
Aumentar la generación de energía solar en Estados Unidos en un 15% podría resultar en una reducción anual de 8,54 millones de toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono (CO2), según un nuevo estudio dirigido por la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard (Estados Unidos).
Los investigadores descubrieron que los beneficios climáticos de la energía solar difieren notablemente entre las regiones de Estados Unidos, señalando dónde las inversiones en energía limpia generan los mayores dividendos climáticos. El estudio se publica en 'Science Advances'.
"Este es un estudio apasionante porque aprovecha el poder de la ciencia de datos para ofrecer perspectivas a los responsables de las políticas y a las partes interesadas sobre cómo podemos alcanzar los objetivos de reducción de CO2", subraya la autora correspondiente Francesca Dominici, directora de la Iniciativa de Ciencia de Datos de Harvard.
En 2023, el 60% de la generación eléctrica estadounidense dependía de combustibles fósiles, mientras que solo el 3,9% provenía de energía solar, según la Administración de Energía de Estados Unidos. Dado que la electricidad generada con combustibles fósiles es una fuente importante de CO2 y de contaminantes atmosféricos nocivos, como las partículas finas, la reducción de las emisiones mediante la expansión de la energía solar no solo podría mitigar el CO2, sino también ayudar a reducir las enfermedades, las hospitalizaciones y las muertes prematuras relacionadas con la exposición a la contaminación atmosférica.
Para este estudio, los investigadores examinaron cinco años de datos horarios de generación, demanda y emisiones de electricidad de la Administración de Información Energética, a partir del 1 de julio de 2018. Se centraron en 13 regiones: California, Carolinas, Central, Florida, Atlántico Medio, Medio Oeste, Nueva Inglaterra, Nueva York, Noroeste, Sureste, Suroeste, Tennessee y Texas. Con este conjunto de datos, construyeron un modelo estadístico avanzado para explorar cómo el aumento en la generación de energía solar por hora afectaría las emisiones de CO2 en una región determinada y en sus regiones vecinas.
El estudio cuantificó, por primera vez, la reducción de emisiones, tanto inmediata como diferida, derivada del aumento de la generación solar. Por ejemplo, los investigadores descubrieron que, en California, un aumento del 15% en la energía solar al mediodía se asoció con una reducción de 147,18 toneladas métricas de CO2 en la primera hora y de 16,08 toneladas métricas ocho horas después.
Los métodos de los investigadores proporcionan una comprensión más matizada de los impactos de la expansión solar a nivel de sistema que estudios previos, señalando dónde podrían aprovecharse mejor los beneficios de una mayor adopción de la energía solar. En algunas zonas, como California, Florida, el Atlántico Medio, el Medio Oeste, Texas y el Suroeste, se estimó que pequeños aumentos en la energía solar generarían importantes reducciones de CO2, mientras que, en otras, como Nueva Inglaterra, la región central y Tennessee, los impactos fueron mínimos, incluso con aumentos mucho mayores en la generación solar.
Además, el estudio demuestra los importantes efectos colaterales que la adopción de la energía solar tiene en las regiones vecinas, lo que resalta la importancia de las iniciativas coordinadas en materia de energía limpia. Por ejemplo, un aumento del 15% en la capacidad solar en California se asoció con una reducción de 913 y 1.942 toneladas métricas de emisiones de CO2 al día en el noroeste y el suroeste, respectivamente.
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