El párroco de la Sagrada Familia de Gaza, Gabriel Romanelli, que ha resultado herido este jueves en el ataque contra el templo que ha dejado al menos dos muertos y varios heridos, envió hace unos días un mensaje de vídeo a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), en la que advertía del empeoramiento del conflicto y pedía que terminara "lo antes posible". "Les pedimos que sigan ayudándonos, que recen mucho y animen a otros a rezar. Hay que buscar la paz y la justicia por todos los medios, y también tender una mano a estas personas pobres. Que Nuestra Señora nos dé la fuerza para sembrar paz y un poco de esperanza en estas personas, y que esto termine lo antes posible", pedía en el mensaje, difundido este jueves por Ayuda a la Iglesia Necesitada. Además, Romanelli avisaba de que la situación en el municipio "sigue siendo muy, muy grave". "Los bombardeos continúan, como saben, en Rafah, en el sur de la Franja, pero también en el norte, la zona de Jabalia y otros lugares también. Otro día de guerra, otra hora de guerra, sigue complicando la vida de decenas y cientos de miles de personas", alertaba días antes del ataque contra la parroquia. Tras el ataque de este jueves, Ayuda a la Iglesia Necesitada ha hecho "un llamamiento urgente a la oración por la paz" y ha exhortado a pedir "por el consuelo de las familias de las víctimas mortales, la recuperación de los heridos y por todos los afectados a causa de esta tragedia, incluido el Padre Gabriel Romanelli y los muchos niños de la parroquia". Además, ha añadido que la ayuda humanitaria es "de vital importancia", ya que miles de personas siguen sin acceso a atención médica ni recursos básicos. Según recuerda la fundación pontificia, la comunidad cristiana en Gaza suma alrededor de 500 personas, incluyendo refugiados de otras parroquias y unos 200 miembros de la Iglesia Ortodoxa Griega. En este contexto, apunta que "la parroquia latina se ha convertido en un refugio vital, ofreciendo alojamiento, medicinas y apoyo no solo a cristianos sino también a miles de personas que carecen de recursos básicos fuera del recinto". Entre ellos, según destaca, hay niños como Julia, de 10 años, que según explicaba a ACN hace unos días, ha estado en la iglesia desde el comienzo de la guerra. "Vivo con mi familia en un aula del convento latino. Echo de menos la escuela y a mis amigos. Sueño con ser dermatóloga. Cuando tengo miedo, mi familia me da seguridad. Espero que la guerra termine bien, que todo se reabra y que todos vuelvan a sus casas", expresaba. Por su parte, Tarek, de 14 años, transmitía el mismo anhelo de una vida normal. "Llevo unos ocho meses en la Iglesia latina. Vivo con mi familia en una de las clases. Tengo dos hermanas. Extraño la escuela y a mis compañeros de clase. A veces me despierto y las cosas están en calma, no hay bombardeos, así que voy a ayudar a la Iglesia Latina. Sueño con ser médico. Espero que la guerra termine, que todos regresen a sus casas y que se vuelvan a abrir las calles", señalaba. Según indica ACN, la situación de Julia, Tarek y los demás niños que están refugiados en la parroquia es actualmente desconocido y debido a los extensos daños en el recinto, "no se dispone de información sobre su estado en este momento".
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