso, el paso de emergencia fue el paso de salvación, si no fuese por él no lo contábamos", añade Luisa González, madre de Rubén.

"Fue una locura, intentamos apagarlo, pero se nos venía encima, iba a saltos, ahí sí, ahí no, con el viento era incontrolable, no sabemos que ha pasado" ha exclamado Santiago Sánchez frente a su casa, una de las viviendas que se salvó de las llamas en Cernego.

Un total de 15 personas, añade, permanecieron en el pueblo frente al fuego, "repartiéndonos como podíamos", un fuego que, incicialmente "estaba muy lejos, a algo más de 3 kilómetros", pero que, "formando remolinos" comenzó a saltar "descontroladamente" alcanzando algunas casas, pero alejándose de otras, "como si tuviese vida propia" explica.

Y, cuentan los vecinos de Cernego, muchas de las casas que lograron escaparse de las llamas lo hicieron gracias a uno de los habitantes. "Subió él solo por el monte y se quedó apagando las chispas que saltaban a cubos de agua, él salvó el pueblo", ha contado Santiago. "Este vecino consiguió apagar el pajar que, si llega a prender, provoca que ardan todas las casas del pueblo", ha aseverado Nagore Fincias.

MÁS DEL 80% DEL TERRITORIO CALCINADO
En palabras del alcalde del municipio, Enrique Barreiro (PSdeG), entre el 80% y el 90% del territorio ha quedado calcinado por el fuego. "En el pueblo de San Vicente el 80% de las casas quedaron derruidas, en Cernego el 30%, en O Mazo 2 casas y un par de galpones y en Penouta 4 o 5 bodegas", ha añadido en declaraciones a Europa Press.

Un incendio que logró combatirse gracias a la llegada de "más de 60 jóvenes que vinieron a ayudar", en palabras de Barreiro, tras hacer un llamamiento a través de redes sociales. "Ya cuando la UME no estaba atacando, hicimos una petición por redes para que quien nos pudiera ayudar nos ayudase, y fue un 'boom'", ha explicado.

"Estábamos desesperados, estaban ardiendo nuestros pueblos, pidiendo ayuda por todos lados y no llegaba, nos decían 'está en camino', pero aquí no vino nadie nunca", añade.

Según ha indicado, más de una veintena de vecinos de la zona fueron trasladados la noche del sábado al albergue municipal de Vilamartín, donde permanecieron mientras las llamas llegaban a muchas de sus viviendas.

"Les ofrecimos ahora ir a un hotel, en el momento no porque la situación era muy urgente, pero lo que quieren es estar en el pueblo, entonces hay zonas en las que se instalará un servicio puntual de agua y luz", señala.

ALDEAS MUY AFECTADAS
San Vicente de Leira y Cernego fueron, lamenta, las aldeas más afectadas en daños materiales, pero en Vilamartín y Córgomo, las viñas fueron las principales víctimas del fuego. "Los viñedos salvaron los pueblos porque actuaron como cortafuegos", explica Barreiro.

Ahora, dice, la cuestión no es "buscar culpables", sino asumir la "nueva realidad de los montes", una nueva realidad que "será necesario aprender a gestionar". "Ya no va a haber prados ni tierras trabajadas, solo maleza, y la maleza en algún momento va a arder", ha añadido.

Durante la mañana de este martes ha llegado, además, un destacamento de zapadores del ejército, "unas cuarenta personas que han venido a ayudar en esta situación", explica el alcalde, tras solicitar apoyo en la recogida y limpieza de escombros la madrugada del martes a la Subdelegación del Gobierno.

BALANCE
En una explanada de la Nacional 120, se ha instalado este martes un centro avanzado de control en el que Ignacio Sánchez, jefe del Servicio de Prevención y Defensa de Incendios Forestales (SPIDF), ha garantizado que "el fuego sigue avanzando", tras un total de "20.000 hectáreas calcinadas" durante la noche del lunes al martes en la comarca de Valdeorras.

"Los efectivos llevan unos cuantos días muy tensionados, son jornadas muy largas con desplazamientos largos y la gente está ya cansada porque no solo este incendio, sino que se vendrán muchos incendios seguidos", ha añadido.

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