 El rostro de los hogares vulnerables lo forman parejas con menores en un 40%, seguido por personas que viven solas en un 27%
La directora de Cáritas Diocesana de Oviedo, Elsa Suárez, el secretario general, Ramón Méndez-Navia Gómez, y la responsable del Servicio de Análisis y Estudios, Pilar Díaz Cano han presentado esta mañana en la sede de la entidad la Memoria correspondiente al año 2024, en la que destaca, entre otras cuestiones, un descenso en el número de personas que han requerido acompañamiento, lo que se corresponde con el descenso de la tasa Arope de riesgo de pobreza a nivel estatal. No obstante, los responsables del informe han advertido de que se han encarecido los procesos de acompañamiento.
"Hay una mejoría, un descenso del riesgo de pobreza con la tasa Arope. Nosotros hemos atendido a menos personas. El problema es que necesitamos muchos más recursos para acompañar a esas personas que están en procesos de exclusión más severos, que es una situación muy problemática y que nos va a llevar mucho tiempo sacarlos adelante", ha explicado Ramón Méndez-Navia.
Cáritas en Asturias acompaño en 2024 a 11.347 personas en situación vulnerable, frente a las 12.428 del año anterior. Las personas en esta situación en 2024 convivían en 4,915 hogares, frente a los 5.157 de 2023, lo que constituye un 4,5 % menos.
Sin embargo, han explicado que frente a la mejoría de los datos, los procesos de acompañamiento se alargan y encarecen cada año. La acción de acompañamiento de Cáritas se realiza a través de los 126 equipos de Cáritas Parroquiales de Asturias y de diferentes programas de asistencia y acompañamiento.
Pese al descenso global de personas acompañadas, el programa especializado de acompañamiento a personas en búsqueda de empleo experimentó un incremento pasando de 1.083 personas, en 2023, a 1.422 personas en 2024.
Desde el programa de personas en situación de sin hogar se constata la complejidad de las situaciones personales relacionadas con situaciones de salud, con una importante incidencia de la enfermedad mental y la falta de autonomía personal que incide en las dificultades para el acceso a derechos a través de procedimientos administrativos y judiciales.
CÍRCULO DE LA POBREZA
Los datos que refleja la Memoria anual de 2024 ponen de manifiesto que cuando en un 70% de los hogares acompañados, la persona principal del hogar no cuenta con un ingreso regular y cuando en un 40% de esos hogares viven menores, la situación de pobreza actual y de riesgo de que se cronifique es más que preocupante.
Cuando las condiciones del empleo, el problema del acceso a la vivienda y el aumento de los precios está afectando a toda la sociedad, las personas más vulnerables lo sufren en mayor medida.
Desde Cáritas en Asturias ponen el énfasis en la importancia de no olvidar que las crisis precedentes han provocado una acumulación creciente de personas y hogares en situación de pobreza y exclusión social a las que la mejora de la situación general de la economía apenas impacta en sus economías familiares.
La extensión de los programas de rentas vitales en las cuantías aprobadas, se revelan insuficientes ante la escalada de los precios. Hay personas que no consiguen permanecer en el mercado laboral y generar recursos económicos suficientes.
Son las que sufren las consecuencias de los empleos más precarios, eventuales y peor remunerados y viven a caballo entre las prestaciones sociales y el empleo activo, en las procelosas aguas de los trámites administrativos que posibilitan transitar de una situación a otra.
VIVIENDA
En 2023 un 38% de los hogares acompañados habitaban viviendas compartidas, en 2024 son ya del 45%. Además, un 40% son hogares en los que viven menores. Son, en conclusión, personas sin hogar porque las vivienda que habitan no reúnen las condiciones propias de un hogar en cuanto a la seguridad, privacidad y las condiciones mínimas de habitabilidad para poder desarrollar con normalidad las actividades propias de desarrollo personal.
Esta situación afecta significativamente a las 99 personas acompañadas por el Proyecto Red Hogares a las que desde una situación de sin hogar se acompaña en su proceso de inserción social, posibilitando el acceso a vivienda, en pisos compartidos, de forma temporal hasta que sus solicitudes de vivienda pública sean atendidas. No hay respuesta de las administraciones a estas peticiones.
Este hecho, unido a las condiciones imposibles del mercado de alquiler, deriva en un alargamiento de la estancia en los recursos de vivienda temporal, impidiendo la continuación de otros procesos de incorporación social.
ESPECIALMENTE PREOCUPANTES
Cerca de un 10% de las personas que solicitan acogida en los centros de primera atención para personas sin hogar, están cerca de la edad de 60 años. Son personas mayores con situaciones personales complejas, prácticamente descartadas del mercado laboral y con dificultades graves para una vida autónoma.
Se suma a ese porcentaje el 4% de personas acompañadas desde las Cáritas Parroquiales mayores de 65 años. Hay que contemplar también a los menores que proceden de centros de internamiento y que al cumplir la mayoría de edad continúan siendo acompañados en su transición a la vida adulta. Los que no proceden de centros de internamiento, pero que son beneficiarios de centros de día por haber sido declarada su situación de grave riesgo, pierden la condición de beneficiarios cuando cumplen 18 años, pero la situación de grave riesgo persiste.
Cáritas continúa el acompañamiento a 19 jóvenes (entre 18 y 20 años) que están en esta situación y a los que se sumarán los que alcancen los 18 este año. Cuantitativamente puede no ser muy significativo, pero sí cualitativamente. La prevención es clave para evitar situaciones de grave exclusión en la edad adulta.
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