 Los profesionales abogan por la elaboración de "intervenciones extrahidráulicas" para la regeneración después de la barrancada
El Colegio Oficial de Biólogos de la Comunitat Valenciana (COBCV) priorizan la aplicación de "intervenciones extrahidráulicas", en lugar de infraestructuras, para afrontar el riesgo inundatorio de carácter hidrológico como la trágica dana vivida el 29 de octubre de 2024. Entre las medidas que proponen, figuran el realojo de vecinos de zonas de alta inundabilidad y la repoblación forestal.
Así lo ha destacado la decana del organismo colegial, María Diago, en la presentación del informe '29 de octubre de 2024: De la catástrofe medioambiental a la regeneración territorial', que se ha llevado a cabo este lunes.
Una infraestructura hidráulica "solamente atiende al arte de conducir el agua y lo ve como un elemento mecánico, sin embargo una cuenca hidrológica tiene en cuenta la naturaleza del territorio". "Hay que atender a las variables naturales y ambientales en relación a las sociedades humanas y regenerar la parte superior de las cuencas a través de intervenciones extrahidráulicas", ha destacado la decana.
Estas intervenciones extrahidráulicas se focalizan en "medidas de carácter ecológico, económico, social o urbanístico" y no centradas en el propio río. La infraestructura hidráulica para controlar el cauce del agua debe ser "la última opción" y en todo caso "ir acompañada de medidas complementarias que aumenten su resiliencia", ha señalado.
En el informe para la regeneración tras la dana, a cuya presentación ha asistido el comisionado del Gobierno para la reconstrucción de la dana, José María Ángel, se recogen un total de treinta medidas que establecen la base "de la regeneración para recuperar lo perdido desde la ecoeficiencia".
"Estas medidas deben, en primer lugar, servir para el futuro, de forma que el impacto humano y económico sea lo más leve posible y aumente la seguridad ciudadana; en segundo lugar, deben apostar por el desarrollo humano y sostenible; y por último, tienen que ser económicamente lo menos gravosas posibles", ha destacado la decana.
Previa a la realización de las acciones, desde el Colegio de Biólogos se analizaron cuáles habían sido las causas del desbordamiento del barranco del Poyo el 29 de octubre de 2024 y "por qué los efectos en cuanto a pérdidas humanas y materiales habían sido tan elevadas", con un total de 228 fallecidos.
"La cantidad de muertos en comparación con la riada del 57, la pantanada de Tous del 82 o las inundaciones de la Vega Baja en 2019 es muy grave. Esto merece una reflexión por parte de todos", ha destacado Diago.
El informe muestra cómo en comparación con las riadas anteriores ocurridas en la Comunitat Valenciana, "en esta dana se registraron menos litros por metro cuadrado que en el resto". En 1957 se detectaron en Xàbia 878 litros por metro cuadrado en 24 horas. En 1982 en Casas del Barón cayeron 882 litros por metro cuadrado. Mientras, en 2024 se registraron 772 litros por metro cuadrado en Turís o 615 en Chiva.
"EL DAÑO PRODUCIDO ES INAUDITO"
Por otro lado, el caudal de los ríos y barrancos que sufrieron las distintas inundaciones en este siglo y el siglo pasado son, en algunos casos, mayores que las del barranco del Poyo. "Mientras que el río Xúquer tiene un caudal de 16.000 metros cúbicos por segundo, el barranco del Poyo es de 4.500 metros cúbicos por segundo. Teniendo en cuenta estos datos, el daño producido es inaudito", ha subrayado la especialista.
Asimismo, en el análisis se estudiaron las cuencas hidrográficas de cada río y barranco, "aquel trozo donde por un punto determinado desaguan las aguas que caen en otro cauce, laguna o mar". El barranco del Poyo tiene 480 kilómetros de cuenca, mientras que el río Turia que sufrió las inundaciones de 1957 tiene 6.400 kilómetros de cuenca.
"A medida que sacábamos los números no dábamos crédito a lo ocurrido el año pasado, pero hay una serie de características propias del barranco del Poyo que hicieron que su desbordamiento ocurriera y fuera tan desastroso", ha explicado Diago. Estas razones son el "acusado desnivel" de la cuenca, su litología "impermeable o poco permeable" - compuesta por arcillas y rocas margas-, y su característica como punto de encuentro de otros barrancos y como cuenca "desconectada" donde solo corre agua cuando llueve.
"A lo largo de los años se ha producido una invasión de los cauces por parte de las actividades económicas y sociales humanas, al ser lugares que mayoritariamente están secos. Se han invadido estas zonas inundables a través de planes generales, infraestructuras, polígonos industriales, producciones agropecuarias, y de esta manera se ha taponado la salida natural del agua", ha destacado la bióloga.
Diago ha advertido de que "todo lo que se hace cuenca abajo afecta cuenca arriba y viceversa". "Aguas arriba encontramos masas forestales o parcelas de producciones agropecuarias que en gran parte están abandonadas, mientras que aguas abajo las zonas están impermeabilizadas, cuando su labor es ser permeables, frenar la velocidad del agua e infiltrarla en el suelo", apostilla.
"MODELO DE DESARROLLO, NO DE CRECIMIENTO"
María Diago ha insistido en que "dentro de este nuevo marco climático sobre el cual se viene advirtiendo desde hace años, es clave generar un modelo de desarrollo, no de crecimiento".
Ha explicado que mientras el crecimiento conduce "a artefactos y monstruos", el desarrollo "implica que podemos seguir teniendo nuestro mismo nivel de vida, pero gastando menos recursos, produciendo menos residuos y siendo más ecoeficientes".
Las treinta medidas pretenden "atender a la naturaleza medio ambiental de nuestro territorio". El Plan de Regeneración se basa en tres grandes ejes que son el desarrollo sostenible, la deconstrucción de aquello que "no es mantenible" y la restauración de lo "irreflexiblemente suprimido, perturbado o declarado".
Algunas de las medidas más destacadas son la recuperación de cubierta vegetal en áreas forestales, la reforestación de los terrenos, la restauración cuantitativa y cualitativa de los suelos, la repoblación forestal, la reinstalación de la vegetación propia de la Ribera y la eliminación de las especies invasoras, la renovación de alcantarillado, el rediseño de las redes urbanas industriales de evacuación de aguas fluviales, la remodelación de infraestructuras, el reajuste del transporte y la movilidad y el realojo de la población asentada en zonas de muy alta y alta inundabilidad.
En referencia a esta última medida, la decana ha recordado el caso del barrio de La Cantereria de Ontinyent, que fue reconvertido en parque fluvial tras las inundaciones de 2019, mientras que los vecinos fueron realojados. "Es comprensible que la gente no quiera marcharse de sus hogares, pero estamos hablando de zonas a pie de barranco que son muy peligrosas", ha insistido la decana.
"El cambio climático va a acrecentar esta forma de llover y no va a haber infraestructura hidráulica que aguante una dana más. Tenemos un mar Mediterráneo a 32 grados y una Albufera a 33, esto es una bomba de relojería", ha continuado.
Para el Colegio de Biólogos es clave que se estudien estas medidas de regeneración y se trabaje por aplicarlas "ahora" y no cuando "ocurra la siguiente dana". "Queremos que estas medidas de regeneración sirvan para el futuro, aportando resiliencia y seguridad, que den tranquilidad y que den perspectiva de futuro", ha finalizado la decana.
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